Toledo.- Un jurado popular deberá decidir a partir de mañana si fueron los hermanos Mónica y Francisco Javier M.S. los que mataron de tres puñaladas a César Consuegra, de 30 años, o si fue solo la procesada la que lo hizo en solitario en el polígono industrial de Ugena en septiembre de 2006.
En su alegato final, el fiscal del caso, Joaquín López Gallego, sostiene que dos de las puñaladas se las infligió Francisco Javier y la otra su hermana para lo que se basa en el informe forense y en otras pruebas periciales que hizo el departamento de Criminalística de la Guardia Civil.
Durante hora y media en la sesión vespertina de la tercera sesión del juicio oral, el ministerio público ofreció sus argumentos para mantener su tesis al no dar crédito a la versión que finalmente ha dado la acusada, que ha cambiado varias veces de versión, de que fue ella en solitario.
También se refirió a las versiones contradictorias del hermano, que primero se autoinculpó de dos puñaladas y luego se retractó diciendo que cuando llegó al lugar de los hechos para socorrer a su hermana César ya estaba muerto.
Considera, asimismo, que no hay pruebas de maltrato porque no se han probado las lesiones de lo que hubiera sido, dijo, una "brutalidad" por parte de César, que hubiera actuado como una "bestia".
Respecto al "miedo insuperable" que alega la defensa de Mónica, el fiscal entiende que la procesada tuvo posibilidad de escapar del lugar cuando César se fue a buscar gasolina para prenderle fuego a ella, una versión a la que el fiscal tampoco da crédito, ya que a 250 metros del lugar había viviendas y pudo pedir socorro o llamar a la Guardia Civil puesto que tenía el teléfono móvil.
La acusación particular califica los hechos de asesinato porque César murió "tirado como un perro" y no prestar auxilio es una forma de ensañamiento.
El abogado de la familia del fallecido comenzó a explicar su teoría de los hechos, que relaciona con el hallazgo de un alijo de cocaína y que no terminó de argumentar porque el presidente magistrado del tribunal del jurado le amonestó al no centrarse en lo debatido durante las tres largas sesiones de vista oral.
La defensa de Mónica entiende que el fiscal no ha ofrecido objetividad en su exposición y que ha utilizado los informes periciales y a los testigos a su manera para "meter a alguien en la cárcel porque hay un muerto", mientras que la defensa de Francisco Javier alega que no hay ninguna prueba que le implique en el crimen.
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