Esta segunda mitad de 2008 está resultando muy especial para la tecnología fotográfica. Si hace poco analizábamos la Nikon D90, primera cámara réflex capaz de filmar vídeo; ayer hablábamos del lanzamiento de la nueva Canon 5D Mark II, la primera cámara fotográfica profesional con capacidad de capturar vídeos en Full HD; hoy toca hacer lo propio de la primera cámara compacta de objetivo intercambiable: la Panasonic Lumix DMC-G1. Esta Lumix es la avanzadilla del sistema Micro Cuatro Tercios, una tecnología impulsada por Olympus y Panasonic que busca poner patas arriba el concepto de cámara digital. En este artículo analizamos el potencial de esta arquitectura recién nacida y lo que aporta esta cámara a este saturado mercado.
No es extraño que una de las grandes noticias de esta edición de Photokina sea el sistema Micro Cuatro Tercios. Este puede convertirse en el caballo de Troya por el cual nos llegue lo que podríamos llamar la tercera vía en tecnología fotográfica: Cámaras ligeras, de tamaño reducido, capaces de filmar vídeo con calidad, y con espíritu de réflex por el tamaño de su sensor y por la posibilidad de intercambiar objetivos. Hasta la fecha las únicas cámaras que más o menos cumplían con esas características eran la carísima Leica M8, una telemétrica digital incapaz de filmar vídeo de la que hace unos días se presentó la versión M8.2, y la Sigma DP1, que graba vídeo tímidamente pero no permite el intercambio de objetivos.
Antes de la llegada de la tecnología digital las cámaras réflex utilizaban en su inmensa mayoría película de 35mm, lo que simplificaba mucho la compra de objetivos. Sin embargo, al aparecer las cámaras digitales el carrete se sustituyó por un sensor de imagen, de distinto tamaño según el fabricante y el modelo de cámara, y ahí comenzaron los quebraderos de cabeza.
Como es bien sabido el tamaño de los sensores altera la distancia focal. Por ello, el fabricante, al optar por una determinada arquitectura carga con la responsabilidad de suministrar objetivos a las cámaras que se adapten a ese estándar. Una apuesta que sólo unos pocos pueden permitirse, y esos pocos hasta la fecha se llaman Canon, Nikon, Olympus, y en mucha menor medida Sony y Pentax.
Actualmente, existen tres sistemas relativamente estandarizados: El APS-C, que equipa la mayor parte de cámaras de aficionados y algunas profesionales; el 'Full Frame', que es idéntico en tamaño al de la película de 35mm y es el que se deja ver en las réflex más profesionales; y el Cuatro Tercios, cuyo tamaño es exactamente la mitad de un negativo de 35mm y del cual deriva el sistema Micro Cuatro Tercios.
El lanzamiento del sistema Cuatro Tercios de Olympus, presentado en el año 2003, fue un movimiento arriesgado por parte de este fabricante, que se desmarcaba con él de las dos variantes del mayoritario sistema APS-C de Nikon y Canon, y del formato 'Full Frame', que últimamente parece vivir un fuerte auge. Con él la marca pretendía rememorar el éxito de su sistema OM en la fotografía química, que durante 30 años simplificó las cámaras réflex y redujo su tamaño.
Hasta la fecha Olympus ha logrado brillar principalmente entre aquellos aficionados a las réflex digitales que buscan calidad, pero también un buen precio. En el terreno profesional, sin embargo, no le ha ido tan bien. La E-3, su carta de presentación en la gama más alta, no logra despuntar en un mercado que se reparten Canon y Nikon. Con este panorama no parece extraño que Olympus haya concentrado sus energías en hacer lo que parece que mejor se le da: cámaras de calidad, e innovadoras, para aficionados. Esa parece ser la génesis del sistema Micro Cuatro Tercios.
La gran novedad de este sistema es que las cámaras basadas en él no son réflex, pues desaparece el visor óptico al ser eliminado el espejo que refleja la luz al pentaprisma. Esto conlleva que sólo podemos ver la imagen que captaremos mediante visores electrónicos, exactamente igual que en las compactas. La buena noticia es que el peso y el tamaño de la cámara y de los objetivos se reduce. La cámara también es más silenciosa, pues no se produce la característica vibración que se da en las réflex al levantar el espejo.
