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La suspensión de la campaña de McCain, un "golpe de efecto" muy de su estilo

EFE
Actualizado 25-09-2008 04:00 CET

Washington.-  La suspensión de la campaña anunciada hoy por John McCain para concentrarse en buscar una solución a la gran crisis financiera que vive EE.UU. fue inmediatamente calificada como "un golpe de efecto" por los demócratas que, sin embargo, los colocó a la defensiva.

Cuando faltan apenas 48 horas para el primer careo presidencial, previsto en Oxford, Misisipi, para el viernes por la noche, McCain anunció la suspensión de su campaña.

Al mismo tiempo, instó a su contrincante demócrata, Barack Obama, a unirse a él, posponer el debate previsto y participar en las conversaciones que el Gobierno de EE.UU. mantiene con el Congreso para llevar a cabo el mayor rescate financiero de su historia.

McCain propuso además a Obama mantener una reunión con los líderes del Congreso, y quizás el presidente George W. Bush, para debatir el paquete económico.

Apenas unas horas después, Bush convocó a la reunión, que se celebrará mañana.

En opinión de los analistas, que discrepan según sus posiciones políticas respecto a la conveniencia de esta movida, lo que está claro es que la propuesta de McCain de posponer el debate es consistente con su eslogan de campaña: "El país primero".

Pero, Obama rechazó la propuesta indicando que, precisamente en este momento, es más urgente que nunca "que el pueblo estadounidense escuche lo que tiene que decir la persona que, aproximadamente dentro de 40 días, será la responsable de lidiar con este caos".

Obama subrayó que el próximo presidente tendrá que ser capaz de lidiar "con más de un problema al mismo tiempo".

Posteriormente, Obama y McCain emitieron un comunicado conjunto en el que destacan su voluntad de "trabajar juntos" para demostrar que "Washington es capaz, una vez más, de conducir este país".

En este contexto y ante la discrepancia de sus protagonistas, la celebración del debate está en tablas.

Las diferencias no se quedan entre ellos, llegan también a los líderes del Congreso.

Harry Reid, senador por Nevada y líder de la mayoría de la Cámara Alta, consideró inmediatamente que la presencia de los candidatos en las negociaciones sobre el rescate financiero va a suponer una "distracción" del meollo de las delicadas conversaciones en curso.

Igualmente, Dick Durbin, de Illinois, y número dos en el ranking demócrata del Senado, indicó que la asistencia de los candidatos contribuirá a "cargar la atmósfera" política de los debates.

Sin embargo, los republicanos como Lindsey Graham, de Carolina del Sur, consideran que la participación de los aspirantes a la Casa Blanca permitirá que las negociaciones avancen más rápidamente.

Igualmente, Mitch McConnell, el republicano de mayor rango en el Senado, consideró la de McCain "una idea extraordinaria".

Lo deseable, pero aparentemente muy poco probable, es que el paquete de rescate financiero, valorado en 700.000 millones de dólares, que persigue el Gobierno, fuera votado, a más tardar este viernes.

El movimiento de ficha de McCain se produce justo el día en el que, por primera vez en la campaña, una encuesta del diario The Washington Post y la cadena ABC da a Obama una ventaja de nueve puntos sobre su contrincante.

El "golpe de efecto" de hoy es, sin duda, uno de los más destacables, pero desde luego no el único que los republicanos, con su candidato a la cabeza, han llevado a cabo en esta campaña.

Ahí queda, como ejemplo válido de la capacidad de sorprender que tiene John McCain, la designación de Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia. No en vano es calificado en inglés como "Maverick", que podría entenderse como un hombre sin ataduras.

Palin, una perfecta desconocida en la escena política nacional, apareció en el escenario republicano justo unas cuantas horas después de que Barack Obama hubiera cerrado, en medio de un gran fervor popular, una de las Convenciones más reseñables de la historia de EE.UU.

Con sus gafas retro, su moño desfasado y su imagen atractiva y fresca, Palin consiguió difuminar rápidamente la imagen del Obama aclamado por la multitud, que el partido demócrata hubiera querido extender, al menos, durante varios días más.

Los republicanos, que tienen una maquinaria electoral tan enorme como silenciosa, les aguaron la fiesta, y Palin se convirtió en noticia de portada en todos los diarios y televisiones no solo de EE.UU. sino del mundo, aparentemente inmune a las críticas de inexperiencia e inconsistencia que los demócratas vertieron sobre ella.

El repunte en las encuestas que, típicamente consiguen los candidatos tras la Convención de su partido, quedó minimizado en el caso de Obama debido al "efecto Palin", como se conoce ya este movimiento en la jerga de la actual campaña electoral estadounidense.

Solo dos días después, como consecuencia de la llegada del huracán "Gustav" a Luisiana, los republicanos redujeron al mínimo los actos programados para el arranque de su Convención.

Y es que, en opinión de analistas como Michel Tomasky, la estrategia republicana de "ganar la batalla de las noticias diarias, da resultado".

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