Y del maquillaje, de la peluquería... Porque lo que vimos anoche sólo tenía dos explicaciones: que hacía un viento sahariano que despeinaba y derretía el maquillaje de las señoras o que habían encargado todos los asuntos estéticos a los becarios. Como la primera opción es harto improbable, sólo puedo encontrarle explicación al horror estilístico de la gala de entrega de los Globos de Oro a que le fue encomendado a los estudiantes en prácticas. Empezando por la pobre Pe, que no sólo se fue sin premio sino que también se debió dejar la faja olvidada en el WC porque si no que alguien nos explique lo de su inaudita pancita.
Hubo fiascos de todo tipo, empezando por los vestidos. La misma Heidi Klum debió adquirir esta especie de edredón negro en las estanterías de Blanco, mientras que Jennifer López se dejó la mitad del mismo en casa con estos trozos de cortina tan poco favorecedores. En el caso de los hombres, todos muy seriotes con su sempiterno esmoquin, destaca el accesorio más inapropiado para hacerse fotos pactadas: las gafas de sol. Al menos, algunos como Brad Pitt o el cómico Ricky Gervais pasaron ampliamente de quitárselas.
En el apartado de maquillaje lo que podemos destacar de esta gala es que lo que se lleva es el brillo, pero preferiblemente en la frente, nariz y pómulos. Es pionera en esta tendencia Angelina Jolie, que apareció como una auténtica muñeca de cera derritiéndose en los recientes Critics Choice Awards. Algunas como Heidi Klum o Debra Messing decidieron imitarla. En cuanto al peor maquillaje ever, nos quedamos con el de Amy Adams, que con apenas 35 años su inexperto maquillador en prácticas ha conseguido echarle 10 más.
Por último, aunque no por ello menos importante, toca felicitar a los aprendices de peluquería que se encargaron de los peinados o, mejor dicho, de la ausencia de muchos de ellos anoche. La estrella de Gossip Girl Blake Lively se dejó secar la melena al viento y tiró millas. ¡No podía llegar tarde a su primera gala de los Globos de oro! Por su parte, Drew Barrymore intentó emular el estilo de Marilyn Monroe con su pelo, pero se quedó en un look ‘la Monroe nada más tomarse todo el frasco de pastillas’ de lo más conseguido. Debió compartir peluquero con Renée Zellweger, aunque en esta última no sabríamos decir qué supera más las cotas de horror, si el cardado capilar o el vestido que dejaba semitransparentar una especie de corsé color carne como ortopédico. Por último, un llamamiento: ¡un cepillo para Demi Moore!. En otras galas nos lo agradecerá.
Esperamos que el mes que viene, en los Oscar, los estilistas y peluqueros vuelvan ya de sus vacaciones invernales porque si no, promete ser toda una risión.
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