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Lo que gana y pierde Obama con el nombramiento de Hillary

Por CRISTINA F. PEREDA (SOITU.ES)
Actualizado 01-12-2008 17:37 CET

WASHINGTON.-  Como Secretaria de Estado, Hillary Clinton será el rostro y la voz de Obama en el extranjero. Durante las primarias, la ex primera dama tachó a su rival de ingenuo por sus iniciativas en política exterior. El binomio que se ha presentado hoy puede traer muchas contradicciones.

Ya lo sabía todo el mundo pero hoy se ha hecho oficial: Hillary será la próxima Secretaria de Estado. Obama convierte así a su rival en la jefa de la diplomacia estadounidense, con todo lo que eso conlleva. Barack Obama ha afirmado en repetidas ocasiones que es partidario de hablar con líderes como Ahmadinejad, utilizando el diálogo y la diplomacia para resolver diferencias a nivel internacional. Hillary Clinton le tachó de inocente por querer hablar con alguien como el presidente iraní, el sirio o el de Corea del Norte. Pero si el próximo presidente de EEUU quiere hablar con Ahmadinejad, será Clinton quien tenga que sentarse a la mesa con él, no Obama.

¿Accederá la nueva Secretaria de Estado a todas las peticiones de Obama?

Si las elecciones primarias supusieron un drama para el Partido Demócrata, puede que el tiempo que dure Hillary Clinton como Secretaria de Estado suponga un quebradero de cabeza mayor.

Además de no coincidir en el uso de la diplomacia, Clinton y Obama tampoco están de acuerdo sobre Irak. Mientras que el ahora presidente electo votó en el Congreso en contra de la invasión y siempre ha defendido la retirada de las tropas, Clinton no sólo votó a favor sino que se mostró tímida durante toda la campaña a la hora de apoyar un plan de retirada.

En cuanto al conflicto en Oriente Medio, Clinton es una de las favoritas de los lobbies —grupos de presión— israelíes en Estados Unidos, pero al mismo tiempo apoya el reconocimiento de un estado Palestino, así como el reconocimiento de Israel por los estados árabes.

La elección de Clinton por parte de Obama aporta eso, el prestigio perdido de la diplomacia estadounidense, marcada en el extranjero por los ocho años de gobierno de Bush. Clinton goza de muy buena reputación en el exterior: al comienzo de las elecciones, todos los países europeos apostaban por ella, mucho antes de rendirse a la "Obamanía".

Además, Obama ha criticado muchas veces al presidente Bush por tener en su equipo a quienes le decían lo que él quería escuchar. Si Obama quiere que le lleven la contraria y le desafíen, puede tener por seguro que Clinton no se callará.

Este asunto también ha salido a relucir en la rueda de prensa de hoy cuando los periodistas han preguntado a Obama si este 'equipo de rivales' puede derivar en una lucha de titanes. "Creo a pies juntillas en las personalidades fuertes y las opiniones firmes, que es como se generan las mejores decisiones", ha asegurado Obama, que también ha añadido que, como presidente, fomentará un "debate enérgico" entre sus asesores.

Minar el futuro de la senadora

Sin embargo, la elección de Clinton también puede guardar otras intenciones, como minar el futuro de la hasta ahora senadora por Nueva York. Hillary está obligada a ceder algo más que su asiento y sueldo en el Senado: tampoco puede recaudar fondos para pagar los más de siete millones en deudas de la campaña, financiar una posible candidatura en 2012, ni trabajar para las siguientes elecciones mientras está ocupada solucionando conflictos en el extranjero.

Sólo en el caso de que Obama la despida antes de 2012, Clinton tendría tiempo para relanzar su carrera por la presidencia.

Habrá quien piense que a los enemigos hay que tenerlos bien cerca. Y también quien crea que Obama quiere trabajar por la diplomacia internacional y dejar atrás sus enfrentamientos con Hillary Clinton y su marido Bill.

Según informaba ayer el 'New York Times', Bill Clinton ha accedido, entre otras cosas, a revelar los nombres de los 208.000 donantes de una de sus fundaciones, entre los que se encuentran líderes de diversos países. Además, el ex presidente demócrata tendrá que rechazar donaciones de gobiernos extranjeros a su conferencia anual 'Clinton Global Initiative', interrumpir todas las reuniones celebradas en el extranjero para organizar esta conferencia, abandonar gestiones diarias de su fundación, entregar para aprobación sus programas de conferencias al Departamento de Estado y la Casa Blanca y someter cualquier nueva donación o ingreso económico a revisión ética.

A Bill Clinton no le gusta Obama. Hasta que llegó el senador de Chicago, Bill era el líder demócrata, el joven que inspiró a los veteranos. Ya no. Además de esto, Obama le pide ahora a Bill Clinton todos estos requisitos, Hillary arriesga al aceptar el puesto su propio futuro y para empezar, no está de acuerdo en muchas de las posturas del que será su jefe.

¿Compensa a la firma Clinton que Hillary haya aceptado?

Puede que sí. Como Secretaria de Estado, Hillary puede trabajar más allá de lo que lo haría como senadora. No sólo se convertirá en jefa de la diplomacia sino que también puede apoyar a Obama en cuestiones como el sistema de salud, por el que trabajó siendo primera dama. Cualquier pequeño triunfo en el que ella colabore puede ser reclamado en el futuro. Y si quiere perjudicarlo, nunca lo tendrá más cerca.

Por otro lado, si los desacuerdos entre Hillary Clinton y Obama van más allá del despacho Oval de la Casa Blanca, Hillary siempre puede culpar al presidente de las crisis o equivocaciones. Al fin y al cabo, ella era la que tenía experiencia, no él. "Obama simplemente no me escuchó", podrá decir Hillary en un futuro acto de campaña.

Si Obama no consigue arreglar la imagen de Estados Unidos en el extranjero, si el país no sale airoso de Irak ni avanza en Afganistán, si continúan las amenazas de Irán sobre Israel y permanecen los conflictos internacionales sin que los esfuerzos de Obama den ningún fruto, Hillary podría ver reforzadas sus posibilidades de cara a 2012.

Christopher Hitchens afirmaba la pasada semana en Slate.com que "en cuestiones de política exterior, se ha comprobado una y otra vez que los Clinton no tienen otro interés que el suyo propio".

Pero esta vez los Clinton tienen un jefe, Barack Obama, quien quitó el liderazgo a Bill, derrotó a Hillary en las elecciones y ahora les dictará los deberes a los dos.

El resto del equipo

Obama no sólo ha presentado a Hillary, sino que también ha hecho público cuál será su equipo de seguridad nacional. Cinco son los nombres clave que se encargarán de asesorar al presidente. Eric Holder se convertirá en el primer Fiscal General afroamericano de Estados Unidos; Janet Napolitano (la actual gobernadora de Arizona) se convertirá en secretaria de Seguridad Nacional; Susan Rice será la próxima embajadora de EEUU ante la ONU y James Jones será consejero de Seguridad Nacional. Dentro del equipo repite puesto Robert Gates, actual secretario de Defensa, nombrado por George W. Bush hace dos años para suceder a Donald Rumsfeld.

En su intervención, tanto Obama como sus colaboradores han dejado entrever cuáles serán las principales líneas de trabajo para los próximos cuatro años: resolver la situación en Irak y Afganistán y recuperar la diplomacia y el consenso con otros países. "Fortaleceremos nuestra capacidad de derrotar a nuestros enemigos y de apoyar a nuestros amigos. Renovaremos antiguas alianzas y forjaremos otras nuevas y duraderas", ha dicho el presidente electo de EEUU.

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