Aquel escenario, aquellas familias rotas, aquellos amigos menores pidiendo a gritos la pena de muerte, aquella periodista a la que un programa le marcó su carrera... El crimen de las tres niñas de Alcàsser —Miriam, Toñi y Desirée— tardó pocas horas, tras aparecer los cadáveres, en convertirse en el 'show de Alcàsser', "el episodio que inauguró la telebasura". El tratamiento informativo del suceso, que ocurrió a principios de 1993, ha vuelto a la memoria con el caso de Marta del Castillo. Incluso amplificado gracias a los nuevos medios —entonces internet no existía para el gran público—.
Desde que desapareciera el pasado 24 de enero, el rostro de Marta del Castillo —melena rubia y sudadera blanca con letras de vistosos colores— inundó informativos, periódicos, estaciones de trenes, autobuses y redes sociales como Tuenti. El objetivo era encontrar a la joven, de 17 años, desaparecida en Sevilla. Después de que el pasado sábado su ex novio se declarara culpable del asesinato de la chica, televisiones, medios digitales y periódicos se han lanzado a ofrecer el relato —consentido o no—, las imágenes y datos íntimos de la víctima, sus amigos y los supuestos responsables del crimen. Esto ha provocado la apertura de una investigación por parte de la fiscal de Sevilla y del Defensor del Menor de Andalucía.
Las conversaciones y fotografías de Marta en la red social Tuenti , así como las de sus compañeros de pandilla y del presunto asesino y sus 'cómplices' —la mayoría de los protagonistas son menores de edad— han sido publicadas "sin el menor rigor deontológico y profesional", según asegura Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).
Desde Tuenti aclaran que, tal y como aparece en sus normas de uso, "queda totalmente prohibida la distribución parcial o total de los contenidos de nuestros usuarios". En esta red social se muestran "atónitos por la revelación de material en distintos medios, además con menores de protagonistas". Aclaran que "sólo un medio de comunicación se ha puesto en contacto con nosotros para saber las condiciones de uso". Por eso no descartan iniciar acciones jurídicas.
Hace diecisiete años, las fotografías de Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández, solas o con amigos, el testimonio de sus familiares, de sus conocidos, de gente que las había visto por todos los rincones del país —a pesar de haber sido asesinadas la misma noche en la que desaparecieron— abastecieron a los medios, sobre todo a las televisiones. Televisión Española —con su programa '¿Quién sabe dónde?'—, y Antena 3 —donde Nieves Herrero triunfaba con 'De tú a tú'— rivalizaban en el prime time para ofrecer el relato más morboso (ver vídeos del programa). "En aquella época yo estaba en esa cadena privada y aquel programa marcó un antes y un después, inaugurando lo que se conoció como 'telebasura'", señala González Urbaneja.
En abril de 2008, el presidente de la APM fue el encargado de presentar el informe 'Cómo informar sobre infancia y violencia'. Su coautor, Javier Fernández Arribas —director de informativos de Punto Radio— asegura que en el 'caso de Marta' el tratamiento periodístico ha sido "muy poco profesional" y que es "intolerable buscar la audiencia a cualquier precio, sin preservar la intimidad de las víctimas y los supuestos agresores".
Fernández Arribas recuerda que cuando sucedió el crimen de Alcàsser, el Instituto de Radio Televisión y el Instituto de la Mujer publicaron sendos códigos deontológicos "que removieron algunas conciencias entonces", pero a la vista están los resultados. "En nuestro informe —elaborado con la opinión de 775 profesionales del medio y refrendado por especialistas de 50 países— hacemos catorce sugerencias y la primera es muy clara: trata estos temas como si los protagonizara tu hijo", apunta el periodista.
"Sin embargo, todavía quedan garbanzos negros en la profesión que no tienen escrúpulos y no sólo no cumplen con el mínimo rigor profesional, sino tampoco legal, sin mantener la presunción de inocencia y la intimidad de menores", insiste Fernández Arribas, para quien no sólo la televisión ha caído en el morbo, "sino todos los medios". Algunos medios llevan cinco días abriendo sus periódicos, informativos y ediciones digitales con este suceso, dando cuenta de hasta el más íntimo detalle de todos los protagonistas.
"Ya sabemos que hay medios, especialmente Telecinco, que no tiene límites en estos tratamientos", acusa González Urbaneja. Precisamente este periodista recuerda que hace unas semanas desde la APM se distribuyeron 15.000 copias del manual de la BBC de cómo tratar la gestión del dolor". Las directrices editoriales de la televisión pública británica señalan como uno de sus principios "garantizar que la integridad física y emocional, así como la dignidad de las personas menores de edad está protegida durante la producción y emisión de nuestros programas" (puedes consultar el código completo en pdf). "Todo no puede ser aprovechado como espectáculo televisivo", como ocurrió hace diecisiete años, "cuando se rompió por primera vez la intimidad del dolor familiar", según opinión de Fernández Arribas.
Nieves Herrero, Antonio Pérez Abellán o Juan Ignacio Blanco —periodista y criminólogo que acompañó al padre de Miriam de plató en plató lanzando especulaciones sobre el crimen de Alcàsser— estuvieron en el punto de mira en aquellos años. Ahora han dado paso a Ana Rosa Quintana, Albert Castillón o Nacho Abad. El programa que presenta este último, 'Rojo y Negro' en Telecinco, ha desatado las mayores críticas. El domingo el espacio entrevistó a la actual novia del supuesto asesino de Marta.
La chica, de 14 años y acompañada de su madre, repitió su testimonio al día siguiente en el programa matinal de Ana Rosa Quintana, en la misma cadena. "No tengo conocimiento directo de estos programas, pero sí he pedido a compañeros de la Junta que los analicen por si tenemos que decir algo sobre ellos", afirma González Urbaneja. "Pero me parece oportuna y conveniente la intervención del fiscal", apunta. Antes de ambas intervenciones, la menor —de nuevo acompañada de su progenitora— salió en varios telediarios, sin ocultar su identidad. Todas estas actuaciones han llevado al Defensor del Menor andaluz, José Chamizo, a abrir investigaciones y a recordar no sólo la responsabilidad de los periodistas, sino también la de los padres. Entre las primeras consecuencias está la reacción de algunos medios, que después de divulgar la imagen de esta menor ahora la pixelan, cuando ya es conocida.
Algunos medios han cargado contra el periodista que hizo esa entrevista, como hace años se hizo contra Nieves Herrero. Años después, ella reconocía en un encuentro digital que ese programa le causó "una herida que todavía no ha cicatrizado del todo. Creo que las personas que tomaron la decisión de enviarme a hacer el programa allí, después me dejaron sola ante las críticas y nadie fue capaz de decir la verdad. A los diez minutos de empezar pedí al control central de Madrid que recogiera la señal. Yo no quería seguir pero alguien, y todavía no se quien fue, tomó la decisión de que yo siguiera en antena. Fueron los peores momentos vividos en mi profesión". ¿Qué dirán Ana Rosa Quintana y otros colegas dentro de diez años?
Actualización: El día 19 de febrero la web telecinco.es retiró las fotografías de Marta y de sus presuntos asesinos que habían sido obtenidas de Tuenti.
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