Por qué en España sería imposible una huelga de guionistas como la de EEUU

Pocas horas de sueño y un discurso tremendamente pesimista del líder de los guionistas españoles, Agustín Díaz Yanes, me direccionan hacia un análisis personal de la situación del gremio en España. Sí, personal, totalmente parcial, ya que el asterisco que acompaña a mi nombre me conduce directamente a la melancolía. Y mis conclusiones probablemente sean polémicas, sobre todo en un medio de comunicación como internet.

No hace un año todavía, los guionistas estadounidenses paralizaron la industria televisiva y cinematográfica de su país reclamando unos derechos que ellos, y yo, encontrábamos perfectamente razonables. Entre sus reclamaciones estaban la reivindicación de derechos de autor por las descargas de internet con publicidad o la misma consigna en cuanto a los derechos de DVD. La situación para los guionistas antes de la huelga en Estados Unidos era mucho mejor que en España, donde, por supuesto, lo que reclamaban en Norteamérica, nosotros no lo tenemos y, además, nos encontramos en una situación precaria respecto a los productores.

Entusiasmados por el espíritu reivindicativo de los huelguistas estadounidenses, el sindicato ALMA convocó en diciembre de 2007 una asamblea que llenó el Cine Doré de Madrid de escritores de cine y televisión. Todo eran buenos propósitos. Se organizaron unos grupos de trabajo que analizaron la situación en los campos del cine, la ficción televisiva, los programas de entretenimiento e Internet. Enfervorizados voluntarios se ofrecieron para formar dichos grupos. Un año después, la situación no ha cambiado. Quizás sí, hemos perdido la ilusión. Y la sala del Cine Doré no estaba ni mucho menos llena.

No es que el tema de la huelga ni se mencionase, que sí se mencionó, es que, a día de hoy, probablemente no sea el mejor de los caminos, y, por supuesto, sería un suicidio colectivo. Lo único que se pudo extraer de la asamblea es que no solamente es imposible, sino que se trata de una quimera fuera de la realidad. ¿Por qué?

• En Estados Unidos existe una ley que obliga a todos los guionistas del país que quieran trabajar en una producción a estar afiliados al sindicato (WGA). Por eso, el paro fue obligatorio para todo aquel guionista que se considerase profesional. Y, de esta manera, multitudinario.
• Para que el sindicato ALMA tuviera realmente fuerza y 'capacidad de maniobra', sería necesario que gran parte de los guionistas estuvieran afiliados a él. De esta manera, representaría a la mayoría de los trabajadores y probablemente los productores se sentaran a negociar con ellos. Lo que ocurre es que ALMA no da una mínima garantía ni confianza. Después del optimismo que impregnó la asamblea del pasado año, el resultado de los grupos de trabajo ha sido realmente nefasto. Para ALMA, los guionistas implicados son los que están afiliados. Y se supone que los más implicados dentro de los afiliados fueron los que se apuntaron a los grupos de trabajo. Bien, pues se dieron varios casos de falta de asistencia casi masiva a la reuniones de los grupos de trabajo. Es decir, ni los más implicados de los más implicados se han implicado del todo. Y las conclusiones de dichos grupos no pudieron ser más obvias. Nada nuevo en el horizonte.
• Esto, por supuesto, incide en algo que es mucho más importante: la falta de unión. Y ésta se manifiesta, sin ir más lejos, en que el sindicato de guionistas catalán (GAC) hace la guerra por su cuenta y sólo defiende a los guionistas nacidos en Cataluña. Más de lo mismo ocurre en Valencia, Euskadi o Galicia. ALMA, por ejemplo, está luchando por unos sueldos mínimos para los guionistas y, para que, al menos, se garantice el pago del trabajo, cosa que muchos productores no conciben. Pero GAC considera esos sueldos mínimos irrisorios y no quieren hacer causa común con ALMA. Por otro lado, si la asamblea de guionistas se dedica, entre otras cosas, a discutir si los contenidos de los guiones españoles son o no sexistas o a manifestarse a favor o en contra de las redes P2P, mal vamos. Lo importante sería analizar la situación de una manera realista y buscar soluciones.

El principal mensaje que se extrajo de la asamblea, principalmente en la boca de Agustín Díaz Yanes, fue: "Tenemos poca capacidad de maniobra". Que queremos reclamar los derechos de las descargas de internet y DVD, pues ya se sabe, tenemos poco margen de maniobra. Que queremos que las cuentas de las entidades de gestión (SGAE o DAMA) sean claras y sepamos exactamente cuánto nos dan y cuánto se quedan ellos, pues el margen de maniobra es escaso. Que pretendemos que canales como Cuatro o La Sexta paguen los derechos de autor que deben desde su nacimiento. Pues nada, que no hay margen de maniobra.

No todo fue negativo. Se dijeron cosas interesantes: la creación de un gabinete de prensa que mantenga informado a los guionistas de todos los movimientos, la posibilidad de que sean los principales beneficiarios económicos de las descargas de internet, es decir, las operadoras telefónicas, las que paguen el canon web a los autores, o la sugerencia de un guionista impagado de que se haga una lista negra de productoras morosas y estafadoras para que los escritores sepan con quiénes tendrán que bregar en su trabajo. No somos Ramoncín, pero reclamamos nuestros derechos. Se especuló con un plazo de un año para negociar un convenio para guionistas. Una vez cumplido el año, se sopesaría la posibilidad de ir por la fuerza. Mi más sincera opinión: hace falta demasiada implicación para que eso se lleve a cabo. Y para que haya implicación, es necesaria la unión y la confianza. Pero, oye, nunca se sabe, aunque a día de hoy ni Enrique Cerezo ni José Luis Moreno están temblando de miedo. Según Díaz Yanes, tienen línea directa con Zapatero.

* Luis Murillo Arias es periodista y guionista de televisión.