¿Se está viviendo una época dorada de la ficción televisiva en España igual que en Estados Unidos? Pues... básicamente, no tanto como allí, pero se podría decir que, en cierta manera, sí. Un dato: hay más de 40 series en producción, una cifra nunca antes alcanzada. También es cierto que hay más canales de televisión.
¿Llegamos al nivel de calidad de las series estadounidenses actuales? La respuesta es no, pero con matices. Hay muchas razones para ello, pero muy alejadas de la falta de talento de los creadores y los guionistas, como algunos críticos de televisión, especialmente agresivos con las series de producción nacional, afirman sin sonrojarse.
Ni que decir tiene que hay series españolas, avaladas relativamente por algunos críticos, caso de 'Aída' o 'Cuéntame', que han superado en muchas ocasiones el 30% de share, cuando otras norteamericanas que llegan a nuestro país envueltas en un halo de calidad y comercialidad no llegan al 10%.
Las razones por las que en España no se hacen series tan 'buenas' como las que nos llegan de Estados Unidos (ojo, léase bien, las que nos llegan... que hay muchas que no nos llegan y son infinitamente peores que las españolas) confluyen en un único elemento: la pasta. Veamos por qué...
En España, las cadenas quieren series para toda la familia, porque son las que dan dinero y las que suben puntitos en el share. Es decir, no se pueden levantar del sofá ni el niño de siete años, ni la abuela que está haciendo punto, ni la madre, ni el padre... En definitiva, productos para toda la unidad familiar. Eso hace que series con contenidos, recursos narrativos y realización especialmente excéntricos no sean bienvenidas, porque convierten a dicha producción en minoritaria. Además, tratar determinados temas de forma más o menos explícita es impensable. Existe una censura por parte de las cadenas de televisión, lo que provoca una autocensura en las productoras. Y, lo que es peor, los propios creadores y guionistas son los primeros que cuando tienen una idea arriesgada piensan: "Eeeeeeh, creo que esto no les va a gustar a los directivos".
Por esta razón, por el miedo de las cadenas y los productores a arriesgarse, series como 'El ala oeste de la Casa Blanca' (hablar del presidente aquí, uh, qué miedo) o 'Nip/Tuck', tan explícita en su manera de tratar el sexo y la cirugía estética, serían impensables en nuestro país. Imaginen que se levanta el abuelo a hacer pis y todo se convierte en una catástrofe. Pese a todo, se han dado grandes avances, pasos importantes. La televisión de ahora está a años luz de la de hace una década, por mucho que algunos piensen que cualquier tiempo pasado, anterior a la incursión de las cadenas privadas, fue mejor.
Lo cierto es que, en Estados Unidos, se producen porque canales minoritarios como Showtime o HBO pueden llegar a los ocho millones de espectadores, mientras que la serie más comercial hecha 'ex profeso' para la señora de Logroño (sin acritud para riojanos, pero es que esta señora es muy famosa en el intramundo televisivo español) tiene su tope en los cuatro, máximo cinco millones de personas. Lo que vale el dinero.
Al otro lado del charco lo tienen claro. Un capítulo de serie dramática en 'prime time', 42 minutos. Uno de sit-com, 22 minutos. En España, las series de 'prime time' a veces superan los 70-80 minutos. Se podría decir que son peliculitas hechas con un presupuesto mucho menor que un film de verdad. Eso hace que los capítulos muchas veces sean eteeeeeeeerrrrnos. La razón, una vez más, es el vil metal. Para una cadena, rellenar dos horas de televisión con un capítulo de los de 70-80 minutos es mucho más barato que hacer dos series de 42 minutos con sus correspondientes espacios de publicidad. Esto genera que muchas veces se meta mucha 'paja' en las tramas para rellenar. A favor de los productores y las cadenas está, sin embargo, que series que han intentado utilizar el formato de duración americano, como 'Génesis, en la mente del asesino', 'Cuenta atrás' o 'Gominolas' en Cuatro y, actualmente, 'Lex' en Antena 3, no han conseguido atraer a la generalidad de la audiencia, con lo que se ratifican en sus posturas de capítulos largos. Una vez más, la culpa es del abuelo.
¿Y de qué es sinónimo esto? Efectivamente, de dinero. Se invierte demasiado, más de la mitad del presupuesto, en actores que, en muchos casos, no demuestran sus sueldos galácticos en el terreno de juego, cantidad que podría emplearse en llevar a cabo una buena producción y un trabajado proceso creativo.
Las cadenas de televisión españolas nunca se han caracterizado por la previsión y normalmente quieren los productos para ya. Sólo ven el dinero a corto plazo. Eso hace que el proceso creativo sea breve y precipitado, cosa que va en contra del propio producto, que muchas veces llega a los rodajes sin pulir, sin abrillantar con detalles y con tramas pensadas con menos sosiego del que sería deseable. En España, ya se sabe, nunca nadie tiene prisa hasta que llegan las prisas.
Muchos de ellos no tienen experiencia en contenidos, sólo en gestionar... ¿El qué? Sí, la guita. Más de lo mismo ocurre en algunas productoras de televisión. El modelo americano, si algo tiene de bueno, es que hace máximo responsable, el temido y amado productor ejecutivo, a un guionista, un creativo.
Pese a todo, existe una poderosa industria de ficción en televisión actualmente en nuestro país, una industria que en los registros de audiencias está muy por encima de la americana. Una ficción que entretiene y da de comer a muchas familias, al tiempo que, cada vez más, exporta productos a otras cadenas de Europa y Latinoamérica. Incluso en Estados Unidos quieren hacer una versión de 'El Internado'. Eso es algo que, salvo honrosas excepciones, no puede decir el cine español. Y todo ello, pese a los críticos de televisión, cuyos prejuicios ("todo lo de fuera es mejor") les han especializado en las críticas preventivas. Un ejemplo claro es 'Asesino en serie' de elmundo.es, quien ha augurado, sin verla, puesto que todavía no se ha emitido, que la versión española de 'Life on Mars' será 'seguro' mucho peor que la inglesa. Pues puede ser, pero remítase a los puntos de arriba.
Existe otro modo de ver series: internet, el medio utilizado generalmente por los que aborrecen la ficción española. Esto plantea una pregunta interesante: ¿por qué no se crean series exclusivamente para proyectar en cines semanal o quincenalmente que luego se puedan vender exclusivamente en DVD? Quizá ése sea el futuro para hacer una ficción diferente a la de los canales de televisión. Pero, claro, hay un problema: la pasta.
Y aquí, por más que se empeñen algunos críticos, ni el abuelo ni la señora de Logroño van al cine ni compran un DVD en la Fnac. Y mientras no se solucione el problema de la próstata, el abuelo se tendrá que levantar dos o tres veces a hacer pis durante la emisión de cada capítulo.
*Luis Murillo Arias es periodista y guionista de televisión.
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