Murió a los 23 años cuando ya era toda una estrella de Hollywood. Ahora se diría que tenía la maldición de Heath Ledger, pero más bien fue al revés. Se llamaba River, y tan grande —dicen— era su pasión por la música que, cuando su amigo Flea (el bajista de los Red Hot Chili Peppers) le dijo que esa noche no podría tocar la guitarra en el Viper Room —el escenario estaba demasiado lleno, era peligroso—, se agarró tal mítica cogorza a base de alcohol y drogas que no pudo contarlo.
Murió a la una menos cuarto de la mañana del 31 de octubre. Se apellidaba Phoenix y decía que la música era su vida. Mañana se cumplirán 15 años de su muerte. Su hermano Joaquin estaba con él. Ayer dijo que él tampoco seguiría siendo actor. Porque la música también es su vida; y nadie acierta a entender si esta familia bautizada con nombres de ‘hippies’ (la hermanas de ambos se llaman Rain y Liberty y su madre, Heart) hace las cosas de determinada manera porque quieren causar un cierto impacto o porque están así de malditos.
La comunidad artística norteamericana no acertaba ayer a entender por qué Joaquin les dejaba huérfanos. Por qué cambiaba unos escenarios por otros escenarios si su carrera iba viento en popa, con dos nominaciones al Oscar por ‘Gladiator’ (año 2000, ganó Benicio del Toro) y ‘En la cuerda floja’ (2005, ganó Philip Seymour Hoffman). Será, quizá, que pesa más el Grammy que ganó al alimón con Reese Witherspoon por interpretar a Johnny Cash ésta última. "Estoy trabajando en mi música. He acabado con eso".
"Quiero aprovechar esta oportunidad [un acto benéfico organizado por la compañía del recientemente fallecido Paul Newman] para hablar un poco sobre el hecho de que ‘Two lovers’ será mi última actuación como actor. No voy a hacer más películas". El micro que recogió sus declaraciones fue uno del programa Extra TV, el mismo en el que Eddie Murphy dijera en julio algo por el estilo, que no haría nada más después de ‘Atrapado en un pirado’. Pues bien, el actor que interpretara al superdetective más disparatado de los 80 ya tiene cinco proyectos en cartera. ¿Tiene Hollywood palabra?, ¿sirven para algo estos globos sonda?, ¿eran tan fuertes las convicciones de Cate Blanchett y Orlando Bloom como las de Joaquin cuando amenazaron con desaparecer para siempre de los salones de nuestras casas y de los cines donde nos esparcimos los fines de semana?
A tenor de lo que dice su amigo Casey Affleck, lo de Phoenix no parece un farol: "No creo que esté bromeando". Su agente —se irá al paro, el pobre— opina, algo acojonado, lo mismo, que no baraja opción B. Lo que se anuncia ahora en el horizonte del reciente ‘ex actor’ es un proyecto con Tim Burgess, solista de The Charlatans. Justo cuando ya no iba a ser ‘el hermano de River’ nunca más, cuando su carrera era tan sólida que se había convertido en fetiche de M. Night Shyamalan (‘Señales’, ‘El bosque’), James Gray (‘La noche es nuestra’, ‘Two lovers’) o Terry George (‘Hotel Rwanda’, ‘Un cruce del destino’). Casi todos los que probaban con J. repetían, cosa que a partir de ahora parece improbable. Parece que ya no podrá ser más. El chico del labio leporino y la presencia de mil demonios se va, quién sabe si para siempre. Quién sabe si para construir en vida la misma leyenda que River cimentó en muerte.
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