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Botín, ¿una demostración de poder o de debilidad?

  • El Gobierno confía en la jugada del Santander de ir a una ampliación de capital
  • Algunos analistas creen que esto demuestra que la banca española necesita capital
  • Botín pide el dinero a sus accionistas en lugar de recurrir al Gobierno
Por ANA R. CAÑIL (SOITU.ES)
Actualizado 11-11-2008 13:47 CET

El presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, ha acudido a las 12:30 al encuentro con Zapatero y Solbes para hablar de la futura cumbre en Washington del G20 como si no hubiera roto un plato. Como si a las 10:21 horas de la mañana no hubiera informado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de que el banco que preside —el primer banco de la eurozona por capitalización y entre los diez primeros del mundo— había decidido aumentar su capital, mediante una ampliación de 7.200 millones de euros, dejando con un pasmo a sus colegas y a los mercados.

Para colmo, la ampliación se hacía sin echar a correr para pedir dinero al Gobierno , como han hecho sus colegas internacionales, sino que será enteramente suscrita por los accionistas del banco, con una emisión de más de un millón y medio de acciones, que podrán ser suscritas a 4,5 euros por acción, un 46% más barato de lo que el banco cántabro cerró el viernes en Bolsa.

El periodo de suscripción será desde el 17 al 27 de noviembre, y la ampliación, asegurada entre otros por Merill Lynch y JP Morgan (la verdad, esto de los bancos de inversión ya suena hasta fatal), tiene como objetivo reforzar el ratio de capital —tier 1, core capital o como quieran llamarlo—, conceptos que encierran la calificación sobre la calidad de los recursos propios del banco. La del Santander está ahora en el 6%, y quieren llevarla hasta el 7%. El asunto ha ocasionado más que un ligero mosqueo, porque hace 13 días Saénz lo negó. Y Alfredo Sáenz es el consejero delegado del Santander, que se permitió rechazar una ampliación de capital para elevar ese ratio del 6, porque el banco tenía "los activos sanos" y unas reservas genéricas "de 6.000 millones de euros".

En recuerdo de estas declaraciones y dado que los mercados, los analistas y los periodistas estamos a la que salta, lo primero que han hecho las bolsas es castigar al banco cántabro y al resto de la banca española, que tenía un cabreo con Botín que para qué las prisas. Porque la acción del banquero de Santander tiene muchas posibilidades de arrastrar a todos los demás, como BBVA —que ha negado que vaya a tomar esa decisión—, Banco Popular y otras entidades.

Pues bien, con este panorama y las bolsas a la baja, don Emilio se ha personado en La Moncloa con su corbata roja de las grandes y las pequeñas ocasiones -el símbolo del banco- y su camisa blanca, tan bronceado y bajito como siempre, y se ha sentado en el sofá, a la izquierda del presidente, para compartir tresillo y plano con Zapatero.

¿Poder o debilidad?

Esto de hoy de Botín, ¿es una demostración de poder o de debilidad? Pues depende a quién se pregunte.

Para los analistas —casi todos contaminados por un negocio u otro con el Santander— es una sorpresa, pero también una asunción de que la banca española necesita capital. Asunto que es un grito a voces y que no tiene nada que ver con la afirmación de que sigue siendo la mejor banca del mundo. Para los otros bancos "lo que ha hecho ha sido engañarnos y ponernos a todos en un brete, porque ahora vamos a tener que seguirle, mal que bien. Y no todos tenemos su fuerza para salir y hacer una ampliación de capital sólo con los accionistas. Nos complica hasta el acudir a a la subasta del próximo jueves", confiesa un analista de la banca mediana, refiriéndose a la primera subasta que el Tesoro organizará para inyectar liquidez. Aunque los nombres de los que acudan serán secretos hasta dentro de cuatro meses, el personal sigue pendiente del cotilleo.

El BBVA, el gran contrincante inmediato del Santander, ha salido al paso inmediatamente y asegura que no está entre sus planes próximos una ampliación de semejantes características. Además, ha enviado una circular de advertencia a todas sus oficinas, explicando que no tienen nada que ver con las prácticas de su competencia más inmediata.

El calentón se enfría

Pasado el calentón de las primeras horas de la mañana han llegado las reflexiones sobre los motivos de Botín para tomar tal decisión, además de poner la testosterona sobre la mesa, algo que la banca exuda con la misma facilidad que los obreros de la construcción. Eso de "con un par, que yo puedo" les entusiasma también a los señores de corbata. Más allá de la connotación de poderío, hay que saber lo serio. Por ejemplo, que la semana pasada el Banco de España, en su informe de Estabilidad Financiera de noviembre, ya advertía de las distorsiones injustas que estaba ocasionando en la calificación del capital de los bancos el hecho de que los que tenían problemas -o preveían tenerlos- recibieran directamente inyecciones de sus gobiernos, en referencia a los bancos extranjeros.

Así, en la página 45, el banco que gobierna Miguel Ángel Fernández Ordóñez ya advertía de que la recapitalización de algunas entidades que "aparentemente" no tienen problemas de solvencia por parte de sus gobiernos "puede distorsionar el terreno de juego competitivo, al tiempo que surgen dudas sobre los instrumentos que se están empleando". Traducido al cristiano: que cuando el gobierno holandés mete 10.000 millones de euros en ING sólo para fortalecer su capital y sin riesgos de mayores pérdidas, está haciendo juego ¿sucio?. O por lo menos, dejando en desventaja a los que mejor se estaban portando.

"Después de todo, Botín lo que ha hecho ha sido una demostración de fuerza, se lo tomen como se lo tomen la prensa extranjera y los analistas", explica una fuente económica del Gobierno, convencida de que en el reproche de todos los demás medios financieros al banquero cántabro existe un poso "de envidia y admiración, porque ¿quién puede salir y pedirle a sus accionistas 7.200 millones de euros para el día 27 de noviembre?", apunta el mismo portavoz.

¿Y si pese a todo no se cubre todo por los accionistas? "¿Tú crees? Eso es no conocer a Botín. Cuando ha dado ese paso, es porque tiene todo cubierto, hasta el ultimo millón de euros de esos 7.194,65 millones que dice que necesita para llegar a un capital pata negra del 7%". Total, que el Gobierno confía en la jugada del cántabro.

Sólo hay que esperar 17 días para ver si está atada y bien atada.

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