San Sebastián.- La Asociación Española de Profesionales del Autismo (Aetapi) ha cumplido 25 años y afronta el futuro con un gran reto, el de mejorar la atención de los adultos que padecen este trastorno, que en muchos casos no se les diagnostica porque permanece oculto bajo otra discapacidad.
Profesionales que trabajan en centros educativos, talleres ocupacionales, centros especiales de empleo, centros de día o unidades de diagnóstico conforman esta asociación, que ha inaugurado hoy en San Sebastián su XIV Congreso Nacional, tras el prólogo que tuvo ayer en Bilbao con la celebración de varios talleres.
Unas 450 personas participan en esta reunión hasta el próximo sábado, en la que se prestará una especial atención al aprendizaje de los niños con autismo a edades tempranas, han informado en rueda de prensa Isabel Galende, vicepresidenta de Aetapi, y José Luis Cuesta, miembro de su junta directiva.
Junto a ellos ha intervenido el doctor Joaquín Fuentes, coordinador del grupo de Trastornos del Espectro Autista de Instituto de Salud Carlos III de Madrid, quien ha destacado que en este último cuatro de siglo se han producido grandes avances en el tratamiento del autismo, que presentan uno de cada 150-200 niños y que en el 50-60 por ciento de los casos va acompañada de una discapacidad intelectual.
Fuentes ha destacado que se ha pasado de tratarlos como enfermos a considerarlos "ciudadanos", con derecho a tener la misma calidad de vida que el resto, "un proyecto de vida que satisfaga sus necesidades".
"Antes los demás decidían por ellos. El cambio fundamental es que ahora les preguntamos y les tenemos en cuenta. No es fácil hacerlo, pero quienes les conocen saben cuáles son las aspiraciones y los sueños de esas personas", ha subrayado.
Este experto ha recomendado que la mejor actitud hacia quienes padecen esta discapacidad es tratarlos como a cualquier otra persona.
"No hay tratamientos médicos que curen, aunque de aquí a una generación, hacia 2022, habrá cambios importantes. Ahora tenemos que tener en cuenta que el mejor tratamiento somos nosotros, que esa persona nos necesita, que en el autismo nosotros somos la prótesis", ha señalado.
Ha añadido que en la última década se han producido "avances fantásticos" en la eliminación de las barreras sociales en los niños autistas, pero ha advertido de que quedan muchas "a superar" en la edad adulta, lo que se convierte "en el principal desafío y objetivo a cumplir".
Fuentes ha explicado que hay un número indeterminado de adultos a los que no se ha diagnosticado el autismo y se les ha asociado con otro tipo de discapacidad, una situación que se da en todo el mundo y que en algunos lugares se está intentando paliar, como en Luxemburgo, donde se ha detectado el trastorno a personas ingresadas en centros psiquiátricos, a los que se ha sacado de allí y han empezado a recibir ayuda especializada y a hacer una vida normal.
Ha precisado que el autismo se camufla en esas edades bajo otro tipo de discapacidad intelectual y, en el caso de quienes no la padecen, se les atribuyen trastornos de la personalidad.
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