PARÍS.- La proliferación de conflictos que está viviendo tanto la Francia metropolitana como sus territorios de ultramar están colocando al Gobierno galo en una situación delicada para hacerles frente en un momento en el que la crisis económica amenaza con agravar aún más el clima político y social.
Desde hace una semana la isla de Guadalupe está paralizada en protesta contra la carestía de la vida y en la Martinica llevan cinco días de huelga general y miles de manifestantes desfilando por las calles.
El Ejecutivo francés, que teme un efecto contagio a otros territorios de ultramar e incluso al propio Hexágono, ha celebrado hoy una reunión interministerial para intentar atajar el descontento.
No obstante, el primer ministro, François Fillon, ha rechazado la petición de la patronal de Guadalupe, que quiere que el Estado participe en la financiación del aumento salarial de 200 euros para unos 45.000 trabajadores, un coste que se elevaría a unos 108 millones de euros y que podría hacerse, según la patronal, mediante una exoneración fiscal.
El Gobierno se ha limitado a prometer una "política ambiciosa" al servicio del crecimiento y el empleo en las Antillas más allá de las consecuencias sensibles de la crisis económica. Fillon ha reclamado mantener abiertos los cauces de diálogo y poner fin a un largo conflicto que penaliza a las familias.
Mientras, el secretario de Estado de Ultramar, Yves Jégo, que se desplazó la semana pasada a la isla y volvió ayer apresuradamente a París contra todo pronóstico regresará con dos mediadores para intentar encontrar un acuerdo salarial entre las partes.
PULSO DE LA UNIVERSIDAD
Paralelamente, los profesores-investigadores de Universidad mantienen el pulso que les enfrenta al Gobierno a cuenta de la reforma de su actual estatuto promovida por la ministra de Educación Superior, Valérie Pécresse.
El malestar es tal, que la ministra se ha visto obligada a ceder algo de terreno suspendiendo el decreto durante dos meses y nombrando una mediadora para prolongar el proceso de concertación con la comunidad educativa.
Pero aún así no ha podido impedir el acoso de los diputados de la oposición durante la sesión de control al Ejecutivo celebrado en la Asamblea Nacional, ni los miles de manifestantes que desfilaron hoy en las calles de las principales ciudades universitarias francesas para contestar la reforma.
En París se congregaron unos 17.000, según la Policía, unos 50.000 según los sindicatos. También Burdeos, Lyon, Marsella, Rennes, Toulouse, Estrasburgo y Nantes vivieron una jornada de intensa movilización, la segunda en menos de quince días.
NUEVA HUELGA EN MARZO
Además, los sindicatos quieren mantener la presión sobre el Elíseo antes de la reunión del próximo 18 de febrero en la que abordarán con el presidente Nicolas Sarkozy la agenda social para ayudar a las clases sociales más afectadas por la crisis económica y las iniciativas adelantadas por el jefe del Estado durante su reciente entrevista televisada.
Los ochos sindicatos que el pasado 29 de enero sacaron a las calles francesas más de un millón y medio de manifestantes, han convocado una segunda jornada de huelga para el próximo 19 de marzo, con la intención de que Sarkozy escuche las reivindicaciones expresadas por los ciudadanos y ofrezca una respuesta.
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