Desde este modesto blog me gustaría, como no puede ser de otra manera, defender a la Reina Sofía de los irresponsables e injustificables ataques que está recibiendo por sus necesarias y sinceras declaraciones sobre la homosexualidad, incluidas en el libro de Pilar Urbano 'La Reina muy de cerca'. Piensen que no debe ser fácil para una mujer como Doña Sofía, casada con un machote del calibre de Don Juan Carlos, aceptar estos temas del bujarroneo. Incluso como madre debe resultar complicado aceptar las costumbres de sarasas y sodomitas, puesto que su hijo le ha salido tan viril como para preñar a Doña Letizia, algo que no consiguió su primer marido.
Doña Sofía reconoce que es capaz de comprender, aceptar y respetar que haya personas con una tendencia sexual diferente a la suya. ¡Qué humana y transigente es la Reina! Tanto como para soportar que los homosexuales existan. Podría asegurarles que incluso soporta de buen grado que salgan a la calle, respiren, paseen, trabajen, coman, paguen impuestos, vivan juntos, se vistan de boda y se casen. Lo que no le parece bien a Doña Sofía es que a esa unión le llamen matrimonio. Ella le llamaría "contrato social" o "contrato de unión". Yo en su caso iría más lejos, y hablaría de "convenio" o "trato". Me da la sensación de que incluso "mariconada" pudiese ser una alternativa contractual tan válida como cualquier otra.
Y me da esa sensación porque a la Reina no le gusta que los homosexuales alardeen de su elección sexual: "¿Que se sientan orgullosos por ser gays? ¿Que se suban a una carroza y salgan en manifestaciones? Si todos los que no somos gays saliéramos en manifestación... colapsaríamos el tráfico. Si esas personas quieren vivir juntas, vestirse de novios y casarse, pueden estar en su derecho, o no, según las leyes de su país: pero que a eso no lo llamen matrimonio, porque no lo es".
Hasta ayer mismo, pegarle fuego a fotografías de la reina Sofía podría parecer una exageración. La buena mujer se limitaba a pasar la hucha el día de la banderita, hacer una sesión fotográfica anual para ¡Hola!, asistir al Día de las Fuerzas Armadas y algún entierro social, acompañar a Letizia a las revisiones de rinoplastia y llamar al taxidermista para preguntar si ya estaban listas las pieles de oso de su marido. A partir de este momento, y de unas declaraciones en las que también asegura estar en contra del aborto y la eutanasia, me temo que se abre la veda.
La reina Sofía está pidiendo a gritos, amigos de El Jueves, una portadita. Lanzo una idea para el póster central: en una exclusiva carroza del día del orgullo gay aparecen Doña Sofía y Bárbara Rey, vestidas de reinonas, defendiendo la pureza, durabilidad e inquebrantabilidad del matrimonio heterosexual. Encadenados por el cuello a la parte de atrás del vehículo, Juan Carlos y Ángel Cristo reparten preservativos de sabores entre los asistentes al desfile.
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