Se nota que llega el otoño y que el cine es uno de los planes favoritos del fin de semana. Para que sepas qué elegir, Federico Volpini y Alberto Moreno nos comentan la actualidad de la gran pantalla: los amantes de la acción pueden ver 'La conspiración del pánico'; los del cine fantástico (a la española), 'Sexykiller'; los nostálgicos de 'Amelie', 'Happy: Un cuento sobre la felicidad' ; los de los Coen, 'Quemar después de leer' ; los amantes del cine independiente, 'Asfixia', y los que quieran sólo una comedia facilona, 'Tres mujeres y un plan'. Como ves, hay cine (y del bueno) donde elegir.
Puro cine de acción, el mundo por los aires. Explosiones, carreras, persecuciones, tensión. Espectacularmente impactante. Molesta el final y el que no se cuide la verosimilitud, lo cual te saca de la historia. Caminando sobre el filo del 'spoiler', por ejemplo: ¿qué garantía de supervivencia tenemos en el salto a las vías? ¿Por qué el maletín a punta de pistola? ¿Es concebible arriesgar de esa forma, sobre todo conociendo, como conoce el guionista, lo que pasa? Aunque estamos seguros de que alguien lo hará, soitu.es no va a reventar la película desvelando además el mensaje, realmente insólito y más ajustado a lo que hay que el de otras películas norteamericanas 'serias'.
Supongamos una pareja de niños jugando, en casa, solos, una tarde de verano. Él, encendido partidario de la muñeca Barbie y de sus adminículos; ella, fanática del 'gore', de la sangre, de cuerpos destrozados y vueltos a juntar, de los muertos vivientes —o viceversa—: saldría 'Sexykiller. Morirás por ella'.
No se presta la debida atención al componte sexual en los juegos infantiles. Al sadismo, que es parte constitutiva de la infancia, se le ha dado más cancha: "Tortura como si tuviera siete años", podríamos decir de un amigo psicópata.
Película excesiva, hortera, insoportable y, digámoslo otra vez, sorprendentemente entretenida.
Hay dos extremos poblacionales que padecen efectos antagónicos cuando contemplan cine feliz. Están quienes empatizan, se empapan y recargan de mensajes positivos su disco duro cerebral: son los 'happies' de la vida. Por otro lado, los densos, los que están de vuelta, sufren urticaria sólo con oír palabras como 'Cinema', 'Paradiso', 'Vida' o 'Bella'. El cine bienintencionado y edulcorado no ha de ser sinónimo de cine estúpido o vacío. El mero hecho de no contar con acidez o mala leche no tiene que significar, por favor, no ha de significar, que nos embrutezcamos, caso de que nos evadamos durante un par de horas. Cínicos del mundo, dispersaos, que viene Poppy.
Ganadora del Premio Especial del Jurado en Sundance 2008. Basada en una novela del iconoclasta Chuck Palaniuk, camionero antes que autor de 'El club de la lucha', su más higiénica obra, figúrense. 'Asfixia' es una letrina fílmica ofensiva y desgarradora. Pero no menos divertida y afilada. Hay que tener cuidado a la hora de elegir acompañante, porque te puede amar u odiar por siempre. No quiero ser mojigato, pero recomiendo la abstención a los dudosos o los desconcertados por el tráiler, imprescindible (como pocas veces) complemento de las letras que ahora leen. Eso sí, los que entren en el juego sucio de Gregg, pasarán un rato loco... ellos, y los admiradores de Kelly McDonald (Club oficial de fans, ya).
Los Coen en forma cómica después de haberse consagrado en los pasados Oscars con su drama más seco (si los puristas me permiten obviar 'Sangre fácil'. Esto es diversión, es otra cosa. Hedonismo fílmico desnudo de cualquier pretensión artística más que la de intentar batir records de carcajadas por minuto. Brad Pitt en estado de gracia encarna a un gilipollas de talla mayor; George Clooney, cuando trabaja para los hemanos judíos, parece feo; Frances McDormand enseña su chicha fofa y recuerda a su sheriff de 'Fargo', por lo tonta; John Malkovich, primo hermano del Walter de Goodman en 'El gran Lebowski'; Tilda Swinton, la única que no parece un payaso de saldo. Tanto tonto, tonta tanto. Poca pretensión y mucho ejercicio mandibular en una maravilla que empieza en picado (literalmente) para después no parar de subir.
¿Cómo no voy a pensar antes de verla que esta película es la octava maravilla de la comedia si Katie Holmes se borró de 'El caballero oscuro' para rodarla? Pero te la tragas y caes en la cuenta de lo que pasa cuando los actores se convierten en estrellas y luego en 'prima donnas' para más tarde dejar de atender a los managers con estudios en favor de maridos cienciólogos. 'Tres mujeres y un plan' no resiste análisis más allá del haiku que habla de que la codicia puede ser destructiva, tópico a pesar del cual Khouri decide resolver con una orgía de buenrollismo. Como la cosa es así de simple, me ceñiré a una pequeña sinopsis para justificar mi caché: Diane Keaton es una pija cercana a la senectud que ve cómo su marido es despedido, sin opción de recontratación, y decide mancharse las manos para no ralentizar su tren de vida. Empieza a trabajar en una reserva federal monetaria y flirtea con la idea de robar billetes que van a ser destruidos sin que nadie se entere. Como no puede sola, se junta con una madre soltera y malhumorada y con una porrera bobalicona. Se hacen amigas. Se hacen prósperas. Surgen los problemas de rigor. La película acaba como la acabaría Spielberg.
*Federico Volpini y Alberto Moreno son nuestros colaboradores de cine.
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