LONDRES (REINO UNIDO).- Las protestas de los trabajadores de la refinería inglesa de Lindsey contra la contratación de empleados extranjeros han sido el ejemplo más gráfico del malestar que existe en Reino Unido ante la desastrosa situación económica. La recesión se come poco a poco al país y los trabajadores pelean como nunca por sus puestos, conscientes de que la tasa de paro registrada en las islas es la más alta desde 1997. Dos de cada tres empresas británicas reducirán su plantilla en el primer trimestre de 2009, por lo que el número de parados podría llegar a los 3 millones.
Las movilizaciones comenzaron cuando la petrolera francesa Total anunció que la italiana IREM se había llevado el contrato para la construcción de una nueva unidad al norte de Inglaterra. La prensa se centró en el centenar de italianos y portugueses que trabaja ya en la planta, pero al mismo tiempo, la empresa de ingeniería Alstom era también testigo de disputas similares por dar empleo a trabajadores españoles en Staythorpe.
¿Sufren problemas xenófobos los españoles que trabajan ahora en las islas? ¿Es cierto que cobran menos que sus compañeros locales? ¿Realmente les resulta rentable trabajar en otro país cuando la libra y el euro apenas se diferencian? En otras palabras, ¿se ha acabado el sueño británico?
Hace años, Reino Unido constituía la 'oportunidad' europea para muchos que venían con la perspectiva de vivir la experiencia y volver a Barajas con las arcas un poco más llenas para montar su propio negocio o encontrar un puesto de categoría en su sector. Sin embargo, con la actual situación y la libra casi a la par que el euro, muchos están pensando en hacer las maletas. El problema es que regresar a España tampoco se presenta como una alternativa atractiva, más aún cuando la hucha ya no se multiplica por el 1,5 en el cambio de moneda.
El sector de la hostelería, el más demandado generalmente, ha sufrido un cambio sustancial. Miguel Castaño, chef de La Tasca, cadena que suele contar con trabajadores españoles, asegura que la gente que viene pidiendo empleo ahora es "mucho más mayor" y con más "experiencia en esto o cualquier otra cosa". "Normalmente venían jóvenes en busca de la aventura londinense, pero ahora el perfil ha cambiado", matiza. A pesar de que en su restaurante no han tenido que despedir a nadie gracias a los buenos resultados conseguidos en enero por las promociones, mucho de sus empleados españoles sí han tenido que volver a casa para ayudar al negocio familiar. "Les han llamado sus padres pidiéndoles ayuda, ya que con la crisis han tenido que prescindir de gente y ahora les necesitan para sacar el negocio adelante", explica.
El sector farmacéutico también ha sido uno de los más afectados. Según explica Leonor Pérez, una farmacéutica de 27 años, las ofertas de trabajo para los españoles nunca habían faltado. "Las empresas te pagaban el viaje y te buscaban alojamiento, pero aún así les seguías saliendo más barato que contratar a un británico, ya que los sueldos son inferiores, sobre todo durante los tres primeros meses", matiza. A pesar de que no se llegaba a cobrar como un licenciado británico, para cualquier español la experiencia merecía la pena, ya que el salario nunca era inferior de 31.000 libras anuales, una cantidad mucho más alta de la que se percibe en España. "Normalmente estabas aquí un par de años y te volvías con ahorros suficientes para montar una farmacia, que es lo que la mayoría busca", añade. Sin embargo, ahora la situación es distinta. "Hay muchos que han decidido volverse porque dicen que con la libra casi como el euro no les compensa estar fuera. Y aquí es donde han venido los problemas. Amigos míos tenían en Londres todos sus ahorros acumulados y al cambio han perdido mucho dinero", aclara.
Leonor ha decido quedarse en Reino Unido. El año pasado terminó el contrato que había conseguido desde España y ahora trabaja como manager con un sueldo igual al de sus compañeros ingleses. Los farmacéuticos locales, escasos en las islas, nunca habían mirado con recelo a sus colegas extranjeros, ya que, por lo general, ellos preferían trabajar en una figura conocida como 'locum', una especie de autónomo que trabaja cada día en una farmacia distinta. "De esta forma se sacaban mucho más dinero, pero ahora el panorama no les da seguridad y cada vez hay más que intentan colocarse como manager, por lo que las ofertas han disminuido", explica.
Javier Madrid, consultor en selección de personal médico para Reino Unido, asegura que desde 2005 la oferta de empleo ha disminuido un 35%. "Nos afectó mucho la entrada en la Unión Europea de los países del Este porque ellos tiene mejor nivel de inglés y ahora con la crisis también lo hemos notado. Podríamos decir que en los últimos meses se ha reducido otro 5% más", matiza.
Los que no han perdido baza son los dentistas. "Se puede decir incluso que su situación ha mejorado" —explica— "antes se tiraba mucho de las empresas de selección inglesas, pero la cosa no funcionaba y nos han pedido a muchos profesionales de este sector".
Ana Martín, de 26 años, lo ratifica. Llegó hace un par de años al norte de Inglaterra y asegura que trabajo no le falta. "Los españoles que veníamos estábamos en lo público, mientras que los pocos locales que existen se dedican más a lo privado. Es cierto que con la crisis hay muchos que se intentan pasar a lo público por falta de clientes, pero la competencia apenas se nota", aclara. Según Ana, los polacos, los más abundantes junto con los españoles, sí se están planteando volver a casa por la caída de la libra, pero los españoles prefieren quedarse en Reino Unido. "Digamos que me he enterado de la crisis por todos los pubs que han cerrado en el pueblo donde vivo, ocho en los últimos meses", matiza.
En la 'city' también se ha notado bastante la vuelta a casa por el cambio de moneda. Rodrigo Rodríguez lleva más de 10 años viviendo en Londres y asegura que sí se han perdido muchos puestos de empleo, pero no por el hecho de ser inglés o no. "Aquí funciona la carrera de la meritocracia. No existe ningún problema por el hecho de ser español, pero la situación lógicamente ha afectado mucho al sector y hay gente que ahora sí se plantea volver a España si pierde su empleo, cosa que antes era impensable", afirma.
Cecilio Gómez es otro de los que ha tenido que apretarse el cinturón. En la firma de arquitectura en la que trabaja el pasado mes de octubre se hizo un recorte importante de personal y asegura que el clima que existe es "extraño". "En ningún momento fui discriminado por ser español, puesto que parte de los despedidos fueron ingleses y bastantes de los que nos quedamos extranjeros", matiza. El hecho de quedarse, no le ha impedido vivir la crisis con cierta "incertidumbre y cautela". "Antes era un manirroto y un despreocupado y no ahorraba y con llegar con algo de dinero a fin de mes me conformaba. Pero viendo que puedo perder el trabajo o que me suban el alquiler o que surja cualquier otro imprevisto, estoy ahorrando mucho más", apunta. Además, Cecilio asegura que la devaluación de la libra le perjudica bastante, ya que el dinero que supuestamente ahorraba aquí ya no se multiplica si quiere volver a casa o irse a vivir a América o Asia.
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