La cama es de donde sacó todo lo que sabía cierta espía famosa. En 'La Duda', de John Patrick Shanley, la presunción de cama será el paso fatal. Un 'jari' que se pretende resolver hurgando entre las sábanas —no santas—.
Ser o no ser, ésta es la duda esencial. De cómo se tome uno la cuestión depende en muchos casos nuestra actitud ante la vida. Abundan en este mundo esos rígidos frágiles cuya soberbia les impide dudar. Algunos de ellos, para calmar la angustia, alientan la sospecha, echando leña al fuego del infierno ajeno. No admiten ni sus propios errores. Difama que algo queda. Estos bichitos pululan por doquier. Estamos hartos de convivir con ellos.
Con el subtema de la acusación de pederastia que planea sobre alguno de sus personajes, 'La duda' resulta ser una película poco retórica que ahonda en los efectos corrosivos de la infamia y sus secuelas. No me extraña que los protagonistas de ésta producción norteamericana sean candidatos a los respectivos Óscar. Están en su mejor tono, y ya es decir, porque son versátiles de los grandes. El sermón inicial, y siguientes, del sacerdote al que interpreta Philip Seymour Hoffman está dotado en texto y expresión de una eficacia dramática memorable. Desde su propio conflicto en una sociedad intolerante, el insólito párroco es capaz de hacer de la desgracia virtud. Su desafío consiste en enseñar a convivir, con los demás y con su propia singularidad, a otros iniciados. Lo entrega todo por la causa, aunque no le será fácil enfrentarse a la intolerancia de una comunidad que se resiste a cambiar. 'La duda' de John Patrick Shanley, primero en su Pulitzer y ahora él mismo dirigiendo esta película que Polanski llevó a la escena, incluye más salidas de las que se consideran políticamente correctas.
Por supuesto no se queda atrás Meryl Streep. Frente a ese párroco que no sabemos muy bien por donde va más allá de su lucidez discursiva, la actriz resulta demoledora en su ofensiva intransigente. Encarna a la directora de un colegio atrapado entre los barrotes de su rigidez mental. Tampoco olvidamos a los secundarios: la novicia chivata y el alumno negro asediado y fuera de contexto.
No es para todos los gustos este drama que transcurre en un barrio católico de Nueva York un año después del asesinato de John Fitzgerald Kennedy. Es curioso, la atmósfera es tan tenebrosa que la película parece ambientada en el siglo XIX. 'La duda' será del agrado de quienes sienten curiosidad ante la representación de la dignidad de las víctimas acosadas por la infamia que defienden su humana contradicción.
Valoración: 7/10
¿Es la duda la que redime a las personas de sus culpas? Ya lo dudo. ¿Qué culpa tengo yo? La duda es algo tan inmenso que hay gente a la que no le cabe duda. ¿Ésos son los peores? Yo lo dudo también. Como no he visto nunca el mundo desde tal perspectiva, ignoro qué se siente. Y uno no puede juzgar a nadie hasta haber andado un tiempo en sus zapatos. Aun entonces uno sólo puede decir si tenía el pie grande o pequeño, si los pies le sudaban y otras intimidades que no revelan mucho de la persona. Pon en la misma situación a dos individuos de carácter parejo, de orígenes y experiencias comunes, y cada uno la vivirá de una manera. ¿Hay dudas sobre eso? Pues resulta que sí, hay dudas y en consecuencia existe quien afirma que todas las personas deben someterse a un código inflexible, con frecuencia escatológico, para el que no caben interpretaciones: la letra es el espíritu. Y entra con sangre.
Sacerdote animoso, bien dispuesto, tolerante; esto es: con dudas, ha de sufrir que la duda se suscite sobre su propia conducta, duda que para la hermana Beauvier es una certeza: mujer sin dudas, pues, ni falta que le hacen.
Película con interpretaciones muy en sus papeles de Philip Seymour Hoffman y de Amy Adams, y espléndida, rica en matices, de Meryl Streep, evidencia en el desenlace su origen teatral, dejándonos con el gusto del que muerde una fruta de cera.
Curiosa reflexión la de la madre del niño 'diferente'.
Valoración: 7/10
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