San Sebastián.- Jorge Oteiza ha sido recordado hoy en San Sebastián como el artista que actúo de revulsivo para la cultura de Euskadi, como el creador temperamental que agitó a la sociedad vasca en la mitad del siglo XX y también como el hombre que se entregó a la poesía cuando llegó al vacío en la escultura.
Ha sido esta tarde en el Palacio Miramar de la capital guipuzcoana durante el homenaje "Cien años, Jorge Oteiza en la memoria", que el Gobierno Vasco ha rendido al escultor de Orio con motivo del centenario de su nacimiento, que se celebra mañana.
El lehendakari, Juan José Ibarretxe, la consejera de Cultura, Miren Azkarate, los artistas Néstor Basterretxea y Ricardo Ugarte, la escritora Julia Otxoa, y el periodista y escritor Hasier Etxeberria han intervenido en el acto.
"Jorge Oteiza jugó el papel de aguijón cultural, de provocador necesario para que la sociedad vasca despertara del letargo posterior a la Guerra Civil", ha destacado el lehendakari.
También ha hecho la misma reflexión Miren Azkarate, quien ha dicho que su libro "Quosque Tandem" y la actividad del escultor produjeron "el renacer de la cultura vasca".
"Su labor influyó no sólo en el arte, sino que se extendió a la música, a la nueva canción, a las artes escénicas, al cine, o a la misma literatura. Oteiza aportó visibilidad a nuestra sociedad y, por qué no decirlo, hizo que nos sintiéramos orgullosos de nuestra diferencia", ha destacado la consejera.
Néstor Basterretxea ha acercado a los asistentes al Oteiza hombre, al creador que se dormía mientras su mujer, Itziar Carreño, le leía historietas de "Mortadelo y Filemón", al genio vehemente que defendía una idea para luego pasar a reivindicar la tesis contraria con el mismo empeño.
Basterretxea ha subrayado que el artista guipuzcoano "iluminó una zona oscura de la historia del arte y enseñó que en el vacío hay una vida latente".
Anécdotas de los últimos años de Oteiza contadas por Hasier Etxeberria han dado paso a la intervención de Ricardo Ugarte, que ha hablado del creador vasco como de un artista "poliédrico con un montón de personajes en sí mismo".
"Fue un detonador cultural y la poética fue el motor de toda su obra", ha recalcado Ugarte, que ha rememorado los tiempos de la Escuela Vasca de Escultura y el grupo Gaur.
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