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De cómo usar la nicotina para tratar enfermedades

Por SHEREZADE ÁLVAREZ* (SOITU.ES)
Actualizado 03-12-2008 10:14 CET

La cocaína, la heroína, el tabaco son dañinos para la salud... Sin embargo, la ciencia y la sabiduría popular (véase mascadores de coca andinos) nos ha enseñado en ocasiones que la naturaleza no es siempre negro o blanco. Ciertas drogas, usadas debidamente, pueden ayudarnos a mejorar nuestra vida, ya sea paliando el dolor, ya sea tratando enfermedades. En esta ocasión, el turno de 'limpiar' su nombre le ha tocado a la droga legal más mortífera: la nicotina. En la actualidad muchos laboratorios apuestan por aislar ciertos componentes de ésta para ayudar a pacientes que sufren la enfermedad de alzheimer, parkinson o esquizofrenia. Eso sí, estas investigaciones no se libran de la polémica.

Lo primero que hay que tener claro en estos casos son los lados negativos, y en este caso es evidente: la nicotina es adictiva y el tabaco ha sido, y es, la causa de muchas muertes. No obstante, la nicotina ayuda a mantener la mente tranquila. De hecho, los pacientes con enfermedades mentales tienen altas tasas de consumo de tabaco.

Teniendo en cuenta esta última virtud citada, empresas de biotecnología y científicos han visto la potencialidad de la nicotina (o la oportunidad de negocio, seamos malpensados) y están tratando de localizar los compuestos que causan estos efectos positivos para aislarlos de los dañinos. Las investigaciones en este campo están avanzadas y los ensayos en humanos también, aunque aun no son del todo concluyentes.

Los fármacos resultantes de estas investigaciones no sólo ayudarían a conseguir medicamentos para dejar de fumar, sino que pueden ofrecer nuevas terapias para enfermedades que ahora tienen pocas opciones de tratamiento, como el parkinson; impulsar la cognición en pacientes con la enfermedad de alzheimer, hiperactividad; o incluso aliviar el dolor. Ante tales perspectivas, ¿merece la pena dar una oportunidad a la nicotina?

Donald deBethizy investigador de Targacept Inc en Carolina del Norte —empresa que se escindió del gigante del tabaco RJ Reynolds en 2000—, en declaraciones a la revista Newscientist, dice que sí y explica que algunos compuestos afectan al cerebro a nivel neurológico, con gran poder para controlar los productos químicos que llevan señales de una célula cerebral a otra.

La mayoría de las enfermedades neurológicas comunes tienen problemas con estos mensajeros químicos, o neurotransmisores. Los medicamentos actuales para estas enfermedades suelen actuar únicamente en un neurotransmisor a la vez. Sin embargo, la nicotina actúa en más de uno al mismo tiempo. El problema es que, si bien los nicótidos pueden paliar ciertos síntomas de las enfermedades citadas, es cierto también que pueden desencadenar efectos secundarios preocupantes.

Polémicas previas

De hecho, el uso del primer fármaco moderno aprobado que actúa directamente sobre el sistema que regula la actuación de la nicotina en el cerebro —la vareniclina, que se usa para dejar de fumar— fue polémico por algunos efectos secundarios de los llamados raros, como la aparición de pesadillas y pensamientos suicidas. Sin embargo, al ser anecdóticos, cuántos de estos problemas son atribuibles a la acción del fármaco sigue sin estar claro.

"La cuestión es como con todas las drogas, tienen sus ventajas y desventajas", dice Allan Collins de la Universidad de Colorado en Boulder. "Encontrar los compuestos que tienen más ventajas que desventajas es el objetivo".

De hecho, ya ha habido ensayos con resultados positivos: en 2006, investigadores de Targacept publicaron los resultados de un estudio de la nicotina como fármaco destinado a mejorar la cognición en las personas con la enfermedad de alzheimer. En colaboración con AstraZeneca Pharmaceuticals, la empresa completó un ensayo aleatorio con 193 pacientes con deterioro de memoria relacionado con la enfermedad de alzheimer o esquizofrenia. Después de tomar el medicamento durante 16 semanas, los pacientes mostraron mejorías en las pruebas de atención y la memoria, los investigadores presentaron los resultados en una convención sobre investigación del alzheimer ese mismo año. Sin embargo, en septiembre, la empresa emitió un comunicado de prensa diciendo que los resultados del estudio eran "inconcluyentes".

