Sólo cuatro deportistas habían logrado colgarse nueve oros olímpicos. Esta mañana el cuarteto se ha trasformado en quinteto. Michael Phelps ha ganado su tercer metal de oro en Pekín y el noveno olímpico de su carrera. Nadie ha conseguido reunir diez oros olímpicos. Nunca. El de Baltimore se zambullirá mañana, en la final de 200 m. espalda, en la piscina del Cubo de Agua con este objetivo y con el de la cuarta medalla china y con el del récord del mundo. ¿Alguien se atreve a apostar en su contra?
Pero, ¿quiénes son los cuatro olímpicos que comparten el título de los más grandes de la historia de los Juegos? Tenemos que remontarnos hasta los años 20 para acercarnos a nuestro primer protagonista: Paavo Nurmi. Este finlandés está considerado como el mejor fondista y mediofondista de la historia. Estableció récords mundiales en distancias que iban entre los 1.500 m. y los 20 km. Participó en tres Olimpiadas: en Amberes 1920 logró tres medallas de oro (10.000 metros, cross y cross por equipos), en París 1924 se colgó cinco (1.500 m., 5.000 m., 3.000 m, cross y cross por equipos) y en Amsterdam 1928, sus últimos juegos, ganó el oro en los 10.000 m. Holanda fue su último escenario olímpico. Se le prohibió competir en Los Ángeles por haber recibido dinero por correr y por ser profesional.
La segunda que escribió su nombre en la historia es la ucraniana Larysa Latynina. Dominaba todos los aparatos de gimnasia artística femenina. Participó en tres Juegos, 1956, 1960 y 1964, y sumó dieciocho medallas olímpicas: nueve de oro, cinco de plata y cuatro de bronce. Cuando abandonó la competición, se dedicó a entrenar a gimnastas soviéticas.
Mark Spitz es nuestro siguiente protagonista. Superar los siete oros olímpicos en una misma Olimpiada es lo que pretende Phelps y es lo que logró Spitz en los Juegos de Munich de 1972. Prometió seis oros en México 68, pero sólo logró dos oros. Se quitó la espinita clavada en tierras germanas. No hace falta recordar que logró todos estos metales con bigote y sin afeitar.
La lista no podía terminar sin él, sin El Rey, sin Carl Lewis. El salto de longitud le dio cuatro oros olímpicos en dieciséis años, a oro por Olimpiada. Los 100 m. lisos le otorgaron dos metales dorados más, los relevos de 4x100 m. otros dos y finalmente, también subió a lo más alto de un podio olímpico en 200 m. A pesar de haber condenado durante toda su carrera el dopaje, hace cinco años se supo que en el año 1988 dio tres veces positivo.
Mañana todo habrá cambiado. La lista de cuatro deportistas se reducirá a uno, a él, a Michael Phelps. Si gana la final de 200 m. espalda será el único atleta en la historia que ha conseguido diez oros olímpicos. El estadounidense sigue grabando su nombre en la historia. Con letras de oro.