Valladolid.- La repercusión mediática de la sentencia que obliga a un colegio de Valladolid a retirar los crucifijos de sus aulas ha avivado en la calle y en los hogares un debate en el que, casi sin querer, se cuelan expresiones, giros y refranes que denotan una honda tradición religiosa en el lenguaje.
Hay quien dirá que Fernando Pastor, el padre que ha demandado la retirada de las cruces, ha sido 'profeta en su tierra' al darle la razón un juez, aunque otros verán la otra cara de la moneda -la 'cruz'- al apreciar que 'a todo cerdo le llega su San Martín' y será el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León el que tenga la última palabra sobre el caso.
Quizás alguien interprete el fallo final como 'palabra de Dios' y a Pastor no le quede otra opción que 'tener más paciencia que un santo' para acatar la sentencia en su contra o podrá decir que tenía 'más razón que un santo' y llevar orgulloso a su hija de 9 años a un colegio laico.
'Que Dios les pille confesados...', pensará alguno de los padres cristianos que en estos días le reprocha a Pastor su demanda judicial. 'A Dios rogando y con el mazo dando', dirán los que le piden que deje de disfrutar de vacaciones navideñas, de Semana Santa y del Puente de La Inmaculada -siempre le quedará la Constitución-.
En este debate público, tres figuras han destacado: Fernando Pastor, el portavoz de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez, y la ministra de Educación, Mercedes Cabrera.
Como si fueran una especie de 'trinidad' civil, 'Pastor', 'De Santiago' y Cabrera -cuyo 'cristo' es famoso en Salamanca-, se han enzarzado en discusiones a distancia a través de los medios de comunicación, por lo que al menos está garantizado que no 'acabarán hechos unos cristos por repartirse unas hostias' -golpe, trastazo, bofetada-, según la RAE.
Acabe como acabe la disputa, Pastor será el que 'cargue con la cruz o con el San Benito' de ser quien provocó este magno debate, que está siendo 'un calvario' que dura ya más de tres años para aquellos que opinan que el principal problema de la educación no puede ser que haya o no crucifijos en las aulas, sino que los alumnos aprendan más o menos matemáticas, ciencia y lenguaje.
Precisamente el portavoz de la Junta, 'De Santiago', ha instado al Gobierno 'a hacer las cosas como Dios manda', es decir, de una forma homogénea en todo el Estado, porque en su opinión 'no se puede estar en misa y repicando' al pedir los socialistas que se retiren los crucifijos del aula y los ministros sigan prometiendo o jurando su cargo ante una cruz.
Habrá que 'cruzar' los dedos para que la justicia sea diligente, porque 'a quien madruga Dios le ayuda', y emita una sentencia que regule si la aconfesionalidad del Estado 'consagrada' en la Constitución debe aplicarse en estos casos concretos.
Sea como sea, alguien tendrá que 'pagar religiosamente' las costas del juicio, porque cuando una sentencia es firme 'va a misa' y, dirá alguno, que 'a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga'.
Todas estas conversaciones y debates terminarán previsiblemente con una despedida. En esta tesitura también se cuelan 'divinos' giros: 'hasta mañana si Dios quiere', 've con Dios' o, simplemente, alguien prefiera irse sin decir ni 'pío', sin decir 'amén'.
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