Pero los ensayos siguen. Una asociación de dos empresas, Abbott y NeuroSearch, anunció este año los resultados de las pruebas de un medicamento para el TDHA (trastorno por déficit de atención con hiperactividad). Presentado en mayo durante la reunión anual de la Asociación Psiquiátrica Americana, tuvo una muestra de 221 adultos con TDHA. Después de tomar el fármaco durante cuatro semanas, los voluntarios informaron de un aumento de la productividad del trabajo y una reducción en el absentismo.

"Por cosas como ésta, estamos en contra de la demonización de la nicotina", dice deBethizy. Esta afirmación tiene sentido si pensamos que, cuando se iniciaron las investigaciones en este campo en los 90, el miedo al rechazo de la sociedad retrasó mucho su desarrollo. Ahora es difícil encontrar una gran compañía farmacéutica que no esté tratando de sacar provecho de los receptores nicotínicos.

Sin embargo, no todos los ensayos se realizan en el dominio de las empresas farmacéuticas. Un equipo de investigación dirigido por científicos de la Universidad de Denver-Colorado publicó los resultados de un estudio de ensayo de un compuesto nicotínico para la esquizofrenia. Publicado en agosto en el American Journal of Psychiatry, el estudio describe los resultados de las pruebas en 31 personas que recibieron dos dosis de la medicación experimental. Los resultados fueron alentadores, pero como en el resto, no concluyentes.

En la mayoría de estos primeros ensayos de fármacos, los efectos secundarios fueron similares a lo que sienten muchos al fumar su primer cigarrillo: náuseas, diarrea, mareos.

El porqué de los efectos secundarios

Y es que, cuando se trata de drogas, reconocer si los efectos secundarios 'pertenecen' al fármaco o no, no es sencillo. El ejemplo lo tenemos con el fármaco Chantix de la farmacéutica Pfizer. Este medicamento aprobado en EEUU fue, tiempo después de su comercialización, objeto de una rueda de prensa de la U.S. Food and Drug Administration para hacer una advertencia sobre la vareniclina, el fármaco para dejar de fumar cuyo nombre comercial es Chantix. La FDA advirtió que se habían registrado casos de personas que, tomando dicho medicamento, habían presentado efectos secundarios como cambios de estado de ánimo o pensamientos suicidas. Lo que no quiere decir que se prohibiese, pues los efectos secundarios siguen siendo inexplicables. ¿Atribuibles al medicamento? Difícil de aseverar o desmentir.

Y es que la vareniclina se une a receptores nicotínicos, interfiriendo con el mecanismo más fuertemente asociado con la adicción, permitiendo al cerebro suficiente recompensa para aliviar los síntomas de abstinencia. Si la molécula en su forma actual interactúa con muchos tipos de receptores de la acetilcolina, o si activa otros sistemas neurológicos, o si el suicidio es simplemente un riesgo elevado entre las personas que quieren dejar de fumar es algo que, simplemente no se sabe.

Lo que sí es constatable es que los fumadores que usaban Chantix tenían mucho más éxito al dejar de fumar que aquellos que intentaron otros métodos. Y es que, al igual que ocurre con otras enfermedades, cada persona puede tener variaciones en los receptores que alteran su respuesta al fármaco.

"No creo que estos efectos se den en todos los fármacos (nicóticos)", dice Arneric, ex científico de Abbott, acerca de estos tipos de efectos secundarios. "Si se estudia la nicotina en sí misma, no tiene estos efectos secundarios".

Pero aun queda una pregunta por hacer a estos fármacos:¿puede un medicamento que funciona como la nicotina, incluso si no es realmente la nicotina, estar libre completamente del efecto más notorio de la nicotina: la adicción? ¿Es posible que estos compuestos selectivos tengan un componente adictivo?

DeBethizy considera que la adicción a la nicotina tiene mucho que ver con la unión a otro tipo de receptores, llamados alfa-6. "Hemos decidido que la mejor manera de hacer los fármacos nicotínicos es el desarrollo de compuestos selectivos, alejándonos de una forma de alfa-6, que está implicado en la adicción". Aunque aún es demasiado pronto para sacar conclusiones, explica que hasta el momento los fármacos nicótidos no han mostrado signos de causar ansiedad o dependencia.

Parece, como en otras ocasiones se ha visto (marihuana terapéutica, derivados opiáceos para paliar dolor...), que las palabras droga y fármaco pueden estar más cerca de lo que parece. En estos casos dar oportunidad y tiempo a la investigación para obtener las respuestas puede ser el camino.


* Sherezade Álvarez es periodista especializada y trabaja en la empresa de divulgación científica Divulga.

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