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El alcalde de Coslada dice que hacer una balsa no acabará con las inundaciones

EFE
Actualizado 31-10-2008 18:33 CET

Coslada.-  El alcalde de Coslada, Ángel Viveros, ha opinado hoy que ni la balsa para recoger agua, que quiere construir la Comunidad de Madrid, ni las bombas de achique son medidas "suficientes" para evitar las inundaciones del barrio Santiago-Vicálvaro.

Viveros ha respondido así al consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados, quien ha anunciado hoy que, "casi con toda seguridad", el Canal de Isabel II comenzará "en dos o tres días" la construcción de una gran balsa en la cabecera de la avenida de Vicálvaro de Coslada para recoger el agua de la lluvia.

"No creo que la balsa sea la respuesta a las riadas porque, ¿qué va a pasar si se llena?", ha señalado el regidor, quien ha añadido que lo que no quiere es que la zona se acabe convirtiendo "en un pantano".

En su opinión, las bombas de achique ofrecidas por el Gobierno regional para evitar que el agua llegue hasta el barrio cosladeño "tampoco son una solución".

"Las bombas no nos sirven de nada en nuestro término municipal porque no tenemos dónde colocarlas y desviar el agua. O bien se la enviamos a San Fernando y terminamos ahogándoles o la devolvemos al término de Madrid y, como están más arriba, acabarían volviendo aquí cuesta abajo", ha apuntado.

Para Viveros, la clave del problema está en "aplicar el sentido común" y se construya "urgentemente" un nuevo colector que canalice el agua del nuevo desarrollo del Cañaveral y la M-45 hacia el río Jarama.

El alcalde ha criticado que desde que solicitó a la Comunidad de Madrid la construcción de un nuevo colector "aún no he obtenido respuesta".

Según el informe elaborado por los técnicos municipales y presentado hoy por el alcalde, los principales motivos de las riadas del pasado 22 de septiembre y 12 de octubre en la ciudad tuvieron una "relación directa e incuestionable" con la ampliación que se ha realizado en la M-45 y los movimientos de tierra del desarrollo urbanístico del Cañaveral, en el término municipal de Madrid.

En el informe se asegura que la ampliación de la M-45, que este año ha ampliado sus vías de 40 a 80 metros, no ha supuesto la modificación de los conductos de drenaje del agua, existiendo "un único tubo" entre el kilómetro 23 y 26 de la citada carretera, con una capacidad de 1.800 milímetros cúbicos.

En el capítulo de consideraciones, se señala que la puesta en marcha de la M-45, en marzo de 2002, "supuso la creación de una barrera en las pendientes naturales existentes, dando lugar a escorrentías naturales sin la adecuada resolución de la conducción de aguas fuera del ámbito de la autovía".

Según el informe, el cambio de orografía por las obras de construcción del nuevo PAU del Cañaveral ha supuesto que la absorción natural del terreno se haya reducido de un 30 a un 10 por ciento.

Viveros ha señalado que las obras realizadas al otro lado de la M-45, y pertenecientes al término de Madrid, suponen además el aumento de lodo en la corriente de agua que, en algunos casos, "está obstruyendo" el alcantarillado.

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