Le ha salido dura.
Claro.
¿Las impresiones que le llegan han sido buenas?
Muy buenas.
San Sebastián, Hotel María Cristina, habitación 329. El anfitrión es Javier Fesser, director nominado al Oscar por el corto ‘Binta y la gran idea’ en 2007 y muy taquillero largometrajista gracias a sus dos anteriores comedias: ‘El milagro de P. Tinto’ y ‘La gran aventura de Mortadelo y Filemón’. Ahora ha puesto su cámara, su ojo, en el mundo del Opus Dei. El marco es la historia (inspirada en un caso real) de una niña de 11 años que padece una gravísima enfermedad y abraza a Dios para pasar el trance, apoyada, mediatizada, sobre todo por su madre. ‘Camino’ se estrena el 17 de octubre en las salas comerciales.
Se sufre mucho. Muchos compañeros se han salido del pase de prensa.
¿Por qué se han salido?
Quizá porque no soportan tanto dolor o a unos antagonistas tan malos.
A mí esa reacción me sorprende. Entiendo que la película es durísima, pero por encima de todo ese sufrimiento hay un personaje tan positivo, tan alegre y tan luminoso que me parece que tiñe de alegría el conjunto, porque supone el triunfo de la luz sobre la oscuridad. Creo que la película es una gran montaña rusa emocional, pero finalmente sales conmovido porque la película te coloca. El espectador tiene que trabajar durante la proyección, porque le está entrando por delante, por detrás, por arriba y por abajo, pero finalmente hay una lectura de 'Hemos pasado por un calvario, pero montados en el tren de una niña que tiene un corazón tan enorme que nos ha salvado'. El dolor se ha quedado en la película y el espectador ha salido sano y salvo junto con la niña.
Ha dicho usted que en ‘Camino’ no hay crítica ni burla hacia el Opus Dei.
Que no hay crítica lo defenderé siempre; que no hay burla, al que me ofende es a mí. La película pone delante del espectador una realidad en forma de radiografía, no la conclusión de esa radiografía ni un diagnóstico, pero de ahí a la burla hay un paso tan enorme que no tengo ni que comentar eso.
Sin embargo, sus personajes, por muy riguroso que haya sido, a veces caen en la caricatura. En ocasiones, el público se carcajea tras sus intervenciones algo exageradas.
Hay cero de caricatura, pero cuando no conoces nada de esa realidad, es tan difícil de asimilar que no te la crees. Quien conozca mínimamente la forma de pensar y de enfrentarse al mundo de cualquier persona perteneciente al Opus o a cualquier otra sección o pensamiento religioso, político o futbolístico tan radical, se dará cuenta de que la película es suave, porque, si se mostrara tal cual es, en muchos de los casos hubiera sido demasiado increíble.
‘Camino’ contiene por un lado el retrato de Alexia González-Barros y por otro, el del Opus. ¿Cuál es el que le fascinó más?
Existe una confusión muy establecida que tengo que desmentir una y otra vez, Camino no es Alexia y la película no retrata la vida de Alexia ni la de sus familiares...
Pero en los títulos de crédito se explica que está inspirada en su vida.
Pero es que 'inspirada' es distinto a 'basada'. Yo nunca habría puesto que la película estaba 'basada'. Si me hubiera basado en un personaje real, habría hecho la película de manera diferente, contactando con muchas otras personas, pero no fue así. La experiencia vital y emocional de un personaje me inspira una historia y ahí surgen dos nuevas posibilidades: inventarme una historia inspirada en ello o documentarme todo lo posible sobre su entorno o sobre muchos otros casos parecidos que tienen conexiones, con una cuerda y con otra… y con todo eso construir una ficción. Eso me pareció mucho más interesante, porque significa que no es un documento que nos hayamos inventado. Ahora podemos llegar a explicar cosas a las que, antes de documentarme, no les encontraba sentido ni explicación y que a mí también me parecían demasiada caricatura. Alguien que conozca el tema no ve caricatura, sino el fiel reflejo de lo que de verdad sucede.
Prescindiendo entonces de Alexia, ¿que le interesó más?, ¿el Opus o el personaje luminoso?
El personaje luminoso, ochocientas mil veces más, lo que pasa es que el paisaje que rodea a ese personaje no sólo me parece apasionante, sino que creo que es muy ilustrativo para reflejar la luminosidad de Camino y para hablar al final de dos cosas que se llaman igual: Amor. Pero dos formas tan distintas de amor que llegan a ser incompatibles.
¿Cuántas zancadillas le han puesto para sacar adelante la película?
