Pamplona.- La soprano guipuzcoana Ainhoa Arteta ha valorado la producción de La Bohéme que esta semana ofrece dos funciones en Pamplona, donde "se ha producido un milagro" por haberse aunado una serie de circunstancias musicales, técnicas y humanas, que son "las que dan ganas de seguir" en esta profesión.
Así lo ha señalado Arteta en una conferencia de prensa en la que se ha manifestado "emocionadísima" de estar en este proyecto, que ha considerado "una inyección de amor por la música" ya que ha superado diversos problemas para salir adelante y finalmente se representará producida por el Palacio de Festivales de Cantabria y del Gran Teatro de Córdoba.
Con José Luis Castro como director de escena, además de Arteta en el rol de Mimí, sobre el escenario en los principales papeles estarán José Luis Duval (Rodolfo), Vladimir Chernov (Marcello) y la tafallesa Sabina Puértolas (Musetta), acompañados bajo la dirección musical de Miguel Ángel Gómez Martínez del Orfeón pamplonés, el coro de la Escolanía del Orfeón, y la Orquesta Sinfónica de Navarra.
A todos ellos ha elogiado por "su nivel y ganas increíbles de trabajo" la soprano tolosarra, quien ha incidido en que La Bohéme "es una obra coral y el mío de Mimí es un personaje más" quien ha recordado que ésta es la ópera que más veces ha interpretado, si bien en más ocasiones como Musetta, que requiere una voz "más fresca", que es la que tenía de más joven.
"El rol de Mimí entraña una dificultad vocal, pero ahora me viene con una comodidad increíble" que le permite además volcarse con más soltura en la interpretación actoral del personaje, ha advertido la soprano, quien también ha señalado que "emocionalmente el rol de Mimí es hermoso pero complicado", ya que su personaje "se muere sin saber que se está muriendo".
Al respecto, ha señalado que el tercer acto es el que de los cuatro con los que cuenta esta ópera le requiere un mayor esfuerzo vocal "por la densidad de la orquesta, por la densidad del drama y por la partitura", si bien "también es complicado y dificultoso el último acto", pues "una muerte cantada compromete mucho la técnica y el canto en pos de la interpretación".
En todo caso, Arteta ha mostrado su pasión por esta ópera de Puccini, que ha escuchado "cientos de veces y siempre descubres cosas nuevas, matices, sensaciones", por lo que "nunca me da pereza, tanto si es en el papel de Musetta como de Mimí".
En esta ocasión, cuenta como compañera en el rol de Musetta con la navarra Sabina Puértolas, "una soprano maravillosa y gran colega", así como con un elenco de calidad y con la "gran suerte y gran lujo de tener a Miguel Ángel Gómez Martínez" al frente de la dirección musical.
Todo ello se ha desarrollado en un "buen ambiente" que ha facilitado hacer un "buen trabajo", lo que le hace llevarse un buen recuerdo de esta producción en una capital española que no desmerece al de grandes escenarios internacionales, porque "aquí mismo está pasando algo maravilloso".
En la misma idea ha incidido Gómez Martínez, quien ha asegurado haber conseguido "un magnífico resultado" pese a haberse hecho cargo de la dirección cuando la orquesta había ensayado con otro director, de forma que ha sido "una sorpresa encontrar una orquesta con esta calidad en esta ciudad".
Reconocido "gran admirador de Puccini, el maestro ha considerado La Bohéme "una obra simplemente perfecta: tiene las dimensiones perfectas, los medios necesarios y un lujo de detalles en la partitura", elogios hechos desde el conocimiento de alguien que ha dirigido esta obra "ya casi cien veces", pero "siempre es un nuevo reto porque es muy difícil".
"Es una de las obras musicales más difíciles que se hayan escrito en la historia", ha insistido para asegurar que los espectadores "van a pasar un mal rato buenísimo", ha dicho en un juego de palabras que evidencia el drama de la historia y su belleza.
Por su parte, el director de escena, José Luis Castro, ha advertido que a la hora de abordar esta producción "no me planteé hacer una revisión de La Bohéme, una Bohéme nueva o rompedora", ya que a su juicio "hay obras que lo permiten y otras menos", como es el caso.
Por ello, se ha mantenido "en una cosa más humilde", en la que se refleja "la época de la eclosión del arte y de los bohemios", con una escenografía que resume ese arte vanguardista, y que permite que "esos niños bien que eran los bohemios" evidencien "una frivolidad que molesta muchísimo y que se ve en el resultado final de la obra, cuando Mimí se muere sola por la irresponsabilidad de los amigos, que no tienen ni agua para darle en sus últimos momentos".
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