Requiem

Sanseacabó: contempláis un cadáver. Aquí yace el blog Glotonia muerto y bien muerto. Este territorio de felicidad inaudita, de exageración y de escritura quincallera que se nutría de una sustancia que llamábamos gastroliteratura, se dispone a su último suspiro. Mirad cómo azulea por segundos su piel, fijaos en sus ojos cerrados que ya no miran a la luna, palpad en sus venas la sangre detenida y helada. Ha muerto Glotonia de nuestros mil amores. Irremediablemente.

Los Glotonios hemos roto el matrimonio fértil y creativo que nos ha acompañado desde que nos subyugamos mutuamente, hace ya media docena años. Pero callemos el asunto: quien busca el mal por su cuenta, vaya al infierno a quejarse

En todo este tiempo compartido y luminoso, nos ha correspondido generosamente la fortuna como premio a nuestra inspiración y trabajo: libros, programas de televisión, premios, recetarios, Internet… multitud de proyectos han florecido. Y entre todos ellos, este Glotonia de Soitu el más afortunado.

Nació como blog pequeñito e íntimo hace ya tres años. Los verracos David y Etxebe —dos bestias pardas cada cual en lo suyo—, escribían en glotonia.com sus correrías e inspiraciones gastroliterarias más o menos afortunadas, hasta que fueron convocados por las gentes de Soitu para participar en este proyecto tan osado. Y a su vera hemos escrito a lo largo de todo un año, ante vuestros ojos espantados. A algunos os gustábamos, a otros no tanto. Como ha de ser, ¡qué carajo!

También vino Recetania, con más de mil recetas de las buenas, pues nos daba pena ver cómo cocinabais en vuestras casas. No olvidéis nunca el adagio: somos lo que comemos. Ahí seguirán las recetas, por un tiempo.

Os agradecemos a tantos y tantas que nos habéis leído y animado. Sin chorradas: os comeríamos enteros, tanto crudos como cocinados. También a quienes os habéis enfadado y encarado con nosotros, pues incluso para eso estaban los verracos, qué demonios. Ha sido gloria bendita haberos conocido Quimtxo, Izaskun, Gargantúa, Mar, Carmen, Juandeelche, Txemito… cientos y miles como habéis sido.

Pero, si nos disculpáis, no queremos irnos sin agradecer su elegancia, afecto y diligencia a los currelas de Soitu, a quienes hemos mareado más de lo debido por tierra, mar y aire: «¿cómo coño funciona esto?», «¿cómo se sube una foto?»… Y un abrazo especial a nuestros mentores en Soitu: Sindo, Sofía, Pilar y Borja. Sólo guardamos gratitud y magnífico recuerdo de cada uno de vosotros. Lástima que, al final, lo nuestro haya resultado ser un maldito coitus interruptus, y no un glorioso polvo tántrico, como todos queríamos.

Dicen que las despedidas han de ser breves: que así sea, pues, de lo contrario, acabaremos llorando.

Sólo pedimos que olvidéis los errores que hemos sin duda cometido, y que nos recordéis por los aciertos, si es que de eso ha habido algo. Y que si algún día veis a alguno de los dos Glotonios en una tasca o donde sea, lo agarréis por el hombro y lo convidéis a un trago o a una cazuelita de algo. A la salud del muerto, por supuesto.

Requiescat in pace.