Pekín.- Juan Esteban Curuchet y Walter Fernando Pérez lograron hoy el primer oro olímpico de Argentina en Pekín, al imponerse en la prueba de Madison de ciclismo en pista y conseguir el mayor triunfo de sus dilatadas trayectorias deportivas.
En una extraordinaria carrera, la pareja albiceleste aventajó a los españoles Joan Llaneras y Antonio Tauler, que ganaron la plata en el último sprint, y a los rusos Mikhail Ignatyev y Alexei Markov. Y sumó la segunda medalla argentina en Pekín.
A Curuchet el oro olímpico le llega con 43 años y en sus sextos Juegos, más que ningún otro deportista argentino en la historia. Desde su debut en Los Ángeles, sólo se ha perdido los de Barcelona.
Junto con Pérez, de 33 años, ha sumado un oro olímpico que desplaza como principal triunfo al Mundial que ambos ganaron en Madison en 2004, que era hasta ahora su principal gloria.
Aquel éxito no pudieron confirmarlo en Atenas. Entonces lograron una modesta novena posición, lejos de las medallas. En Pekín se tomaron la revancha, se sacaron la espina y subieron a lo más alto del podio para escuchar el himno de su país.
Fueron los dominadores de la prueba casi desde las primeras pedaladas. Ganaron vuelta tras el segundo sprint puntuado, con 40 de las 200 vueltas recorridas pero todo un mundo por delante. En la Madison ganar vuelta te separa del resto de los competidores en el marcador. Condena a los otros a igualar tu gesta.
Con ese "bonus", los albicelestes se hacían con una seria opción de subir al podio. Faltaba por definir en que escalón.
Rusia también ganó vuelta cuando se habían disputado cuatro sprints puntuados. Ignatyev y Markov eran dos rivales peligrosos que ponían en peligro el primer oro argentino.
Pero la experiencia de Curuchet y Pérez dio sus frutos. Ganaron el tercer sprint y sumaron en otros dos. En total, ocho puntos. Bastaba con controlar para hacerse con el mejor puesto del podio.
El mayor peligro surgió cuando los españoles Llaneras y Pérez también ganaron vuelta. Entonces ya no estaba la cosa tan clara. La experiencia de los hispanos era una amenaza suplementaria.
Llaneras llegaba como doble campeón olímpico en la especialidad de puntuación individual, la última vez hace tres días. Demasiado buen currículum para dejar de observar al mallorquín de 39 años que corría su última carrera y que estaba hambriento de triunfos.
Curuchet y Pérez no les quitaron ojo desde que en la sexta vuelta puntuada ganaron un turno y se metieron con ellos y con los rusos en el club de los elegidos.
Había que guardar a buen recaudo el dorado metal, amenazado por la veteranía de los españoles y por el impulso de los rusos.
El duelo se resolvió con poca pelea. Los argentinos sumaron puntos en el séptimo y octavo sprint y afianzaron su liderato.
Rusia pesó en el octavo un punto, pero era insuficiente. España, mientras, alcanzó dos en el último sprint, una recompensa que sirvió a Llaneras y Tauler para arrebatar la plata a los rusos pero que se quedó a un punto del oro.
Ese fue para Curuchet y Pérez. El primero alcanza el Olimpo con una dilatada carrera a sus espaldas. Le faltaba un éxito de este renombre, una confirmación a su experiencia. Un triunfo que le confirmará como un grande.
En Sydney fue séptimo en Madison y cuatro años más tarde, en Atentas, fue noveno. Se le resistía el podio, pero cuando lo logró, lo hizo de la forma más gloriosa, subiendo al escalón más alto, al que permite dominar su carrera amplia con más claridad.
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