A estas alturas, decir que internet es el mejor medio para seguir al momento un gran acontecimiento es una gigantesca obviedad. Las elecciones americanas de 2008 serán recordadas por muchas razones, y una de ellas será la sobreabundancia de información 'on line' de todos los tipos: asomarse a la vertiginosa conversación de Twitter es la peor forma de conseguir datos útiles y la mejor para entender la revolución sufrida por la información desde los últimos comicios.
En España sólo el 51% de los hogares poseen internet. Lo que sí existe es más de un móvil por habitante. Y aunque muchos teléfonos aún no están preparados para conectarse a la red (ni los usuarios están equipados con tarifas planas) sí lo estarán cuando lleguen las próximas elecciones norteamericanas. Gran parte de la población se alfabetizará digitalmente cuando internet esté hasta en el móvil más sencillo. Así que esta noche hemos intentado un pequeño experimento: seguir la victoria de Obama con -probablemente- los cuatro mejores 'smartphones' del mercado español. Teníamos algunas preguntas en mente: ¿Son capaces realmente de sustituir a un ordenador? ¿Está suficientemente desarrollado su mercado de aplicaciones y contenidos? ¿Son fáciles de usar? ¿Hay diferencias entre elegir uno u otro?
Para la prueba hemos utilizado un iPhone, un HTC Touch Pro, un Nokia n96 y una BlackBerry Bold. Todos cuestan a partir de 600 euros (libres), llevan de todo (wifi, GPS, cámara...) y usan sistemas operativos diferentes: el propio de Apple, Windows Mobile, Symbian y el ideado por RIM. Pero que nadie se asuste, ya que muchos de los últimos móviles, mucho más sencillos y asequibles, permiten hacer lo mismo que estos carísimos tope de gama.
Una vez deshecho el lío de cargadores y colocados en línea, comienzo a buscar e instalar los programas gratuitos especiales de las elecciones. Primer problema: es imposible probar ni siquiera una ínfima parte. Juegos, aplicaciones para seguir el recuento y los paneles al momento, programas creados por desconocidos, pequeños medios y grandes de la información. La avalancha de widgets ha saltado de internet a los móviles.
En el iPhone, instalamos el programa oficial de la campaña de Obama del que tanto se ha hablado. Veo que incluye las opciones previsibles: recibir mensajes, noticias, actualizaciones. Entro en 'call friends'. Me asusta un poco ver que hace precisamente eso, llamar a tus amigos. Es capaz de encontrar quienes de entre tus contactos viven en estados clave y recordarte que aún no les has llamado para asegurarte de que han votado a Obama. Tranquilo, dice, no guardaremos información sobre tus llamadas, sólo el número que has hecho. ¿Cuántos votos habrá conseguido así? Sin embargo, es sólo un programa más. En la Apple Store hay un buen puñado de aplicaciones -gratuitas y de pago- para seguir los comicios, incluida una diseñada por Slate.
Cambio el teléfono de Apple por la BlackBerry. En la página de inicio hay un especial elecciones que permite bajarse muy fácilmente las aplicaciones gratuitas o crear accesos directos a las webs móviles dedicadas de The Washington Post, AP, CNN, The New York Times, Time, Newsweek, ABC, Fox, Slate y USA Today. En un alarde de originalidad, elijo AP y The New York Times. Son perfectos, igual que el resto. Limpios, rápidos, exactos. Proporcionan la información de sus medios a la misma velocidad que aparecen en internet.
Me gusta Viigo, un popular y rapidísimo lector de RSS que también está disponible para Windows Mobile. En el escueto (pero fácilmente ampliable) apartado 'elecciones' vienen por defecto los resultados, las encuestas, la sección de política de Yahoo y la del humorístico The Onion. Allí leo el mejor titular del día: "Le dan a un negro el peor trabajo del país". Las antiguas alertas han sido sustituidas por la actualización automática. Una estrellita avisa discretamente de que hay titulares sin leer.
Bajarse Viigo en su versión Windows Mobile para el HTC es un poco más difícil. La "tienda online" del sistema operativo móvil de Microsoft tiene mucho aún que copiar de iTunes o del sobrio sistema usado por RIM para facilitar novedades. En el móvil de Nokia me quedo con la aplicación diseñada por Reuters, que aunque no es específica para las elecciones cumple su papel. Para el usuario menos tecnológico no debe ser fácil encontrar e instalar una aplicación para Symbian y Windows Mobile.
Sea por RSS, navegando o utilizando las aplicaciones específicas, es un placer seguir la actualidad con cualquiera de los cuatro teléfonos. Tienen sus pegas (la pantalla y la navegación en el n96; la lentitud del sistema operativo del HTC; los 'cuelgues' del Bold con algunas aplicaciones o la desesperante ausencia de teclas en el iPhone). Pero en general da gusto navegar con ellos. Con cualquiera se podría sobrevivir comunicativamente hablando en una isla desierta, siempre que en ella hubiera enchufes y una buena tarifa en 'roaming'. Sus pantallas son excepcionales —especialmente la del HTC— pero leer en un lugar tan pequeño y brillante cansa. Aún así, la avidez de noticias empuja a seguir.
Entre el discurso del perdedor McCain y el del victorioso Obama me pongo a navegar por la web 2.0, más que nada para comprobar si añade algo a las informaciones de los medios tradicionales que he seguido hasta el momento. Entro en YouTube (que se ve divinamente en el HTC, pero en el que no hay forma humana de encontrar nada interesante de las últimas horas), busco en Twitter (hay tanto ruido que abandono enseguida), entro en los programas de mensajería y en FaceBook (a las seis de la mañana sólo hay periodistas adictos que se han quedado en vela), echo un vistazo a los 'podcast' de radio (desactualizados). Encuentro tantos blogs que han cubierto las elecciones en directo que no me quedo con ninguno. Sin embargo, si en lugar de recibir información quisiera emitirla, lo tendría mucho más fácil. Podría grabar vídeos, sacar fotos y publicarlos en Tumblr o en el Flickr en unos segundos. Incluso podría acompañarlos de un texto largo gracias a los teclados del HTC o la Bold. En mi caso no tiene mucho sentido, pero miles de norteamericanos lo han hecho. A estas horas, el material audiovisual de primera mano es precisamente lo que sobra.
Mientras paseo por la saturada web 2.0, me pongo la radio para escuchar el elegante reconocimiento de su derrota de McCain y el histórico discurso de Obama. Tiene gracia, pero a pesar de tener entre mis manos algunos de los super-teléfonos más deseados del momento, sólo puedo sintonizar la radio en uno, el Nokia. El iPhone y la Bold no tienen, y la salida de audio del HTC no admite los únicos cascos que tengo a mano, los convencionales. Voy cambiando de emisoras, y compruebo que el viejo medio de comunicación sigue siendo imbatible en los directos. De hecho, incluso podría seguirlo todo por la televisión que incluye el n96, pero su estándar aún no se admite en España.
Así que al final acabo escuchando la radio en un móvil y leyendo RSS y navegando en otro. Abandono los widgets especiales por mis fuentes favoritas. Me quedo con la inmediatez de la radio, los artículos analíticos escritos de las televisiones y diarios de confianza (eso sí, distribuidos por RSS), la web 2.0 para emitir y compartir información con mi red. La conclusión: no es que sea posible informarse única y exclusivamente a través del móvil, sino que lo difícil es elegir cómo y dónde hacerlo, exactamente igual que en internet.
Entre tanta convergencia, sólo me queda una duda. ¿Aguantará la batería de alguno de los cuatro móviles hasta esta noche, cuando tenga que llamar por teléfono?
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