Pekín.- El estadounidense Michael Phelps y el jamaicano Usain Bolt han sido las dos grandes estrellas de los Juegos de Pekín, en los que China ha despertado definitivamente para erigirse en la primera potencia deportiva del mundo.
El gigante asiático ha consumado en su casa el anhelo largamente soñado de desbancar del medallero olímpico a Estados Unidos, y lo ha hecho asombrando al mundo con unos Juegos que serán también recordados por su espectacular ceremonia inaugural y sus suntuosas instalaciones.
El mayor icono de los Juegos es un nadador de 23 años, nacido en la localidad estadounidense de Baltimore y que se ha dado en Pekín el mayor baño de oro de la historia olímpica.
Michael Phelps se ha colgado ocho medallas de oro para superar la gesta de su gran ídolo de niño, su compatriota Mark Spitz que en Múnich'72 logró siete títulos olímpicos.
El tritón norteamericano ha batido siete récords del mundo, pero por sí solo no ha sido capaz de evitar el declive de su país, desbordado en deportes tan queridos para los norteamericanos como el atletismo, la gimnasia, el tenis, el boxeo, el béisbol o el sóftbol.
Usain Bolt ha sido la otra gran sensación de los Juegos. El alto y fornido velocista caribeño ha destrozado los récords del mundo de los 100 y los 200 metros, además del relevo 4x100, con una demostración de potencia nunca antes vista.
Sus gestos de poder golpeándose el pecho cuando cruzaba la meta del hectómetro con la estratosférica plusmarca de 9.69 segundos serán largamente recordados.
Estados Unidos dominaba el medallero de forma ininterrumpida desde Atlanta'96, pero China se ha preparado a conciencia para sus primeros Juegos, los que definitivamente han supuesto la apertura al mundo del país más poblado del mundo.
La supremacía china ha sido casi insultante para los norteamericanos, que se han quedado a 15 oros de los anfitriones (51 oros por 36), aunque en el cómputo total de medallas los americanos les superan en 10 (110 por 100 de los chinos).
Rusia, tras un mal comienzo, ha enderezado el rumbo para terminar tercera en el cuadro de honor con 23 oros, seguida del Reino Unido con 19, un buen augurio para los próximos Juegos de Londres.
El éxito del país oriental es incontestable porque ganó el oro en 17 deportes, incluidos la mayoría de los importantes con la excepción del atletismo, su mayor decepción.
Liu Xiang, el gran ídolo deportivo del país junto con el pívot Yao Ming, era la máxima esperanza de los chinos para oír su himno en el estadio del Nido, pero el campeón olímpico y mundial de los 110 vallas se retiró lesionado justo antes de competir, un contratiempo que muchos de sus compatriotas todavía no han sabido digerir.
La gimnasia ha sido un festival de medallas para China. En total, de los 14 podios de hombres y mujeres, sólo los de salto masculino y suelo femenino no tuvieron a un local en alguno de sus escalones, incluidos los muy preciados por equipos en ambas categorías.
Tenis de mesa, saltos de natación, halterofilia, badminton son otros deportes de insultante hegemonía china.
Phelps y Bolt no han sido las únicas estrellas de Pekín.
En la capital china se ha consagrado como la mejor raqueta del momento el español Rafael Nadal, que ganó la final al bravo chileno Fernando González un día antes de proclamarse oficialmente como número uno del mundo.
La otra cara es Roger Federer, absoluto gran dominador de este deporte durante cuatro años y que ha tenido que ceder ante la fuerza incontenible del español.
Fuera de las medallas en el cuadro individual, el suizo sí consiguió subir a los más alto del podio en el doble, formando pareja con Stanislas Wawrinka. Puede que por tanto infortunio reciente Federer celebró este oro como si hubiera sido el más importante de su carrera.
Aunque sólo ha ganado un oro, la reina de los Juegos ha sido la saltadora de pértiga rusa Yelena Isinbáyeva, que revalidó su título de Atenas y de paso regaló al orbe su plusmarca número 24 para dejar el listón a 5,05.
La selección estadounidense de baloncesto sufrió una gran humillación en Atenas, donde sólo se llevó el bronce. Aprendida la lección, a Pekín ha venido con su mejor artillería comandada por la estrella de Los Lakers, Kobe Bryant.
El nuevo 'Dream team' fue una apisonadora hasta que se topó en la final con España, la campeona mundial, que le obligó a emplearse a fondo. El resultado final de 117-108 no refleja la igualdad del parqué. El oro femenino también fue para Estados unidos.
Argentina no pudo revalidar el oro en baloncesto de Atenas, pero se consoló con un bronce.
El fútbol olímpico tiene un claro color albiceleste. La selección argentina, ahora integrada por grandes figuras como Lionel Messi, Sergio Agüero o Juan Riquelme, repitió el oro de Atenas al vencer en la final a Nigeria con un gran gol de Ángel di María.
Brasil, la pentacampeona del mundo que persigue infructuosamente el oro olímpico, el único que le falta en su vitrina, terminó en tercera posición, tras haber sido goleada 3-0 por los argentinos en semifinales. La cara triste de Ronaldinho al recibir la medalla es le mejor ejemplo de su frustración.
Una de las mayores gestas en estos Juegos la ha protagonizado el etíope Kenenisa Bekele al hacer doblete en los 5.000 y 10.000 metros.
Las mujeres más laureadas de los Juegos han sido la nadadora australiana Stephanie Rice y la gimnasta Kai Zou, ambas con tres oros, mientras que la que más medallas ha cosechado es la nadadora estadounidense Natalie Coughlin con seis medallas (1 oro, 2 platas y tres bronces).
En hombres, aparte de Phelps, destacan los tres oros del ciclista británico Chris Hoy, el triunfo del español Samuel Sánchez en la prueba de ciclismo de fondo en carretera y en contrarreloj del suizo Fabricio Cancellara, a su vez bronce en la de fondo.
Brasil asume el reinado del voleibol femenino y Estados Unidos el masculino, en tanto que en balonmano Francia se hizo con el oro en hombres y Noruega en mujeres.
Otra buena noticia es que han competido más de once mil atletas y sólo se han detectado seis positivos.
El presidente del COI, Jacques Rogge, ha estado presionado desde muchos meses antes de los Juegos por no haber tenido una postura más crítica por la falta de derechos humanos en China.
Quizás por ello hoy no se atrevió en la ceremonia de clausura a declarar los Juegos como los mejores de la historia y empleó un adjetivo más suave: "excepcionales".
Un remate del balón al aire del futbolista David Beckham fue el símbolo del traspaso de la bandera de Pekín a Londres, sede de los próximos Juegos en 2012, poco antes de que el fuego se extinguiera definitivamente en el pebetero del majestuoso estadio del Nido.
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