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La ex rehén dedicó el verano al reencuentro con sus hijos en Seychelles

EFE
Actualizado 30-08-2008 14:32 CET

París.-  Ingrid Betancourt dedicó su primer verano de libertad en más de seis años a sus hijos, en las Islas Seychelles, que ha concedido la nacionalidad a la ex rehén colombo-francesa de las FARC, según relata hoy "Le Figaro".

La que fuera candidata a la presidencia de Colombia fue liberada, junto a otros 14 rehenes de la guerrilla, el pasado 2 de julio en una operación del Ejército colombiano y llegó a Francia dos días después. Protagonizó un torbellino mediático-político durante casi dos semanas.

El colofón de ese torbellino fue la ceremonia del 14 de julio, cuando el presidente, Nicolas Sarkozy, le impuso las insignias de Caballero de la Legión de Honor en el Elíseo, ante miles de invitados a la tradicional recepción de la fiesta nacional francesa.

El 21 de julio, Betancourt y sus dos hijos, Melanie y Lorenzo, emprendieron el vuelo hacia las Seychelles por invitación del Gobierno de ese archipiélago del Océano Índico,

En las maletas de quien pasó más de seis años cautiva en la selva había un vestuario completo, ofrecido por una creadora francesa de pret-a-porter, y un neceser de untuosas cremas, regalo de un fabricante de cosméticos de alta gama, revela el rotativo.

En la selva pensaba a menudo que sus hijos "iban a reencontrar a una mamá vieja. Gracias a ustedes voy a poder hacerme bella para ellos", escribió la ex rehén en su carta de agradecimiento.

Entre 1985 y 1988, Betancourt había vivido en las Seychelles, donde su entonces y primer marido, Fabrice Delloye, era consejero económico en la embajada francesa en Mahé.

Allí dio a luz a Mélanie y amamantó al bebé de una mujer que no podía hacerlo. Era el hijo de un ministro.

Delloye, que próximamente será nombrado embajador de Francia en Costa Rica, confía al diario que entiende porqué ella escogió las Seychelles -un país que "ama infinitamente" y donde vivieron "momentos absolutamente maravillosos"-, para "aprehender de nuevo los espacios y la vida entera".

Estar a solas con sus hijos era para Betancourt "una verdadera necesidad, intensa e íntima", señalan sus allegados.

Cuentan que "apagó su teléfono móvil. Ni siquiera el Elíseo conseguía contactar con ella", mientras disfrutaba con sus dos hijos, durante dos semanas, la quietud de una de las treinta villas de un lujoso hotel implantado en una península privada de Mahé, por invitación del Gobierno de las islas.

Un aislamiento roto sólo por un breve encuentro con el ex primer ministro francés Dominique de Villepin y su profesor en el instituto parisino de Ciencias Políticas, que hizo escala en Seychelles.

A mediados de agosto, el primer hijo de Fabrice Delloye, Sebastien, se unió a Betancourt y sus dos hijos, para dos semanas más de reencuentro en una casa prestada en la isla de Desroches.

Las vacaciones han terminado. Betancourt volvió a París, donde el pasado miércoles se reunió con Sarkozy en el Elíseo, antes de viajar este fin de semana a Italia para ser recibida por el Papa el lunes y entrevistarse con el presidente italiano y otros políticos.

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