Recientemente leíamos una noticia en la que, según datos oficiales, en México actualmente existen alrededor de 20 mil niños que están siendo víctimas de explotación sexual en ese país. Por otra parte, según datos ofrecidos por la Unesco, alrededor de dos millones de infantes son esclavizados como objetos de comercio sexual en el mundo. La mayoría son niñas, pero el número de niños representa un porcentaje importante.
Entre las actividades de explotación sexual infantil de tipo comercial se encuentra la prostitución, el turismo sexual, la pornografía infantil y el tráfico y venta de niños con fines sexuales, por mencionar las más comunes e importantes. Entre las actividades no comerciales están el abuso sexual de niños y niñas intrafamiliar y extrafamiliar, así como los matrimonios de conveniencia de menores de edad.
El tema de la explotación sexual infantil es bastante truculento y conocemos historias que pondrían la piel de gallina a la mayoría de personas. Es un crudo fenómeno que forma parte de la realidad de nuestras sociedades modernas. Se han encontrado indicios de que, en países como Lituania, menores desde los 11 años de edad son iniciados en la prostitución. Algunos niños de casas de acogida, de entre 10 y 12 años, han sido usados para filmar películas pornográficas para un público pederasta. En Asia y en algunos lugares de Europa, niñas preadolescentes son vendidas como futuras esposas. Tailandia, Camboya, India y Brasil son algunos de los países con las tasas más altas de explotación sexual infantil de tipo comercial.
La explotación sexual infantil se efectúa en lugares como la calle, burdeles, en domicilios, hoteles y en instalaciones específicamente diseñadas para ese propósito. Los más vulnerables son los niños desprotegidos, que viven en la pobreza, niños y niñas indigentes o que se han fugado de sus hogares, niños marginados... así como niños de todos los extractos sociales y económicos.
Las causas de la explotación sexual infantil, según diversos estudios realizados, pueden ser: la pobreza y el desempleo; el efecto de la guerra y del crimen organizado; el consumo de drogas y el abuso del alcohol; el analfabetismo y la ignorancia; la falta de supervisión por parte de las autoridades; la corrupción; el crecimiento del crimen organizado y del tráfico de menores; el desinterés político genuino por exterminar el problema; la pornografía y la proliferación de la promoción del turismo sexual; la difusión que ofrece Internet...
El impacto que la explotación sexual tiene en la vida de los menores es indiscutible, e implica daños físicos, psicológicos, y sociales duraderos; el contagio del VIH e infecciones de transmisión sexual; la drogadicción, embarazos no deseados y subsecuentes abortos, en ocasiones forzados; desnutrición; marginación y rechazo social, vergüenza, o un agudo sufrimiento... por citar los más comunes.
¿Conoces el fenómeno de la explotación sexual infantil? ¿Cuál es tu opinión y tu postura al respecto? ¿De qué forma crees que afecta a nuestra sociedad? ¿Qué crees que podemos hacer para prevenirla?
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