Por ahora ninguna, porque yo creo que el proyecto en sí es valioso, me parece precioso. No veo ningún motivo para que la gente ponga zancadillas.
¿No ha habido inversores que se hayan retirado por lo controvertido de la temática?
Para levantar un proyecto cinematográfico, y más uno difícil como éste, hay que trabajar bastante. Nunca es sencillo sacar adelante una película y nunca llegas a saber si no la estás levantando porque no gusta el guión, porque no interesa la temática o porque choca con otro tipo de intereses. El caso es que, al final, encuentras el ‘cómo’ y el ‘con quién’ hacerlo y lo sacas.
¿Pero seguramente en ‘Mortadelo’ le costó menos encontrar los apoyos?
Sin duda.
Pasa de dos comedias muy claras a un drama absoluto, bien reconocido, con el sello del festival de San Sebastián. ¿Se inclina más hacia el drama a partir de ahora?
Aunque es verdad que ésta es muy distinta a las otras, me sigo negando a clasificar las cosas, porque así he hecho desde el principio. Creo que, por encima de todo, todas son películas, todas son historias, cada una con su lenguaje y su tono. Si de la próxima que me enamore vuelve a requerir un tono distinto, pues así será. Ahora mismo no me veo haciendo una cosa ni otra y, hasta que no dé con la próxima historia, soy incapaz de saber si me interesará hacer reír, llorar o las dos cosas a la vez.
En ‘Camino’ se encuentran claras referencias a ‘La Cenicienta’, ‘La bella durmiente’ o ‘Alicia en el País de las Maravillas’. ¿Manejó alguna más?
Inconscientemente, me imagino que muchísimas a las que soy incapaz de poner nombre. En todas las que mencionas había algo que ‘Camino’ conserva: eran muy directas a la hora de analizar el bien y el mal. Yo mismo he pretendido una objetividad donde no haya bien y mal, blanco y negro, feo y guapo, porque la película trata precisamente de demostrar que las cosas no son blancas o negras. En ‘Camino’ hay personajes y puntos de vista radicalmente diferentes del mío, pero he de reconocer que yo podría ser cualquiera de los personajes de la película, que la vida me podría haber convertido en cualquiera de ellos. De eso se trata, es lo que da interés a la existencia, de que el vecino ve las cosas de manera distinta. Si algo cuestiona la película es el empeño que tienen algunos de conducir a los demás hacia un único pensamiento para que abracen lo que a ti te va bien. La diversidad de opiniones es lo que nos enriquece y nos hace avanzar y, como demando el respeto absoluto hacia todo tipo de creencias, he tratado de hacer esta película con mucho respeto.
¿Fue frivolidad o apuesta personal sacar a Manuela Vellés de un registro tan sexual como el de ‘Caótica Ana’ para ponerla de beata?
Todo ese tipo de planteamientos jamás entran en mi forma de trabajar. Lo que hubiera hecho antes y lo que vaya a hacer después... El caso es que Manuela, en una primera y única prueba, demostró que era capaz de explicar de su personaje cosas que el guión era incapaz de hacer. Y que tenía una mirada, una belleza y una fragilidad tan hermosas que no iba a necesitar ni una frase de guión para explicar cosas tan complejas como por qué no abraza a su padre cuando realmente le adora, le necesita y le admira. Lo mismo me pasó con Mariano Venancio, que era el superintendente de la T.I.A., pero me pareció el padre idóneo de esta niña.
Las cotas de sufrimiento sitúan al espectador en un lugar parecido al que te lleva Lars Von Trier. ¿Son ganas de incomodar al espectador el mostrar tanta carne en el quirófano?
No, son ganas de explicar que hay dos mundos paralelos que funcionan a la vez en la película: la salud del cuerpo y la salud del alma; y, si, con el tema de la salud, la educación y la anestesia del alma soy tan directo y tan nítido, tampoco busco atajos en el otro terreno.
¿Con respecto a la familia real, ha tenido algún problema?
Entiendo que, para la gente cercana, es incómodo y extraño que de repente aparezca una película que refleja lo que tu hermana y tú misma vivisteis en un momento tan importante y tan doloroso de vuestras vidas, pero a quien no pierdo de vista jamás y con quien tengo especial delicadeza es con la niña en la que me inspiro, que es la que me importa por encima de todo. Hablamos sobre todo de un caso, pero la película tiene sentimientos y emociones que pertenecen a muchas personas, y creo que a todas ellas les gustaría, o les hubiera gustado, ‘Camino’.
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