La población de Gaza, desesperanzada ante la falta de acuerdos para la tregua

Gaza.-  El sufrimiento parece no tener final para la población de Gaza, donde continúa el bloqueo israelí, sigue el enfrentamiento entre las facciones palestinas y las milicias y las fuerzas israelíes violan a diario el alto el fuego.

La desesperanza y resignación reina estos días en la franja de Gaza, donde cada vez son menos los motivos para creer en la reconciliación política, el establecimiento de un alto el fuego estable y duradero con Israel y el regreso a la vida normal.

Las milicias palestinas reiniciaron este fin de semana sus ataques con cohetes y proyectiles de mortero contra Israel, que advirtió que respondería de forma "desproporcionada" y que no dejará que el movimiento islamista Hamás "imponga las reglas del juego".

Hamás condiciona un alto el fuego a la apertura de los pasos fronterizos (incluido el de Rafah con el Sinaí). Pero Egipto se niega a abrir su frontera hasta que se logre la reconciliación entre las facciones palestinas y los negociadores de Hamás y Al Fatah (que gobierna en Cisjordania) continúan regresando de El Cairo sin ningún acercamiento significativo.

Israel, por su parte, asegura que no cesarán las hostilidades hasta que cesen los cohetes y se libere al soldado Gilad Shalit (capturado en 2006), a lo que los islamistas responden que la liberación de Shalit no formará nunca parte de la negociación de la tregua sino de un intercambio de prisioneros separado.

"Las posiciones y condiciones de Israel, Egipto y Hamás harán la situación aún más complicada y llevarán a un deterioro de la situación humanitaria y de seguridad", indica Talal Oukal, analista político de Gaza de 56 años.

Según él, "los pobres civiles, que no están involucrados en el conflicto, están pagando el precio más caro", y son quienes sufren las duras represalias israelíes a los ataques con cohetes de las milicias de la franja.

Desde que Hamás e Israel declararon por separado un alto el fuego unilateral el pasado 18 de enero tras 22 días de continuos enfrentamientos, El Cairo ha llevado a cabo intensos esfuerzos para mediar en la crisis y lograr acercamientos entre las facciones palestinas y entre Hamás e Israel, pero no se ha visto ningún resultado.

"Por el momento no hay nada claro de que ninguno de los asuntos se haya resuelto", dice Oukal, para quien "todos los días trascienden declaraciones e informaciones de distintos líderes imponiendo nuevas condiciones o rechazando las de la otra parte", algo que "retrasa un acuerdo e incrementa el sufrimiento de la población".

Más de un millón y medio de palestinos, el 70 por ciento refugiados, tratan estos días de regresar a su vida normal, tras una guerra que ha dejado atrás más de 1.400 muertos y 5.500 heridos, miles de viviendas dañadas e infraestructuras públicas destruidas.

El hecho de que Hamás haya mantenido su control del territorio, no facilita la distribución de la ayuda humanitaria que, además, entra en la franja con las limitaciones impuestas por las autoridades israelíes, que controlan los pasos fronterizos que abren y cierran a discreción.

La falta de combustible es acuciante; la única planta eléctrica de Gaza redujo este fin de semana su producción a la mitad y anunció esta mañana que dejará de funcionar al acabar el día por no disponer de diesel para funcionar.

Tras la destrucción de buena parte de los edificios institucionales controlados por Hamás, la población cree que una segunda ofensiva militar israelí a gran escala tendría como objetivo aún más blancos civiles.

Los habitantes de la franja viven con resignación el goteo diario de malas noticias y, muchos, se plantean buscar un modo de escapar de Gaza y encontrar otro lugar a salvo donde volver a comenzar sus vidas.