Acuden con frecuencia a consulta sexológica parejas que desean mejorar su vida sexual. Una de las cuestiones que se plantea con más frecuencia tiene que ver con las diferentes maneras en que cada miembro de la pareja se aproxima el sexo. Si tenemos en cuenta que el sexo, más allá de un excitante intercambio de fluidos, es una forma de comunicación privilegiada, se puede entender el interés por el proceso de acercamiento sexual.
En términos muy generales, los hombres suelen mostrar un enfoque bastante más coitocéntrico que las mujeres. Está claro que, como en todo, hay excepciones. Sin embargo, es cierto que la mayoría de las veces son ellas quienes piden a gritos que el sexo sea algo más que sólo coito o, para el caso, que el repertorio incluya algo más que una felación.
Muchas mujeres necesitan besos, caricias, abrazos, ternura... para sentirse cómodas, excitadas, y así poder llegar en algún momento al coito... Los varones suelen ser distintos. Se puede decir que el condicionamiento sexual de la mayoría de varones, por lo general, les lleva de un modo más directo a la penetración.
En terapia sexual ofrecemos una serie de ejercicios encaminados a alentar en las parejas el encontrar formas de placer graduales y efectivas. Se trata de explorar poco a poco —y palmo a palmo— a la otra persona mientras se van dando cuenta de cuáles son sus reacciones y preferencias. En ocasiones, pese a llevar décadas viviendo juntas, en realidad no conocen sus cuerpos, ni el propio ni el de su pareja y no tienen demasiado claras sus zonas erógenas. Son consecuencias de un erotismo muy poco cultivado, y un parco y básico lenguaje sexual. La expresión sexual del sexo precisa del erotismo para dotarlo de significado y el erotismo tiene su lenguaje. Si el sexo es un modo de comunicación, es necesario conocer sus expresiones en sus formas más sutiles. De lo contrario, se pierde una gran cantidad de matices esenciales.
El erotismo es capaz de evocar toda una serie de respuestas en distintos planos, que seguramente requerirán de tiempo y mucha complicidad. La complicidad implica compenetración y empatía. Cuando la empatía es mutua, la complicidad es asequible. De esta forma se puede abrir un mundo de posibilidades que ayuden a desarrollar cierto tipo de sensibilidades dirigidas al erotismo.
El erotismo está presente en cada persona, aunque en ocasiones, por distintas razones, se encuentra bastante bloqueado. Muchas veces el miedo está en la fuente de tales bloqueos. Afortunadamente hay muchas personas que se sienten a gusto con su sexualidad, la entienden, la asumen y la disfrutan.
Hay momentos para todo y aunque a veces puede apetecer sexo rápido y sin mayores esfuerzos, el erotismo tiene sus ritmos. Para un buen número de personas, el ritmo de los besos, los abrazos, las caricias... es el que le permite conectar con su sexualidad. ¿Podemos encontrar el punto de equilibrio en los ritmos con nuestra pareja?
¿Cuán en contacto te sientes con tu erotismo? ¿Eres consciente de tus bloqueos y de los de tu pareja? ¿Cómo son tus ritmos en las relaciones sexuales? ¿Te gusta ir directamente al coito? ¿Para ti el sexo es una forma de comunicación?
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