París.- Nunca superfluo ni ostentoso pero desde luego sofisticado, así será el "prêt-à-porter" Chanel del invierno próximo, que retomó la antigua tradición de lucir puños y cuellos de quita y pon, en este caso, por supuesto, bellísimos.
Cada modelo fue una oda al "lujo útil", concepto inventado por el alemán Karl Lagerfeld, alma artística de Chanel entre otras marcas de peso y modisto visionario que desde hace ya varias temporadas viene anunciando la muerte del "bling bling".
Entiéndase, por ejemplo, todo tipo de vistosa joyería, bordados recargados, ricos collares de perlas, cadenas de oro, brillantes oropeles y otros accesorios.
Como hiciese el pasado enero con su celebradísima e 'inmaculada' colección de alta costura para el verano 2009 toda blanca, el maestro dio hoy una nueva lección magistral de cómo evitar lujos inútiles.
Para recalcarlo, su pasarela no fue como de costumbre larga y recta, sino que sobre el podium negro se habían instalado una serie de pequeños salones consecutivos, de paredes blancas, por donde entraban y salían las maniquíes, seguidas en ocasiones por seis muchachos vestidos a juego.
Adaptado a los tiempos de crisis, el nuevo lujo de la firma se teñirá casi siempre de negro y no se realzará con los históricos collares de múltiples vueltas que durante años y diferentes modalidades fueron una de las señas más Chanel.
En cambio, en lugar de enrevesadas joyerías hubo delicados adornos y accesorios de volantes, plisados, floreados o deshilachados, construidos sobre tul, cachemira, tafetán o muselina, para conformar puños que podrán ocupar todo el antebrazo, y cuellos que podrán llegar hasta los hombros, siempre móviles, más o menos voluminosos, más o menos cervantinos.
Estas joyas Chanel del siglo XXI, podrán lucirse a voluntad por las amantes del "lujo verdadero", explicaron los portavoces de la firma.
Gran amante del negro, sobre "tweed" mate, lana, satén de cuero, crêpe o guipure, Lagerfeld lo utilizó a menudo, roto tan sólo por el blanco incrustado en sus accesorios móviles, o por la aparición en prendas, conjuntos enteros o pequeños detalles asimétricos de, únicamente, dos colores: rosa y verde jade.
Sí, la paleta del otoño-invierno 2009-2010 quedó reducida a negros, blancos, verdes jade y rosas, y, curiosamente, no parecía faltar color alguno.
Aplaudieron la osadía en primera fila actrices y modelos como Anna Mouglalis, Kate Moss y Claudia Schiffer.
Vestidos-abrigos negros, vestidos vaporosos de noche, pantalones masculinos, anchos y con vuelta, trajes de chaqueta con efectos ópticos, lucidos casi siempre por criaturas delgadísimas, produjeron una silueta estrecha y gráfica.
En ausencia de diamantes, perlas y bordados luminosos, la mujer Chanel hará brillar su mirada con pequeñas lentejuelas blancas y negras colocadas en la parte inferior de los ojos.
El maquillaje será tan fundamental el próximo invierno como los sombreros de punto, en general a juego con el modelo que se porte, negro, rosa o verde jade.
En otras pasarelas, otros colores, así el marrón y los tonos ocres, las pieles de pelo muy largo, como humano, y los estampados con detalles animales, dominaron la pasarela de la rusa Alena Akhmadullina, que desde octubre de 2005 sigue fiel a su cita con París.
Mientras que el buen humor multicolor volvió a adornar la pasarela de Jean-Charles de Castelbajac.
De otro lado, hoy fue también el día elegido por la firma Dior para presentar en sus salones de la Avenida Montaigne la exclusiva colección de joyería creada por Victoire de Castellane.
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