—Entonces, eso que decían los periódicos de que el Gobierno de Aznar dio permiso para que aterrizaran los aviones que llevaban presos a Guantánamo, ¿era verdad?
—Sí, pero, al final, ninguno de los aviones que aterrizó en España llevaba prisioneros.
—¿Y cómo lo sabéis?
—Porque nos lo han dicho los americanos.
—Entonces, EEUU os ha dicho que los vuelos que hicieron escala en España y que iban a Guantánamo no transportaban a ninguno de esos prisioneros que ahora están en ese lugar sin ley, recibiendo quién sabe qué trato. ¿Y os lo creéis?
—Sí.
— Ah... vale.
Visto así, podría parecer una tira cómica, pero está más cerca de lo que ha ocurrido esta tarde en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, ante la que comparecía el ministro Moratinos. Al menos entre los dos principales partidos. Y es que lo de los vuelos a Guantánamo tiene muchos ingredientes de novela rocambolesca: papeles que no aparecen, gobiernos que no informan a sus sucesores de lo que firman y al diputado de PP Gustavo de Arístegui dando la razón punto por punto a Moratinos.
El ministro ha ofrecido los resultados de la investigación interna que encargó después de enterarse —por la prensa— de que existía un papel que probaba que Estados Unidos solicitó a España poder hacer escala en sus vuelos hacia (y desde) Guantánamo. Las pesquisas dejan algunas conclusiones 'jugosas'. La primera es que, en efecto, existió el documento que hizo público El País y que hablaba de la petición de Estados Unidos del 10 de enero de 2002. Lo dice un fax que —algo no menos sorprendente— se ha encontrado en uno de los archivos dependientes del Ministerio de Defensa. Ni rastro de esos documentos en Exteriores. Pero ésa es otra historia.
Para esa petición hubo una respuesta y fue afirmativa. En una nota firmada por el entonces Secretario General de Política de Defensa, Javier Jiménez Ugarte, se recoge la decisión del gobierno presidido por aquel entonces por José María Aznar y que daba vía libre a EEUU para aterrizar en bases españolas.
"El Gobierno del Presidente Aznar autorizó, por lo tanto, la escala en caso de emergencia en bases militares españolas (…) pero no hubo escalas en territorio español de vuelos con traslado de prisioneros talibanes o de Al Qaeda", ha dicho Moratinos. Era la gran sorpresa del día. El ministro daba la razón a los populares después de que se les acusara de lo contrario durante años, y los miembros del PP que estaban presentes asentían con gesto de satisfacción aunque Moratinos también dijera que el actual Gobierno no tenía ni idea de todo esto.
Según sus conclusiones, ninguno de los 11 vuelos militares con origen o destino a Guantánamo —base militar estadounidense en Cuba donde se violan los derechos humanos, según distintos organismos— que hicieron escala en bases españolas transportaba en ese momento prisioneros. Y eso ¿cómo lo han sabido? Muy fácil, se lo han preguntado directamente a los americanos. En la información que ha distribuido Exteriores sobre los vuelos (y que también ha hecho llegar a la Audiencia Nacional), se asegura que "las autoridades de EEUU han confirmado por escrito que todos estos vuelos cumplían lo previsto en el art.25.2 del Convenio para la Defensa, es decir, que no transportaban pasajeros ni carga que pudieran ser controvertidos para España". Punto.
La explicación ha dejado más que satisfechos a populares y socialistas. Gustavo de Arístegui, en representación de los primeros, incluso ha dicho que "no teníamos ninguna duda y sabíamos que no se había producido ninguna vulneración de derechos humanos, ni en la anterior legislatura ni la presente".
Pero, para el resto de grupos parlamentarios, los argumentos no eran convincentes y así se lo han hecho saber al ministro. Los distintos portavoces han puesto en duda la credibilidad de las explicaciones dadas por EEUU y también han insistido en que, aunque no se produjeran las escalas finalmente, el simple hecho de autorizarlas es algo de extrema gravedad. "Altos cargos del Gobierno Aznar autorizaron el traslado de prisioneros a Guantánamo. No se preocuparon de saber si estaba amparado por una orden judicial, de saber quiénes eran los presos, ni qué se les reprochaba, ni si serían sometidos a malos tratos y tortura", ha dicho Llamazares.
¿Y qué pasa con los documentos? El paradero de los papeles publicados por El País sigue siendo un misterio. Ninguna de las tres copias que redactó el entonces Director General de América del Norte, Miguel Aguirre de Cárcer, están donde deberían. Esta misma tarde, antes de la comparecencia de Moratinos, el juez Ismael Moreno ha citado a declarar a Aguirre de Cárcer, que ya declaró que dejó la copia que le correspondía en su caja fuerte cuando dejó el cargo en 2002.
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