Tecnoemocional

Si no nos equivocamos, es Pau Arenós el responsable de la palabreja Tecnoemocional. El bueno de Pau se encuentra actualmente inmerso en un denso y extenso trabajo de historiografía sobre el devenir de la Alta Cocina hasta la actualidad, y, claro, está necesitado de terminología. Por eso hizo una consulta entre gente del mundillo, hasta concluir que Tecnoemocinal puede servir para denominar a cierta cocina que hacen hoy algunos cocineros. Es cierto que en Glotonia más de una vez nos hemos partido la caja con el término de marras, pero como bien nos dijo el propio Pau en Madrid Fusión 2008, "tampoco turboreactor es una palabra bonita, pero todo el mundo entiende lo que quiere decir". Quizás, antes de que sea irremediable y el palabro haga historia, podemos, entre todos, buscar un adjetivo más hermoso y ofrecérselo, ahora que se ha retirado a sus aposentos.

Por lo que le entendimos en Madrid Fusión, Pau explica el devenir histórico de la Alta Cocina, como un gran río que nace en Francia con su cocina clásica, etc. En resumidas cuentas, que como prolongación racional de todo aquello, La Nouvelle Cuisine dio sus frutos locales aquí y allá, con la Nueva Cocina Vasca, Nueva Cocina Catalana, Nueva Cocina Dedondesea... pero que esa historia se acabó. O, mejor dicho, que las aguas que vienen hoy en muchas cocinas, no provienen del mismo río del que se ha nutrido hasta ahora la Historia de la Alta Cocina. Que lo que hoy puede aflorar en Sidney, Los Ángeles, Tegucigalpa o en tu pueblo mismo, surge de un manantial llamado Ferrán Adriá, quien hace una cocina que no es derivada de aquella Nouvelle Cuisine.

Pau se refiere con el término Tecnoemocional a esa cocina de ruptura, que no de reforma, mejora o continuación.

Pau es un buen tío, además de sensato y amigo de la buena mesa. Premio Nacional de Gastronomía y todas esas cosas. Los Glotonios le queremos muchísimo. Se podría decir que lo nuestro es, prácticamente, amor a distancia.

Y hoy, que nos hemos levantado de buen pie, deseamos evitarle que sea recordado en la posteridad como el papá de esa palabra tan horrorosa.

Todavía está escribiendo, no ha publicado su libraco... así que estamos a tiempo. Cabe la esperanza. Aunque el monstruo ha empezado a correr, la suerte no está todavía echada, que diría Monterroso.

Entre tanto iluminado como anda por aquí suelto, seguro que se nos ocurre algo. ¿A que sí?

(Soplagaitas abstenerse, please)