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¿Tenemos claro lo que es el aborto?

Por ESTHER SAMPER (SHORA)
Actualizado 04-12-2008 12:11 CET

Aunque la mayoría de gente cree tener muy claro lo que es el aborto, en realidad no saben que hay dos definiciones diferentes. La definición médica/científica de aborto no coincide con la definición de la OMS. De esta forma, lo que médicamente es abortivo, según la OMS no lo es. ¿Por qué esto es así?

Aborto sí, aborto no. Un tema recurrente y polémico en nuestra sociedad (y en muchas otras) pero sobre el cual hay mucha confusión e ideas equivocadas al respecto. Entre las religiones que dicen una cosa, los médicos otra, la ley y la OMS otro tanto, se crea un cacao mental colectivo que no hace sino arrojar dudas y que mucha gente defienda su postura en base a datos erróneos. Y no me estoy refiriendo al plano ético (donde se puede discutir largo y tendido) sino sobre los hechos objetivos del aborto en sí mismo y el amparo legal que recibe en nuestro país.

Comencemos primero por lo más básico: ¿Qué es el aborto? La definición más clásica y extendida es que el aborto consiste en la interrupción del embarazo antes de que el producto de la concepción (embrión o feto) sea viable y pueda sobrevivir en el ambiente externo por lo cual se produce su muerte. Aquí debemos diferenciar aquellos que se producen de forma espontánea de aquellos que son provocados, que son de los cuales hablaremos.

Pero aún debemos hilar más fino y es que no sólo es importante definir aborto, sino definir qué es embarazo, porque es la madre del cordero de todo este asunto como ahora comprobarás. A efectos científicos y médicos, un embarazo comienza (lógicamente) con la fecundación, es decir, con la unión del óvulo y el espermatozoide formando el zigoto. Pues esto, que puede resultar tan obvio, no lo es y la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene su propia definición de embarazo, que no coincide con la médica. Según la definición de la OMS el embarazo comienza con la implantación del cigoto en la pared del útero y todo lo anterior no consiste todavía en un embarazo.

Las definiciones de la OMS, todo sea dicho, suelen ser a veces un tanto "peculiares" pero el hecho de que el término de embarazo sea tan diferente del científico/médico llama poderosamente la atención y aún más si tenemos en cuenta que esa definición no era la original sino que fue redefinida en 1970. ¿Por qué esa divergencia tan llamativa?

Lo que la OMS pretendía con esa nueva definición era restringir el término de aborto y con ello el de abortivos. En el momento en que defines que un embarazo comienza con la implantación, automáticamente buena parte de métodos anticonceptivos-abortivos dejan de ser abortivos, porque alteran precisamente eso, la implantación. Como no llegan a tener lugar no son abortivos. Un ejemplo clásico de esto es la píldora del día después. Puede funcionar como anticonceptiva, si actúa antes de que se dé la fecundación o como abortiva (según términos médicos), si la fecundación ya se ha producido y lo que hace es evitar la implantación.

La intención de la OMS desde el principio ha sido llevar allá donde pueda métodos para mejorar la salud y también la planificación familiar. Si tú vas a un país subdesarrollado (y que tenga fuertes convicciones religiosas) diciendo que tu método es abortivo, nadie va a querer utilizarlo. Así que el cambio de definición fue un paso adelante para que se fueran aplicando y la población lo viera con otros ojos. Ya ves, lo que hace una simple palabra, cuando se convierte en tabú.

Claro, ante esa variedad de definición de aborto y embarazo ocurre que se crean diálogos de besugos. Donde uno dice que es abortivo y el otro dice que no, y los dos tienen y no tienen razón, según la definición que hayan tomado.

Entre que unos se agarran a la definición de embarazo de la OMS como un clavo ardiendo y otros se agarran a la definición científica/médica, poco se llega a sacar de la conversación cuando no se define de primeras en qué basan.

A mí, si me preguntan, antes de llamar a la píldora del día después abortiva, no abortiva, mariflower o como puñetas quieran llamarla, lo importante es describir qué es lo que hace, para no dar lugar a dudas. Y si a alguien le parece o no ético evitar una implantación de un óvulo fecundado será una postura personal de cada uno. Pero achacarlo como malo o bueno según si se le llama abortivo o no es algo infantil y de mente obtusa. Y precisamente como eso es lo que abunda, la OMS redefinió lo que es un embarazo.

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