LONDRES (REINO UNIDO).- El rickshaw está de moda en Londres. Que se lo pregunten a los miles de turistas que llegan cada día a la capital británica y que se ven abordados por los cientos de chóferes de estos vehículos que se colocan en cualquier salida del metro. Entre bocinazos, uno ya no sabe si tomar un taxi o montarse en uno de estos triciclos. Apuesto por la segunda opción y al final del viaje me doy cuenta de que he tomado la buena decisión. Primero, porque el chófer (abundan los turcos y latinos) es un tipo francés muy simpático y charlatán que me cuenta su vida en los quince minutos que dura el trayecto (su historia por cierto, digna de ser publicada). Segundo porque estos cochecitos, equipados incluso con un motor eléctrico, no emiten ni una pizca de CO2. Tercero: puedes hacer una visita turística de lo más entretenida sin cristales, ni puertas, ni nada. Además, se está muy calentito (manta de la casa incluida).
Este vehículo alternativo proviene de la palabra japonesa «jinrikisha». Así lo define la siempre amiga Wikipedia que explica el significado de la palabra: jin se traduce como «persona»; riki quiere decir 'fuerza' y sha vendría a significar «carruaje». Pero cuando digo que el rickshaw está de moda en el Reino Unido hablo en todos los sentidos. Su importancia ha llegado incluso a la literatura más aclamada como es el caso de la novela 'El Tigre Blanco', ganadora del prestigioso Premio Man Booker 2008. Su autor, el indio Aravind Adiga, otorga a este humilde medio de transporte un significado fundamental de entrega y esfuerzo. La historia narra la vida de Balram Halwai, un indio de clase rural e hijo de un conductor de rickshaw. Él mismo tiene que hacer los trabajos más míseros, incluso el de chófer, hasta alcanzar las mieles del éxito.
En los últimos cinco años, la fiebre del rickshaw se ha hecho patente en las calles de Londres. Para el que busca trabajo en estos tiempos difíciles, convertirse en conductor de estos triciclos puede proporcionarle un dinero razonable. Sueldos que van desde las 150 libras semanales hasta las 300, dependiendo de las horas que uno le eche a este trabajo-deporte. Además, pedalear y tirar de estos carros es mucho más fácil y «ya no es lo que era», asegura Alex, un rumano veterano de esta profesión. Y es que de los rudimentarios cochecitos conducidos a base de sudor, pedaleo y más sudor, se ha pasado a unos triciclos mucho más modernos que, dependiendo del modelo, pueden llevar instalados desde una radio hasta un motor para ayudar al conductor a subir las cuestas más duras.
Poco a poco, he ido conociendo a chóferes de rickshaws de las más diversas nacionalidades y a empresarios de este sector que han ido ganando su espacio de mercado en una ciudad tan competitiva como Londres. Es el caso de Pedro Felipe González, un colombiano treintañero que decidió lanzarse hace unos años al negocio de los rickshaws. "Siempre me sentí atraído por este tipo de transporte y el rickshaw era la excusa ideal para montar mi propia empresa de bici-móviles", comenta entre risas. Aunque no todo ha sido jauja en esta historia. Entre otras cosas, por el elevado coste de los triciclos, sobre todo si éstos están fabricados en el Reino Unido. "Aquí, existe una economía de usar y tirar y cuesta más caro reparar algo que comprar algo nuevo. En el Reino Unido, un vehículo puede costarte unas 4.000 libras y eso es mucho dinero". Fue entonces cuando Pedro Felipe decidió trasladarse hasta su Colombia natal y buscar alternativas más baratas. "Viajé a Colombia porque allí con 25.000 libras puedes comprar 25 vehículos". Este dato puede darnos una idea de las dificultades que extraña un negocio que, poco a poco, está remplazando al taxi.
Pero entonces llegó la crisis económica y afectó (menos a los bolsillos de los grandes banqueros), a todos los sectores. "Ahora, con tantos empresarios de bici-taxis en Londres uno se tiene que calentar la cabeza para sacar el negocio adelante", comenta Massimo Cuccu, un italiano que llegó a Londres con la misma idea que Pedro Felipe González pero mucho más sofisticada. "Mi intención es tener pocos triciclos pero buenos", dice Massimo. Su empresa, Green Media Advertising Ltd, ha sabido capear las dificultades económicas ofreciendo nuevos servicios aparte del típico paseo por la ciudad. "Nuestro rickshaws ofrecen, además de un servicio de transporte, otras prestaciones como son los anuncios personalizados —entre sus clientes están Marks & Spencer o los almacenes Harrods—, y la promoción de eventos". Incluso, para aquellos que buscan una manera diferente de celebrar su boda, "nuestra empresa pone a la disposición de los clientes unos triciclos totalmente preparados para hacer de este día tan especial una jornada inolvidable", asegura Cuccu.
Tras darle vueltas a cuál es hoy en día, la mejor manera de desplazarse por Londres ('underground' aparte), me quedo con el rickshaw. Aunque un poco más caro, este triciclo me ofrece mucho más de lo que me daría un taxi inglés y su chófer (que suele ser alguien serio y desabrido). Y además no contamina.
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