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Gwyneth ha perdido el norte, pero le sienta tan bien...

Por ANA SERRANO* (SOITU.ES)
Actualizado 07-11-2008 19:06 CET

Es rubia, alta, guapa, tiene un Oscar, un marido atractivo y unos hijos monísimos. Todo ello le confiere un aire de beatitud y cursilería que parece querer compensar con este giro estilístico que se está dando últimamente, mezcla de feísmo, atrevimiento y algo de actitud punk. Cualquier otra Laura Ingalls hubiera concurrido en el desastre con semejante hazaña, pero Gwyneth consigue pasar airosa al lado más hard de la vida. Ñoñas del mundo, ¡no intentéis esto en casa! El caso de la Paltrow es único en su especie.

Este vestido lo lució en el estreno parisino de su último film, Two Lovers, y lo que llama la atención es su frontal con un falso corsé de encaje que nos permitía intuir sus pechos y hasta sus braguitas. Un engendro digno de quien lo firma, el creador de los zapatos infernales Antonio Berardi. Esta web ha encontrado un ingenioso símil con esas camisetas que fingen tener un cuerpo pintado. En efecto, tal y como la que luce Beth Ditto en la portada de la revista Jalouse, fotografiada por Mondino, con la diferencia de que la cantante parece llevar esta estampación de una manera humorística, mientras que Gwyn lo hace totalmente en serio. Si os fijáis bien, los botines que lleva la Paltrow con el vestido-corsé también son bastante feotes, especialmente para un evento.

Aún así, ella pone su mejor sonrisa y, con los genes que le ha dado Dios, suple todo lo que le arrebata ese modelo infernal. Cuando empezamos a saber de Gwyneth Paltrow, en los 90, era la tierna novia de Brad Pitt, una chica rubita de gustos sencillos y aspecto siempre sport, que no parecía poner mucho énfasis en ensalzar su glamour.

Sólo hay que ver la diferencia entre esta chica vulgar en vaqueros y zapatillas que lleva en un bolso de lona un ejemplar de la revista W; casualmente, unos diez años después protagonizaría una portada en esa misma publicación con una imagen mucho más pulida y sofisticada. Comparemos a esa Barbie Princesa que recogió un Oscar vestida de Ralph Lauren con esta maravillosa y refinada sirena de Zac Posen, varios años después.

Durante la promoción de Iron Man, hace unos meses, Gwyneth hizo una exhibición de imagen renovada y actualizada que se caracterizó principalmente por dos elementos: los mini vestidos (en su más reducida expresión) y los taconazos (los más altos que puedas imaginar). Había veces en su tournée mundial que acertaba de pleno, como ésta en la cual lo combina con un blazer, pero otras en las que parecía que había comprado el vestido en Stradivarius, tanto por el exceso de brillos como por lo minúsculo del vestido. Es obvio que ella no se tiene que agachar a recoger nada, pero con semejantes cortos y unos tejidos tan calados, en algunos momentos se hace excesiva la exposición de carne de la actriz. Esta imagen tan arriesgada contrasta drásticamente con la que ofrece cuando protagoniza las campañas de Tod’s, donde se muestra más tradicional y dulce, un papel en el que encaja, aunque es aburrido y cursi.

Con el tema del calzado, tres cuartos de lo mismo. A pesar de que, con semejantes minivestidos, queda bastante clara la buena calidad de sus piernas, se pasó toda esa promoción montada en los tacones más altos del mundo. Y no siempre eran los más bonitos, como cuando mostró estas galácticas (marcianas) sandalias sin tacón, de nuevo de Antonio Berardi, o estos infumables mocasines recargadísimos con una cremallera, borla y plataforma.

Pionera en el uso de las sandalias de gladiador, no siempre elige la mejor ocasión para llevarlas, como cuando se pone unas en versión botarra combinadas con un delicado vestido. Se matan ambas prendas en vez de contrastar. Claro, que lo mismo se planta un complejo vestido abullonado de fiesta… y se lo carga con las sandalias romanas completamente planas.

A pesar de estos errores —más que eso, que le eligen un vestuario que no pega nada con lo que ella irradia—, Gwyneth consigue sacar lo mejor de sí misma y estar siempre divina. Buena base no le falta, no hay más que verla. Si te preguntas cómo lo consigue, te recomendamos que te des de alta en su página web, gracias a la cual recibirás puntualmente en tu correo consejos de cómo vestir, vivir, decorar tu casa y alimentar el cuerpo y el espíritu. Seguro que la talaverana de adopción escribe las newsletters de su puño y letra… Esto es bastante dudoso pero lo que sí es cierto es que el contenido de su portal vuelve a parecerse más a la Gwyn dulce y amable que sus vestidos de cabaretera y zapatos de inspiración sadomaso nos quieren ocultar. Y bienvenidos sean.


* Ana Serrano es nuestra colaboradora de moda y belleza.

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