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La Gran Guerra como explosión creativa en el Museo Thyssen

EFE
Actualizado 06-10-2008 16:20 CET

Madrid.-  Cuatro años de trabajo han sido necesarios para que el Museo Thyssen-Bornemisza organizara su gran exposición de la temporada dedicada al arte que nació en torno a la Gran Guerra, en la que se exhiben más de doscientas destacadas obras.

"¡1914!. La Vanguardia y la Gran Guerra", supone la primera ocasión en que se aborda este tema de una forma tan amplia y completa en un proyecto del que ha sido responsable Javier Arnaldo, conservador del museo, que ha contado con importantes préstamos de todo el mundo.

Entre los autores encuadrados en las principales corrientes del arte nuevo-expresionismo, cubismo, futurismo, vorticismo y primera abstracción- se encuentran Klee, Kandinsky, Marc, Schiele, Brancusi, Chagall, Nolde, Balla, Goncharova, Boccioni, Léger, Zadkine, Severini, Popova, Grosz, Macke, hasta un total de sesenta y ocho nombres.

En un momento en que se critica a los museos "por alistarse a la industria del entretenimiento" y buscar una respuesta de masas e inmediata, el Museo Thyssen ha apostado por una exposición "de gran rigor y esfuerzo orientada a la reflexión y meditación", señaló Guillermo Solana, conservador jefe del museo. "No es una exposición con gran gancho para atraer gente, pero toca la médula entre la cultura y la vida".

Los artistas vivieron la aproximación de la contienda "de modo exultante" pero "los intelectuales pasaron del entusiasmo delirante a la más profunda depresión y desencanto. El hecho de que la mejor explosión creativa en mucho tiempo se produjera en torno a la Gran Guerra es algo paradójico".

Este proyecto científico "riguroso y de gran interés", según Javier Arnaldo, es fruto de una importante apuesta por sus contenidos y por el volumen y calidad de obras. "La capacidad de inspiración, la musa que visitó Europa en torno a la guerra fue muy fecunda" y esta exposición así lo muestra.

El recorrido por las salas del Museo Thyssen hace más énfasis en el aspecto romántico del arte de vanguardia mientras que en las salas de la Fundación Caja Madrid prima la realidad.

Así, en las cuatro primeras salas del museo se exhiben obras del periodo de la pre-guerra con las que se trata de tomar el pulso a la poética de la vanguardia "en cuatro pasos de movimientos de sístole y diástole. Un movimiento de dentro hacia afuera".

Obras fundamentales de Franz Marc, Otto Dix y de Egon Schiele realizadas en los años inmediatamente anteriores a la Gran Guerra inician un recorrido que continúa con pinturas y esculturas de Kupka, Souza Cardoso, Epstein, Goncharova o Brancusi, que responden a la capacidad del arte de anticipar acontecimientos lejanos o futuros tomando a veces imágenes del mundo animal.

Los expresionistas Ludwig Meidner, con sus "paisajes apocalípticos", y Jacob Steinhardt muestran las visiones turbulentas que profetizan el hundimiento del mundo moderno, mientras que el jinete a caballo es un motivo recurrente en la iconografía de la vanguardia artística de la primera mitad de la década de 1910: Marc, Kandinsky, Macke, Boccioni o Severini se ocuparon de ello.

Hartley, Sironi, Popova, Gleizes, Léger y Duchamp-Villon presentan en "Canción de guerra" la transformación del cuadro en proclama, en divisa visual o imaginería distintiva para el alzamiento en los diversos países en conflicto.

Obras maestras de Man Ray, Léger, Epstein, Dix, Sironi y Severini, en ""Vórtice destructor", muestran el fervor marcial, la fuerza o el dinamismo mecánico como imagen de la tensión deshumanizada de los actores de la guerra, del avance militar y la destrucción.

Representaciones ligadas a la exaltación del conflicto, además de exponentes de la primera abstracción, son las obras de Giacomo Balla, Marc, Pavel Filonov, Pierre Albert-Birot y Kandinsky. En el apartado "Carga de profundidad", Paul Klee, Ossip Zadkine y Chagall muestran la realidad de la guerra como desventura humana que invita a la compasión.

El recorrido por las salas de Caja Madrid comienza con "Apocalipsis de nuestro tiempo", con el tema del Juicio Final como alegoría del conflicto bélico, mientras que el autorretrato del artista como soldado constituye un género especial en la pintura de vanguardia durante la Guerra Mundial y queda ilustrado con obras de Otto Dix o Ernst Ludwig Kirchner.

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