Las consolas de videojuegos no permiten la lectura de juegos grabados, así que bajarse un juego no es tan sencillo como una canción o un capítulo de ‘The Wire’. Para poder hacerlo es necesario modificar el propio aparato, algo para lo que hay muchos motivos; algunos más lícitos que otros. A la cabeza estaría, evidentemente, el deseo de poder jugar gratis y de acceder a todos los juegos del mercado. Pero hay más.
Antes de empezar con el repaso al estado actual, hay que aclarar que modificar una consola no es ilegal. Al hacerlo se pierde la garantía del fabricante, pero no constituye un delito. Incluso hay tiendas que ofrecen el servicio. De todas formas, sí es un delito poseer una copia de seguridad de un juego que no hemos comprado. (Ver aquí la normativa oficial)
La razón más importante para defender la modificación de consolas es que los juegos originales se estropean, pero al no reproducir discos grabados, no es posible hacer copias de seguridad, algo a lo que tenemos derecho como consumidores. Otra razón es ampliar el uso que el fabricante hace de su máquina: el movimiento hack de PS2 y XBOX produjo interesantes programas para reproducir vídeo o todo tipo de emuladores. Probar un juego antes de comprarlo o tenerlo antes de que llegue a las tiendas no son argumentos igualmente válidos, ya que vulneran la ley. El placer de piratear a veces se convierte en el fin en sí mismo; es jugar a ser un hacker.
Michael Capps, presidente de Epic Games, la compañía que acaba de anunciar que ha vendido dos millones de unidades de ‘Gears of War 2’ el fin de semana de lanzamiento, ha comentado en una reciente entrevista en Gameindustry que no sólo tienen que luchar contra la piratería, sino contra el mercado de segunda mano.
Lo argumenta afirmando que a la primera parte de su mayor éxito jugaron el doble de los que lo compraron. Esto ataca una práctica habitual de los jugadores, que de otra manera no podrían probar muchos de esos juegos que cuestan 70 euros. Además el mercado de segunda mano sirve para equilibrar los precios de la industria: los que no valen lo que cuestan bajan pronto; los clásicos se mantienen o incluso suben con los años.
Siempre se han pirateado videojuegos. En la época del ‘Spectrum’ los juegos venían en cintas, así que bastaba un radiocasete para realizar perfectas copias… y mucha paciencia para cargarlas. Luego llegaron la NES y los cartuchos, mucho más difíciles de copiar. La única manera de jugar gratis en las consolas de 8 y 16 bits fue mediante unidades de disquetes que se acoplaban a la ranura de los cartuchos: eran muy caras y difíciles de conseguir.
Desde que el CD se impuso como el formato más extendido, y posteriormente el DVD, las consolas se piratean mayoritariamente con chips que engañan al lector y permiten reproducir todo tipo de discos y la carga de copias. Con las últimas consolas se ha complicado aún más al introducir un nuevo elemento: las actualizaciones del firmware. Cada cierto tiempo, Nintendo, Sony y Microsoft actualizan el software de sus consolas, introduciendo novedades y mejoras —a veces mínimas— y corrigiendo los fallos de seguridad.
Microsoft ha comenzado una nueva campaña de baneos a los usuarios de consolas modificadas, coincidiendo con la campaña navideña. Da la impresión de que las compañías tienen perfectamente controlada su seguridad y que cuando quieren cierran el grifo. Está claro que el hecho de poder piratear una consola es un motivo más de compra, así que por qué no permitirlo hasta cierto punto. ¿Una de las razones de la marcha de PS3 respecto a sus predecesoras? Seguramente.
Hay varias formas de cargar copias en Wii. Durante los primeros meses, en el mercado la única vía era instalar un chip en el interior, pero actualmente ya existen programas que lo hacen sin necesidad de abrir la consola.
Eso sí, instalar un chip no es sencillo, ya que existen diferentes modelos de Wii y con las actuales se complica bastante. En cuanto al ‘Wii Backup Launcher’, todavía está en fase de experimentación y no es 100% compatible.
La consola de Microsoft se piratea con un pc y un destornillador. El proceso consiste en desmontar la consola y conectar el lector a la torre para engañarlo, instalando un firmware que permita la carga de copias. Eso sí, es un proceso delicado y puedes acabar con una consola inservible.
El as en la manga de Microsoft en su lucha contra la piratería es XboxLive. Si quieres, puedes correr el riesgo de engañar al lector, pero cuando quieran van a expulsarte de su servicio online.
No se puede piratear. Después de ver lo fácil que fue en PSP, todo el mundo pensaba que desde el primer día iba a existir un cargador de ISOs, pero dos años después sigue sin haber nada serio. Y eso en una consola que permite instalar Linux. De hecho, es posible realizar copias de seguridad de los juegos de PS3 con Linux instalado, pero dichas copias de momento son inservibles.
Nintendo ha amenazado a las tiendas que venden los célebres cartuchos flash, gracias a los que es posible la carga de copias. Eso y el nuevo modelo DSi pueden ser signos de que Nintendo está cansada de la piratería en su portátil.
Una de las más pirateadas y con un movimiento más interesante, ya que además de poder jugar con copias hay muchas aplicaciones y emuladores creados por usuarios, lo que conocemos como ‘homebrew’. Es curioso que las copias de seguridad funcionan mucho mejor desde la tarjeta de memoria que los originales en UMD. El primero que consiguió cargas copias fue DarkAlex, un mito de la scene.
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