Polonia no es Cataluña, ellos apuestan por la castración forzosa

En un principio muchos polacos pensaron que se trataba de una explosión emocional por parte de su primer ministro, el liberal Donald Tusk; sin mayores consecuencias. Pero ahora ya es oficial: el Gobierno polaco va a intentar aprobar una ley para imponer la castración química a los pedófilos reincidentes. De aprobarse, Polonia se convertiría en el primer país de la Unión Europea en adoptar ese tratamiento como medida punitiva.

Aunque el proyecto tiene el apoyo de la mayoría de los polacos (un 84% según un sondeo publicado por el periódico 'Dziennik'), la iniciativa ha levantado ronchas entre la profesión médica y defensores de los derechos humanos, quienes argumentan que la castración forzada viola derechos fundamentales

Un caso de incesto en las afueras de la localidad polaca de Grodzisk ha desencadenado el debate y la furiosa reacción de Tusk quien declaró a los medios: "No creo que a esos individuos, a esas criaturas, pueda llamárseles seres humanos. En estos casos no es posible argumentar en favor de sus derechos".

La 'criatura' a la que se refiere el premier polaco es un hombre de 45 años acusado de haber tenido dos vástagos con la más pequeña de sus hijas, una historia truculenta en la que los polacos han visto una repetición del caso de Josef Fritzl, el ciudadano austriaco que mantuvo encerrada a su hija durante dos décadas y con la que creó una familia en secreto tras abusar sexualmente de ella.

El Gobierno de Tusk, hasta ahora considerado mucho más progresista socialmente que el de su predecesor, el conservador Jaroslaw Kaczynski, parece decidido a mostrarse inflexible.

"El anuncio de esta ley es en realidad una respuesta del Gobierno a un electorado que se ha hecho mucho más conservador durante los dos últimos años", afirma Rafal Kiepuszewski, subdirector de la revista polaca 'Polish Market'. "Estamos asistiendo a un preocupante cambio de orientación política por parte de un partido que hasta ahora se presentaba como liberal. Yo estoy perplejo por unas recientes declaraciones del primer ministro: cuando le preguntaron en televisión si con este proyecto de ley Polonia no daría una imagen de vuelta a la Edad Media ante el resto de Europa, contestó: 'Bueno, alguien tiene que marcar el camino'".

Reino Unido, Alemania, Suecia y Dinamarca permiten la castración química, pero sólo si el pederasta la acepta de forma voluntaria y bajo estricta supervisión psiquiátrica. Cataluña anunció a principios de esta semana que estudia introducir también esa opción en los centros penitenciarios de su territorio, para los reclusos condenados por agresión sexual, siempre que den su consentimiento previo.

En Polonia, los activistas señalan que su Constitución prohíbe infligir daños corporales y que la nueva normativa contravendría la legislación polaca y los acuerdos internacionales.

"En mi experiencia, cuando se trata de ideas radicalizadas —que, por cierto no han faltado en Polonia en los últimos años—, Europa es la única que ha logrado enfriar los extremismos, ejerciendo presiones", dice Kiepuszewski.

Pero, en este caso, es muy poco lo que la Unión Europea puede hacer. "Bruselas no tiene competencias ni autoridad en este asunto porque el Derecho penal corresponde a los Estados miembros", explica el eurodiputado Klaus Hänsch, ex-presidente del Parlamento Europeo. Aparte de la prohibición de aplicar la pena de muerte, los 27 Estados de la Unión son responsables de su propia legislación en materia criminal.

"La propuesta es totalmente populista y extremadamente política porque, como señalan los expertos, este tipo de medidas no da grandes resultados ni es sostenible a largo plazo", se queja Wanda Novitcka, presidenta de la Federación polaca de mujeres y planificación familiar. "Creo que nadie se ha parado a pensar bien esta ley. Además, el Gobierno no está haciendo nada en el campo de la prevención de la violencia sexual contra las mujeres, por ejemplo, que es básico".

Los especialistas, en efecto, subrayan que la castración química no evita automáticamente que el pederasta reincida y la necesidad de que estos pacientes sean sometidos a tratamiento psiquiátrico. Además, la supresión del deseo sexual desaparece cuando dejan de tomarse los fármacos, los llamados inhibidores hormonales, por lo que los agresores tendrían que estar sometidos indefinidamente a esa medicación.

"Este tipo de medicación tiene valor limitado. Los antiandrógenos ayudan a disminuir el impulso sexual, pero no lo anulan. Tampoco la respuesta es la misma en todos los varones. No todos los que ofenden sexualmente necesitan antiadrógenos. Lo fundamental es enmarcar siempre eso en el proceso global de psicoterapia", explica el doctor Juan José Borrall, del Instituto Espill de Valencia.

Tampoco está claro a qué sector de la población quiere dirigir Tusk su nueva ley. En algunos casos, el premier ha hablado de 'pedófilos' y de 'criminales que violan niños', pero también se ha referido a 'reclusos' que precisan una castración forzada por su conducta sexual.

"La pedofilia no es un acto criminal. Un pedófilo es alguien para quien los niños despiertan un interés sexual. Pero no tienen por qué ser delincuentes. De hecho, hay pedófilos que nunca han tocado a un niño. Una cosa es el interés sexual y otra la conducta", señala la sexóloga María Pérez. Diversos estudios muestran que sólo un tercio de los condenados por abusar de niños son pedófilos. En los dos tercios restantes, los atacantes estuvieron motivados por otro tipo de desórdenes, como el alcoholismo.

Pero hay muchas posibilidades de que Tusk logre sacar adelante el proyecto de ley el mes próximo. El presidente Lech Kazcynski respalda la iniciativa. Y Tusk cuenta con el apoyo de los diputados conservadores, lo que le daría suficientes votos para aprobar la ley.