Naciones Unidas.- El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió hoy de nuevo al Gobierno de Sri Lanka y los guerrilleros tamiles que suspendan las hostilidades para permitir la salida de la población civil de la zona donde combaten y proporcionar ayuda humanitaria.
La portavoz de la ONU, Michele Montás, aseguró que Ban está "extremadamente preocupado" por el deterioro de las condiciones en las que se encuentran los civiles atrapados por los combates en el norte del país asiático.
Montás dijo también que Ban "deplora el aumento del saldo de civiles muertos en la zona de combate, entre los que se encuentra un número considerable de niños".
Por ello, el secretario general de la ONU "vuelve a pedir al Gobierno de Sri Lanka y a los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) que suspendan las hostilidades con el propósito de permitir la salida de la población civil de la zona de combate y poder proporcionar ayuda humanitaria", destacó la portavoz.
"Hay una necesidad urgente de poner fin rápidamente a este conflicto para que no se pierdan más vidas de civiles", señaló.
El secretario general de la ONU pide al LTTE que retire a sus guerrilleros y armamento de las zonas donde hay concentración de civiles, ponga fin al reclutamiento de menores y coopere plenamente con todos los esfuerzos humanitarios que tratan de aliviar el sufrimiento de la población, dijo Montás.
Al mismo tiempo, insta al Gobierno ceilandés a emprender en serio acciones para resolver las causas subyacentes del conflicto.
Unas 250.000 personas están atrapadas en la reducida zona del país que todavía controla la guerrilla, víctimas del fuego cruzado entre ambos bandos y sin acceso a medicinas o alimentos.
Un portal web afín a la guerrilla, Tamilnet, denunció las muertes de seis personas en los últimos días en las áreas de seguridad, delimitadas por el ejército para que se refugien los civiles, debido a la escasez alimentaria.
El ejército asegura que la ofensiva contra el LTTE que lleva a cabo desde el año pasado ha logrado reducir el área de control de los tamiles a apenas una franja de 60 kilómetros cuadrados en las áreas selváticas del distrito nororiental de Mullaitivu.
Desde el inicio de la guerra en 1983, casi 100.000 personas han muerto víctimas de los combates y cientos de miles se encuentran desplazadas o exiliadas.
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