Por otra parte, al desaparecer el espejo, que interfiera entre la lente y el sensor, es posible filmar vídeo como en cualquier compacta. Por otra parte, el tamaño del sensor mantiene el tamaño, y la calidad, del sistema Cuatro Tercios, muy superior al de la inmensa mayoría de cámaras compactas. Sin embargo, para explotar todo el potencial de esta tecnología, que en principio es enorme, hace falta fabricar una cámara que le saque partido, y desde luego esa cámara no es la Panasonic Lumix DMC-G1, la primera Micro Cuatro Tercios en ser presentada.
De momento son pocos los que han podido tener esta cámara entre manos, aún no existen ni tan siquiera muestras de las fotografías realizadas con ella, pero echando un vistazo a sus características técnicas no podemos dejar de sorprendernos, para bien y para mal. La primera gran sorpresa es que la cámara no es capaz de filmar vídeo.
En una reciente entrevista el jefe de la división SLR Imaging de Olympus, Ogawa Haruo, explicaba que al parecer los planes de esta empresa, el principal socio en el tándem Micro Cuatro Tercios, pasan por desarrollar una tecnología de vídeo diferente a la de las compactas actuales, la cual explotaría la gran capacidad del sensor para lograr imágenes en movimiento con calidad cercana a la de la fotografía. Parece lógico pensar que las cámaras preparadas para esto deberían madurar ciertos aspectos. Quedamos pues a la espera de lo que el sistema Micro Cuatro Tercios nos depare en este sentido en un futuro.
Respecto al tamaño y el peso ciertamente son las principales virtudes de la DMC-G1. El cuerpo pesa sólo 385 gramos y mide 124x45x83 mm, mientras que por ejemplo la diminuta Nikon D40x pesa 495 gramos y mide 126x64x94 mm. También la pantalla abatible parece ser una interesante novedad por su calidad de refresco de 60 fotogramas por segundo, que evita parpadeos.
También parece prometer el controvertido sustituto del visor óptico. El llamado 'Live View Finder' tiene una resolución de 1.440.000 puntos. En principio no está nada mal, aunque hay que ver si de verdad puede competir con un visor óptico en cuanto a calidad. Para superar el reto juega las bazas de mostrar información de la foto, como el histograma dinámico, y lograr un ángulo de visión del cien por cien.
Lo que peca de imperdonable es el diseño de la cámara. Panasonic podría haber inaugurado la tecnología Micro Cuatro Tercios cortando por lo sano con el diseño de las réflex, sobre todo teniendo en cuenta el buen saber hacer que ha demostrado en cámaras como la elegante y rotunda Lumix DMC-LX3. Sin embargo, han optado por confundir con un diseño réflex clásico, cuya única novedad es que se puede elegir entre tres colores: Rojo, azul, y negro.
Otros aspectos relevantes de la DMC-G1 son sus 12 millones de píxeles; una sensibilidad de 100 a 3200 ISO; estabilización en las ópticas; una velocidad de obturación que va desde los cuatro minutos del modo B hasta 1/4000, y sistema de limpieza mediante ondas supersónicas. Sobre las ópticas decir que viene equipada con un diminuto objetivo firmado por Panasonic, y no por Leica como es habitual en la gama Lumix, de 14-45mm/F3.5-5.6, aunque también se ha lanzado un 45-200/F4.0-5.6. Del precio de la cámara se dice que puede salir por los 800 euros cuando sea puesta a la venta en octubre.
En definitiva, lo que podría haber sido una cámara rupturista se ha quedado en una sorpresa a medias. Panasonic decepciona al no inaugurar el sistema Micro Cuatro Tercios con una cámara capaz de filmar vídeo y con un diseño más sorprendente. Quedamos a la espera de ver si los próximos modelos de este sistema desarrollado por de Olympus y Panasonic emocionan de verdad.
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