Washington.- El Despacho Oval conserva la decoración antigua y la seguridad es aún la misma pero el presidente Barack Obama ha introducido gradualmente una serie de cambios que diferencian "su" Casa Blanca de la de su predecesor, George W. Bush.
La rutina en la "nueva" Casa Blanca parece más relajada en su estilo, más frenética en su ritmo laboral y más nocturna en sus horarios.
Obama "es una persona noctámbula", admitió este viernes su portavoz, Robert Gibbs.
Esta, probablemente, sea una de las modificaciones más radicales en el número 1600 de la Avenida Pensilvania.
Si a Bush le gustaba empezar la jornada laboral temprano y a las siete de la mañana ya recibía su sesión informativa diaria de los servicios de inteligencia, desde la investidura de Obama hay que esperar hasta casi las 9 para ver en el ala Oeste al "marine" de guardia que indica que el presidente está en su oficina.
El primer presidente de raza negra de EE.UU. comienza el día en el gimnasio de la tercera planta de la Casa Blanca, tras lo cual desayuna con su familia y ayuda a sus hijas Sasha y Malia a prepararse para la escuela.
Una vez que llega a la oficina, sin embargo, el ritmo es endiablado. Desde su investidura el día 20, entre otras cosas, Obama ha hablado con una docena de mandatarios extranjeros, ha firmado cerca de quince órdenes ejecutivas y memorandos y ha introducido una segunda sesión informativa diaria, sobre la economía.
Todo un cambio respecto al Bush de los últimos tiempos, cuya agenda diaria apenas contenía eventos públicos.
Si a Bush le gustaba terminar la jornada laboral no más tarde de las seis o las siete, y a las nueve de la noche ya se iba a la cama, Obama interrumpe el trabajo para cenar con sus hijas pero vuelve al Despacho Oval y trabaja hasta altas horas de la noche. Han dejado de ser insólitos los comunicados emitidos cerca de la medianoche.
Además del horario, también ha cambiado el estilo. Ya en su primera jornada de trabajo, rompió el protocolo que había sentado su predecesor -que exigía siempre chaqueta y corbata en el Despacho Oval- al sentarse en su oficina en mangas de camisa.
En parte, ello se debe a que ha subido la temperatura del termostato. No hay que olvidar que es de Hawai y odia el frío.
Pero también a que su carácter es más informal. En las sesiones de trabajo de fin de semana, ha instaurado la ropa "sport", algo que hubiera sido anatema en la Casa Blanca de Bush.
Y la marcha "Hail to the Chief", con la que les gustaba ser recibidos tanto a Bush como a Bill Clinton en las ceremonias, prácticamente ha desaparecido. El jueves, en el acto de firma de una ley para la igualdad salarial de la mujer, en lugar de la banda militar de antaño se escuchaba música de piano.
Según Gibbs, Obama "no es un tipo dado a la pompa y circunstancia". "Le interesa mucho más la sustancia del cargo", aseguró en una entrevista a la cadena de radio CBS.
Otras innovaciones que el nuevo presidente, catorce años más joven que su predecesor, parece dispuesto a introducir son un cambio en la dieta -si a Bush le gustaba la comida tradicional estadounidense, Obama prefiere las ensaladas de rúcola y las infusiones- y el uso social de la Casa Blanca.
Ya ha ofrecido su primer cóctel a los líderes del Congreso, y este domingo ha invitado a una quincena de legisladores, demócratas y republicanos, a ver la final de fútbol americano, la "Super Bowl", en el auditorio de la residencia presidencial.
Si los Bush apenas cenaron fuera una veintena de veces en ocho años, Obama ha prometido que su intención es salir con su esposa, Michelle, al menos una vez por semana.
Con el ritmo de trabajo que se ha impuesto, lo que el nuevo presidente no ha tenido tiempo de hacer es redecorar el Despacho Oval, donde aún permanece la alfombra con motivos de rayos solares que encargó Bush.
Los Obama han contratado ya a un decorador, Michael Smith, para que les ayude a hacer de la Casa Blanca su hogar familiar y sentirse más asentados.
Cada vez lo están más pero necesitarán aún un poco de tiempo para dominar los entresijos de su residencia.
Entonces podrán evitar, como le pasó el otro día al presidente en el Despacho Oval, intentar salir por lo que creía que era una puerta y era sólo un panel acristalado.
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