París.- La exquisitez del modisto libanés Elie Saab llegó hoy al Prêt-à-Porter de París para el otoño-invierno 2009-2010 e introdujo en el Carrousel del Louvre bellísimas diosas hollywoodienses, adornadas con voluminosas mangas, drapeados neoclásicos, transparencias y profundos escotes.
Abiertos generosamente en la espalda, triangulares o rectangulares; sobre el pecho en largas aperturas longilíneas o descubriendo el busto de manera redondeada, los escotes de Elie Saab nunca parecerán estar de más.
Signo indudable de esa elegancia suprema que sólo los grandes modistos son capaces de conseguir.
Partidario evidente de ofrecer a sus clientas la máxima belleza posible, el artista libanés jugó de día con una estética gráfica sobre colores cremas, marrones muy suaves, grises perla, monocolores o combinados con el negro.
Cada modelo representó la silueta femenina, sin estridencia alguna, en busca de una mujer ideal, imaginada por el modisto como una persona libre de todo compromiso y "decidida en sus elecciones vitales".
Será preferentemente delgada, desde luego, aunque no por ello sin curvas, realzadas éstas anatómicamente por el corte de vestidos, blusas, pantalones y boleros, así como por suntuosos bordados intercalados en el busto de deliciosos y aplaudidos vestidos de noche.
La silueta, leve pero claramente estructurada, partirá de los hombros, aunque estos quedarán difuminados bajo boleros para grandes ocasiones adornados con voluminosas mangas de pieles, bordadas con flores y encaje de guipure, portados sobre pantalones filiformes de talle alto, o sobre faldas cortas y muy cortas.
Abrigos siempre cortos y chaquetones evasé cerrados con un único gran botón dieron eventualmente a la invernal silueta Elie Saab volúmenes suplementarios.
Para la noche, en los vestidos monocolores de seda, adornados con delicados bordados en el busto, el volumen habrá que buscarlo en la parte inferior de la silueta, plisada, drapeada o extremadamente vaporosa.
Azules cobalto mates, verdes oceánicos también mates, colores carnosos, beiges grisáceos y negros a menudo bordados, fueron los tonos de la noche más elegante del modisto libanés.
El cóctel, además de negro, en ocasiones bordado de lentejuelas y pedrerías, será de colores cremas, marrones muy claro, grises polvo en vestidos cortos de seda o de crepe georgette de gran ligereza.
Consciente sin duda de que su fiel clientela oriental -entre la que está la reina Rania de Jordania-, sin renegar en absoluto de sus raíces, es gran admiradora de Occidente, Elie Saab dijo haber querido crear un "neo look" impregnado de espíritu parisino.
Un espíritu libre de toda cabellera, pues el pelo se recogerá en todo momento con un discreto volumen frontal y un bello pasador joya lateral en la parte posterior de la cabeza.
Mientras que su grafismo y su estructurada línea, sus modelos monocolores o bicolores, se adaptarán sin dificultad el invierno que viene a cualquier ocasión, nocturna o diurna, otros modistos de esta penúltima jornada de colecciones de París, como los Talbot Runhof, trabajaron casi exclusivamente para cócteles y fiestas.
Sus mujeres, que ocuparon por unos breves momentos un Liceo de París, optarán el invierno que viene casi exclusivamente por vestidos monocolores, de seda amatista, rubí o negro.
No serán, sin embargo, ajenas, al placer de la lana estampada con motivos muy gráficos, beiges y marrones.
Les gustará, además, lucir estampados sobre seda y lurex en rojo, rosa, fucsia y amatista; y vestidos enteramente bordados de lentejuelas, en ocasiones plataforma, a su vez, para nuevos bordados de mosaicos de pedrerías rojas, marrones, plateadas y rosas.
Por su parte, Sophie Albou propuso para Paul and Joe un juvenil invierno 2010, de botas altas negras para lucir con escotados minivestidos dorados y plateados, shorts o vaqueros.
Minivestidos de volantes, de lentejuelas, conjuntos rosas y monos grises de gales fueron otras fantasías invernales de Paul and Joe, firma que no tendrá miedo al uso y abuso de las pieles animales.
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