Más de 55 millones de niños menores de cinco años, expuestos a una desnutrición que puede ser mortal, están viendo sus probabilidades de sobrevivir aún más mermadas por la actual crisis económica. Una reunión de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria (Ransa), promovida por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, y a la que asistirá el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, intentará la semana próxima en Madrid confeccionar una hoja de ruta para enfrentar este desafío.
La iniciativa ha sido celebrada por ciertos sectores especializados de la sociedad civil, como las ONGs Acción Contral el Hambre y Médicos Sin Fronteras. Pero estas mismas organizaciones advierten de que para que el encuentro genere resultados es preciso definir con precisión quiénes y cuáles son las necesidades y aplicar nuevas técnicas que permitan una reacción rápida en la lucha contra el hambre.
"Mi temor ante esta cumbre es que quieran aplicarse las viejas recetas de siempre. La FAO (la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación) es a fin de cuentas una organización de agrónomos, pero se requiere algo más que promesas agrícolas ante esta crisis", señala Olivier Longué, director general de Acción Contra el Hambre (ACH). "Es urgente transmitirle a la ONU y a otros la idea de que hay que intervenir con técnicas que no son sólo la revolución verde. El ala más conservadora de la FAO quiere recurrir a recetas de los años 60 pero la crisis pide nuevas tendencias. El Gobierno español también sigue viendo la nutrición como una ciencia de laboratorio, pero es preciso cambiar esa percepción».
A pesar de los últimos avances en nutrición, la ayuda actual consiste en poco más que harinas de maíz o arroz, que vienen a ser como pan y agua, algo que según estas ONGs, "no es suficiente para cubrir las necesidades nutricionales mínimas de los niños más vulnerables de entre 6 meses y 3 años". Agregan que la mayoría de la ayuda alimentaria distribuida actualmente no responde a las necesidades de la primera infancia.
Estas organizaciones estiman además que se necesitan unos 3.000 millones de euros anuales para tratar de forma eficaz la desnutrición en todo el mundo, "es decir un 1% de lo que ya se ha desbloqueado para hacer frente a la crisis de los bancos, o el equivalente a lo que costó la nueva Terminal 4 del aeropuerto de Barajas", señala Longué.
"También hay que incidir en que los planes no pueden esperar meses o años porque esta emergencia está causando la muerte de cerca de 10.000 niños al día", agrega Longué. Y las estimaciones para el futuro son más graves, ya que los cálculos del Banco Mundial indican que la cifra de desnutrición severa entre la infancia podría crecer un 41%.
El encuentro de Madrid, al que se espera que asistan más de medio millar de personas entre empresarios, miembros de la ONU y otros representantes de organismos internacionales, la sociedad civil (ONGs y expertos) y ministros de un centenar de países, pretende dar continuidad al Plan Global de Acción de la ONU para reducir el hambre y la pobreza. La conferencia quiere acordar las prioridades de acción ante la crisis, evaluar los progresos realizados desde la cumbre de la FAO que se celebró en Roma en junio pasado y alcanzar compromisos políticos en seguridad alimentaria y nutricional.
«Si Ban Ki-moon y José Luis Rodríguez Zapatero quieren sacar algún resultado relevante de la cumbre, tienen que insistir en que cambie la ayuda alimentaria y se creen nuevos mecanismos para apoyar a los 50 países más afectados por la desnutrición infantil», subraya Stéphane Doyon, nutricionista de MSF Internacional.
Entre la lista de asistentes figuran la directora ejecutiva de Unicef, Ann M. Veneman; la directora gerente del Banco Mundial, Ngozi N. Okonjo-Iweala; el secretario general de la OCDE, Angel Gurría y al estadounidense David Nelson, que asistirá acompañado de miembros de la Agencia Americana de Cooperación.
Coincidiendo con la cumbre, el instituto Chatham House de Londres publica un estudio donde concluye que el reequilibrio del precio de los alimentos básicos (que ha vuelto a los niveles de finales del 2006) es sólo un retroceso temporal y advierte de que su costo volverá a experimentar una escalada dramática una vez que se supere la actual crisis económica.
En el informe "The Feeding of the Nine Billion: Global Food Security for the 21st Century", el autor Alex Evans insta a los políticos a que adopten medidas para enfrentar la crisis alimentaria que se avecina y evalúa el panorama alimentario a largo plazo en el contexto del cambio climático, el crecimiento de la población mundial y la mengua de los recursos.
«Aunque hoy se produce suficiente comida como para alimentar a todo el mundo, casi mil millones de personas sufren desnutrición en el planeta, la misma cantidad que padece obesidad», señala Evans. "Sería preciso que la producción de alimentos creciera un 50% para el 2030 a fin de responder a la demanda, pero la escasez de agua y la lucha por el territorio, por ejemplo, harán mucho más difícil que se pueda llegar a esa cifra".
El documento recomienda invertir más en agricultura respaldando sobre todo a los pequeños campesinos, mejorar la seguridad de los países importadores modificando las regulaciones comerciales y crear una nueva «Agencia Internacional de la Alimentación», que gestione el sistema global de reservas alimentarias y ayude a proteger al mundo de potenciales fluctuaciones graves en los precios.
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