Pekín.- En medio de un auténtico bombardeo de fuegos de artificio celebró China la llegada del año nuevo lunar, su mayor festividad, que según el calendario chino este año corresponde con el del Buey, uno de los doce animales del zodíaco chino.
Esta mañana se reanudó el estruendo de cohetes con los que los chinos dieron la bienvenida al año nuevo, una tradición con la que se supone ahuyentan a los malos espíritus y con la que despiden al año anterior, que fue el de la Rata.
El Buey representa para los chinos el trabajo, el esfuerzo y el éxito, virtudes con las que esperan superar la crisis económica.
El primer día del año, o "bainian", está dedicado a visitar a los familiares y a acudir a los templos para pedir la buena fortuna en el ciclo que comienza, disfrutar de las danzas de dragones y leones y de espectáculos de títeres o de ratones amaestrados.
Las ferias de los templos durante el festival de la Primavera, el "Chun Jie", que hoy da comienzo, son una auténtica concentración de cultura tradicional china difícil de ver en otro momento del año.
En Pekín, el templo de la Tierra y los taoístas de Dongyuemiao y Baiyunguan acogieron hoy a millones de pequineses en busca de cobijo espiritual para empezar el año.
"Por fortuna este año no hace tanto frío como el pasado", señaló a Efe una pequinesa en el templo de Dongyuemiao.
Uno de los platos típicos de este día es el "labazhou", una sopa dulce de arroz y otros cereales como el mijo, el sorgo o la cebada, que se puede degustar en los templos.
Como marca la tradición, la gran celebración dio comienzo en cuanto cayó la primera noche de luna nueva tras el solsticio de invierno, y después de los banquetes familiares de fin de año, o "nianyefan", los cohetes rompieron en un cielo en pie de guerra para saludar al año 4707, según el calendario chino.
A diferencia de las zonas rurales, donde la crisis se siente con gran fuerza después de que más de 8 millones de inmigrantes regresaran a casa sin trabajo por el cierre de fábricas, el gasto en las boyantes urbes chinas aumentó bastante en el último día del año.
El domingo se vendieron en Pekín 230.000 cajas de cohetes, un 28 por ciento más que el año anterior, y en la metrópolis oriental de Shanghai 30.000 barrenderos tuvieron que retirar hoy las 1.200 toneladas de escombros de los fuegos de artificio, según datos de la agencia de noticias Xinhua.
Sólo en Pekín, los comercios cerraron ayer con una caja combinada de 85.200 millones de dólares (65.700 millones de euros) por las compras de última hora, un 13,4 por ciento más que el año pasado.
El carácter familiar del "Chunjie", o festival de la Primavera, supone el mayor éxodo festivo del mundo, con 2.230 millones de desplazamientos previstos en 40 días, y equivale a que toda la población italiana, o 58 millones de personas, se desplace en un solo día.
Aunque este año las reuniones familiares están marcadas por la crisis, con un 6,5 por ciento de los 130 millones de inmigrantes en el paro, según datos del Ministerio de Agricultura.
Pero en el país más poblado del mundo las cifras no dejan de crecer a ritmo demográfico, y el Ministerio de Ferrocarriles prevé para este festival 188 millones de pasajeros, un 8 por ciento más que en 2008.
Ya en familia, los chinos disfrutaron como cada año de la gala de la Televisión Central China (CCTV) de anoche, y a continuación empezaron a enviar mensajes de texto de móvil a todos sus contactos.
Las operadoras de telecomunicaciones calculan que desde ayer y hasta el 31 de enero, los chinos habrán enviado 18.000 millones de mensajes, diez mil millones más que el año pasado.
El mensaje de moda este año es "happy niu year", un juego de palabras que mezcla la felicitación en inglés "feliz año nuevo" y la palabra "niu", que significa "buey" en mandarín.
Los líderes del Partido Comunista de China (PCCh) realizaron desde ayer desplazamientos cargados de simbología: el presidente Hu Jintao viajó a la provincia oriental de Jiangxi para reunirse con los veteranos de la Guardia Roja y obreros modélicos de la antigua base revolucionaria cuando PCCh celebra 60 años de gobierno.
Mientras que el primer ministro Wen Jiabao se reunió con los damnificados del terremoto de mayo en Sichuan.
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