Estocolmo.- La premio Nobel de Medicina de este año, Françoise Barré-Sinoussi, alertó en una entrevista con Efe de que la existencia de un tratamiento ha llevado a una relajación, sobre todo entre los jóvenes, en la protección contra el sida, pero recordó que las medicinas actuales no curan y tienen graves efectos secundarios.
"El sida sigue estando ahí", pero la "población tiene en la cabeza que hay un tratamiento" y se ha producido un relajamiento general en la protección contra la infección, lo que ha llevado a un repunte de los nuevos casos tanto en los países ricos como en los pobres.
Por ello, Barré-Sinoussi, que aseguró querer aprovechar su posición como premio Nobel para convertirse en la "portavoz de la comunidad del sida", insistió en que hay que hacer ver a la gente que el tratamiento actual contra la enfermedad "es particularmente difícil y duro y que tiene consecuencias".
"Es mejor protegerse contra una infección que estar obligado a estar en tratamiento de por vida", una terapia que aporta un "inmenso beneficio a los pacientes infectados pero que no es una cura".
Y que además provoca complicaciones muy graves en ciertos pacientes, "que sufren crisis cardíacas, algunos envejecen mucho más rápidamente, desórdenes neurológicos como el Alzheimer, entre los jóvenes" o incluso la muerte.
"Pienso que el gran público no ha medido que estos tratamientos pueden tener efectos muy graves a largo plazo", agregó.
Barré-Sinoussi, de 61 años y profesora en el Instituto Pasteur, de París, recibirá esta tarde el Nobel de Medicina junto a Luc Montagnier por aislar por primera vez en 1983 el virus del VIH, causante del sida. Premio que también recibirá el alemán Harald zur Hausen por descubrir la conexión entre el papiloma humano y el cáncer cervical.
Un premio que es un "inmenso honor" pero que al mismo tiempo le provoca a Barré-Sinoussi un "sentimiento de responsabilidad respecto a toda una comunidad que trabaja sobre el VIH/sida".
Por ello, quiere ser la "portavoz de esta comunidad ante los políticos, ante el gran público, ante los medios de comunicación y también ante los jóvenes investigadores".
Porque es la investigación el área en la que mejor se mueve Barré-Sinoussi, directora de la Unidad de Regulación de Infecciones Retrovirales del Instituto Pasteur.
Inmersa en multitud de proyectos y con el afán de "trabajar en todos los frentes" posibles en la lucha contra el sida, su objetivo es "contribuir a un mejor conocimiento de los mecanismos de protección contra la infección, contra la evolución de la enfermedad del sida en las personas infectadas".
Esto servirá para "aportar elementos esenciales para futuras estrategias de vacuna" terapéutica, que, según Montagnier podría estar lista en 4 ó 5 años.
"Comparto ciertamente el optimismo pero soy incapaz de dar una fecha", afirma rotunda.
En el caso de la vacuna terapéutica el optimismo viene de la existencia de portadores del virus desde hace más de diez años que han podido desarrollar un control eficaz de la multiplicación del virus de manera natural.
Son menos del 1 por ciento de las personas afectadas, no reciben ningún tratamiento y "van muy bien, con una carga viral indetectable".
"Si conseguimos comprender el mecanismo que esas personas han podido desarrollar podemos tratar de provocarlo", pero "el problema es que la mayor parte de la gente no tiene ese mecanismo de protección".
Pero además de trabajar en esa dirección, Barré-Sinoussi tiene muchas otras prioridades en la investigación sobre el sida, como tratar de desarrollar una terapia más ligera, que los pacientes puedan parar en un momento dado.
Y, sobre todo, lograr que se mantenga la inversión internacional en la lucha contra esta enfermedad, que ha permitido, por ejemplo, que en los países en desarrollo se haya pasado del 2 por ciento de personas en tratamiento al 30 por ciento en apenas cinco años.
Un "inmenso progreso ligado a los esfuerzos internacionales" y en el que también ha contribuido el descenso del precio de los medicamentos logrado por la actuación de países como Brasil, pionero en dar tratamiento gratuito con genéricos, lo que supuso una fuerte presión sobre las compañías farmacéuticas.
"Hay que lograr el acceso internacional al tratamiento para todos los que lo necesitan. Es un sueño que debe transformarse en realidad, no hay elección", agregó convencida.
Alicia Gracía de Francisco
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