Este invierno el cine de Estados Unidos y de Europa sale en busca de niños: 'Como los demás', 'Como en casa en ningún sitio'... Helen Hunt, guionista y directora, da a luz en esta 'Cuando ella me encontró' a su madre.
Por lo que hemos visto, es una buena noticia la llegada a la dirección de Helen Hunt. La impecable actriz se estrena, como se suele decir, delante y detrás de la cámara. 'Cuando ella me encontró' tiene algunas pegas más ideológicas que cinematográficas. Los planteamientos sobre el mundo masculino, no obstante, pueden funcionar como revulsivo en contra de la identificación del espectador con los personajes. El posible marido que encuentra la protagonista para rehacer su vida tiene resabios de moralista del tipo Robert Mitchum en 'La noche del cazador'. Viste mimbres de pureza fundamentalista. A este señor tan digno le haría una radiografía cerebral para verle sus verdaderas intenciones. Imaginaos la afrenta: ella descubre que está embarazada de su antiguo novio —Matthew Broderick— y se echa un lance de gratitud con él. El pollo que le monta el guaperas —Colin Firth— es más que desproporcionado. Está a la altura de los que se gasta el clero contra el uso del preservativo. A la espera de que Obama se siente en el despacho oval en plena crisis, esperemos que éstos sean los últimos y reincidentes estertores de la ola conservadora que invade el Planeta. Por lo demás, April, la protagonista —Helen Hunt, por supuesto— es un personaje de mucho querer. Ideal para quienes las prefieren con un grado de madurez y que lleven y luzcan años y surcos faciales con orgullo, rango y categoría. La otra madurita, que es la madre, también es para nota. El papel lo hace una divertida y un poco histriónica Bettle Midler. Así es ella.
Interesante la reflexión que plantea 'Cuando ella me encontró' sobre las dificultades que se derivan de la confusión ante la verdadera identidad de los progenitores. De paso indaga también en el significado de las adopciones para hijos adoptivos y padres adoptantes. En todo caso se le nota a la directora mayor empatía con el mundo femenino. Del hombre parece tener, o sufrir, una idea algo trasnochada. Este desajuste podría manar de las fuentes originarios del guión, la novela-homónima en la que se basa esta opera prima. La película ya tiene unos cuantos premios en Estados Unidos. Premios de festivales de cine independiente, que —ya lo sabemos— es el que más se parece al mejor que producimos en Europa. Bienvenida sea Helen Hunt a este lado del charco.
Valoración: 6,5/10
Exagerada, caprichosa, barroca en el flujo de los acontecimientos, todos en un entorno familiar: varias madres, confusiones de hijos, podría ser Almodóvar en judío. Salvo por el humor, que ni es Almodóvar, ni es judío. Excepto Salman Rushdie, que lo es. No judío y tampoco Almodóvar, pero sí que sería humor judío su aparición en la película: un hombre amenazado de muerte por impiedad —sañudamente perseguido—, a la vista de todos, haciendo de ginecólogo (instrumento de vida; doblemente: la da como escritor) y observando con respetuoso silencio el rezo hebreo. Y más humor no hay, o no hay apenas: las carreritas de Colin Firth, las cosas de los niños y demás sucedáneos, como el penoso reencuentro de pareja o las mentirijillas de la madre, que pretenden ser descacharrantes.
‘Cuando ella me encontró’ arranca de una forma competente. Las imágenes del rito israelita con esa voz 'en off' que cuenta el chiste, competente la voz, competentes las imágenes y señaladamente competentes los actores. Aunque ni Matthew Broderick ni Colin Firth están en lo mejor de sí mismos (Firth aún). Helen Hunt, como siempre, magnífica. Y Bette Midler, como siempre, insufrible. Pero bueno. Lo malo es cuando Helen Hunt se mete en harina. "No hay que fiarse de nadie". Vale. "Ni uno mismo es fiable, por mucho que se ponga a ello". También vale. "El ogro que hace sufrir vive en todos nosotros". Es la parte 'pensamiento profundo' que tanto daño hace a las almas sencillas. Que Helen Hunt quería decir algo lo demuestra el hecho de ponerse detrás de la cámara y dentro del guión. Qué quería decir a lo mejor podría resumirse en esa última imagen, en la que sonriente (para tierna alegría de la Humanidad toda) se "traiciona" a sí misma: el mundo es bueno.
Valoración: 5/10
*Federico Volpini y Dr. Etxea son nuestros colaboradores de cine.
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