Santiago de Chile.- El nonagenario poeta chileno Nicanor Parra, sumido desde hace tiempo en un voluntario ostracismo, recomendó un versículo de la Biblia a los periodistas que acudieron a su casa, en el balneario de Las Cruces, a raíz del intento de robo del que fue víctima el pasado martes.
El creador de la antipoesía ni siquiera se asomó a la puerta y fue su empleada, Rosa Avendaño, quien entregó a los informadores un mensaje del autor: "No fue nada grave. Leer San Mateo, capítulo 5, versículo 37".
Dicho versículo dice: "Pero sea vuestro hablar, sí, sí, y no, no, porque lo que es más de esto, del mal procede".
Antes, el autor de "Poemas y Antipoemas" se había limitado a decirle a un periodista que mejor hablara con la empleada, "porque ella es la que fue semiasaltada".
Fue Rosa Avendaño, de 37 años, quien sorprendió a un individuo que trataba de entrar en su dormitorio y quien llamó a la policía y unos agentes que estaban cerca, casualmente, llegaron en pocos segundos a la casa del poeta en Las Cruces, situada 120 kilómetros al suroeste de Santiago.
Los carabineros fueron alertados por el propio Parra y la empleada de que el ladrón trataba de huir por el patio trasero, donde fue detenido.
David Oyarzún, de 30 años, con antecedentes por robo, compareció este jueves ante un juzgado y como sólo está acusado de violación de morada, quedó en libertad, con la obligación de presentarse mensualmente a firmar en comisaria, mientras dure la investigación.
El incidente no alteró la rutina diaria del poeta, de 94 años, y cuando llegaron los periodistas, estaba durmiendo la siesta, por eso sólo recibieron, de manos de su empleada, la invitación de leer el versículo que explica el deseo de Parra de guardar silencio.
Avendaño, que trabaja desde hace más de quince años con el poeta, tiene carácter fuerte y suele discutir con su patrón. Más de una vez se ha ido, pero siempre vuelve. Tras el incidente decidió tomarse un día libre y un familiar del poeta llegó para cuidarlo.
"Está un poco decaído", dijeron unos albañiles que están trabajando en la casa.
No es para menos. El intento de robo es uno más de los sinsabores que Nicanor Parra, eterno candidato al Premio Nobel de Literatura, ha afrontado en los que va de año.
La semana pasada, Eduardo, uno de sus hermanos, músico y poeta popular, estuvo al borde de la muerte, aunque después se recuperó.
En febrero, Parra rechazó asistir a la Feria del Libro de La Habana, de la que Chile fue el invitado de honor. Aunque el motivo aducido fue su avanzada edad, no faltó quien dijo que la verdadera razón era que no había olvidado que en 1970, el régimen cubano lo condenó.
En aquella ocasión la Casa de las Américas le retiró la invitación a ser jurado de su concurso literario anual porque Nicanor Parra había tomado té con la esposa de Richard Nixon en la Casa Blanca con motivo de una actividad literaria en Estados Unidos.
El poeta, que el año anterior había ganado el Premio Nacional de Literatura, recibió duros ataques en Chile, donde la Sociedad de Escritores lo sometió a un juicio público y lo declaró oficialmente "fuera de la izquierda".
"¡Hasta cuando siguen fregando la cachimba!/ Yo no soy derechista ni izquierdista /yo simplemente rompo con todo", replicó Parra en 1972, aunque en el primer momento apeló literariamente ante las autoridades cubanas:
"Apelo a la justicia revolucionaria/ Solicito la rehabilitación urgente./ Si fuera justo Fidel/ debiera creer en mí,/ como yo creo en él/ La historia me absolverá", escribió, aunque posteriormente superó el mal momento con su conocido "artefacto" "La Izquierda y la derecha unidas/Jamás serán vencidas"..
La actual inactividad de Nicanor Parra es, sin embargo, más aparente que real. En los últimos años ha publicado "Lear Rey & Mendigo (2004), una traducción del drama de Shakespeare calificada de magistral; el primer tema de "Obras completas I & algo +" (2006) y "Discursos de Sobremesa" (2006).
Además, ha estado preocupado de su "anti-museo", que construye en las cercanías de la Casa Museo de Pablo Neruda, en Isla Negra y según los vecinos de Las Cruces, suele salir a caminar, solo, una afición ya descrita en "Hay un día feliz" (A recorrer me dediqué esta tarde/ las solitarias calles de mi aldea/ Acompañado por el buen crepúsculo/ que es el único amigo que me queda).
Pese a sus 94 años, el poeta también se pone al volante de su Volkswagen "escarabajo" gris, desde donde saluda a todo el mundo con el gesto hippie de la paz, deteniéndose de vez en cuando a conversar con algún vecino.
Nelson Sandoval
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