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Borau "cuela" en la RAE al "sheriff" del Oeste, a Tarzán y a la mona chita

EFE
Actualizado 16-11-2008 21:08 CET

Madrid.-  A nadie le gusta ser "el malo de la película" ni sentirse "solo ante el peligro", especialmente si no está cerca "el séptimo de caballería", como hoy puso de relieve el cineasta español José Luis Borau en su discurso de ingreso en la Real Academia Española.

"¿Quién puede pretender a estas alturas que sustituyamos 'play-back' por sonido pregrabado, 'flash-back' por salto atrás, y que a un 'sheriff' del Oeste se le llame comisario?", se preguntó Borau durante la lectura de su discurso, en el que rastreó la profunda huella que el cine ha dejado en la forma de hablar y de escribir.

Fue un discurso ameno e ilustrativo, que, "por exigencias del guión", le permitió a Borau colar por unas horas en la Academia a "el bueno y el malo" de la película, al "sheriff", a las vampiresas, a los "frikis" (extravagantes), a Tarzán y su inseparable mona Chita.

El nuevo académico hizo reír a los centenares de asistentes, pero también, reflexionar porque el cine, y sus poderosas imágenes, comunes "a millones de personas en todo el mundo", "puede trastocar -de hecho, lo está haciendo ya- el camino tradicional de conocer y darse a entender" que hasta hace poco tenía el ser humano.

Borau (Zaragoza, 1929) elogió la figura de su antecesor en el sillón "B" de la RAE, el actor y escritor español Fernando Fernán-Gómez, un hombre de "talento poliédrico", que triunfó en el cine, el teatro, la televisión y la literatura.

Bajo el título "El Cine en nuestro lenguaje", Borau reflexionó sobre la influencia del Séptimo Arte en el habla de Hispanoamérica.

El nacimiento del cine produjo "un diluvio de vocablos exóticos", algunos de los cuales "fueron hispanizados rápidamente" -plató, claqueta, encuadre, estudios-, y en otros casos dio significados nuevos a palabras ya existentes, como "película", "cámara", "celuloide", "cinta", "congelado", "bobina", "especialista", "foco" o "secuencia".

Ese "diluvio" dio más de un quebradero de cabeza a los ilustres académicos de la posguerra española, cuyas propuestas de traducción, según recordó Borau, "rozaban la fantasía, por no decir el surrealismo".

Así, querían que "plateau" pasara a ser "plataforma"; "play-back" merecía soluciones tan diversas como "fonogonías", "sonido superpuesto", "bailable" o "cantable"; y "travelling" se traduciría como "cámara seguidora", "máquina sobre carriles" o "estrofa".

Hoy día, dijo, "ya no preocupa tanto la invasión de términos extranjeros", y Borau puso como ejemplo voces como "play-back", "flash-back", "sheriff", "cameo", "gag", "ralentí" o "remake", que son difíciles de sustituir.

El director de "Furtivos", subrayó cuánto le deben al cine expresiones como "el malo de la película", "pasarlo de cine", "por exigencias del guión", "aquí hay mucho jefe y poco indio" o "corre menos que el caballo del malo".

La inmensa influencia que alcanzaron los actores de cine los convirtió pronto en "estrellas" y, por extensión, esa palabra se aplica en la actualidad a "deportistas, arquitectos, escritores o políticos", señaló Borau, que en sus más de 40 años de profesión ha sido guionista, actor, director, profesor, productor y distribuidor.

"A veces no se traduce ya el término anglosajón, y 'stars' son por derecho propio la actriz Penélope Cruz, el tenista Nadal o cualquier ministro de Hacienda en ejercicio", afirmó.

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