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La segunda jornada deja un sabor agridulce para los españoles

EFE
Actualizado 10-08-2008 12:14 CET

Qingdao (China).-  La segunda jornada de la competición de vela de los Juegos de Pekín que se disputa en Qingdao estuvo llena de altibajo en el rendimiento de los tres equipos españoles que salieron al agua, con grandes resultado y otros mediocres.

El 49er, que debutaba en los Juegos con tres pruebas, dejó un sabor agridulce a la delegación española. Vencieron con autoridad en la primera, cedieron hasta el décimo puesto en la segunda y se hundieron en la última cuando el Comité de Regatas, en una polémica decisión, decidió llevar el campo prácticamente a la bocana del puerto y dejar el recorrido en la mínima expresión, en no más allá de media milla.

La decisión, a la que seguro que no tiene nada que objetar la pareja italiana, que se impuso, levantó ampollas en muchos equipos, ya que la situación del campo no fue la ideal por ser el lugar donde menos viento había en ese momento de todos los posibles.

La excusa, los espectadores que se dieron cita en la marina de Qingdao, la realidad otra: la presencia de un político de altos vuelos que quería ver la evolución de los veleros sin sufrir los inconvenientes de embarcarse.

La primera prueba de los 49er. fue prácticamente una exhibición de Iker y Xabier. Tras doblar la primera baliza cuartos pronto dieron caza a los británicos Steve Morrison y Ben Rhodes a los que situaron a su popa, mientras que ellos se situaban a la estela de daneses e italianos a la espera de lanzar su ataque.

Este se demoró hasta la última empopada, pero fue demoledor, traslucharon primero, encontraron el lado bueno y pasaron sin problemas a la pareja italiana Pietro y Gianfranco Sibello y a los daneses Jonas Warrer y Martin Ibsen, que hasta ese momento habían controlado la prueba.

En la segunda la situación cambió radicalmente, pues lo que había servido para la primera, no lo hizo por la segunda. La cosa ya no pintó bien desde el principio cuando la salida, desventados por el barco del Comité de Regatas, la tomaron muy retrasados y finalizaron la primera ceñida en el decimosexto lugar.

Sin embargo, todo pareció cambiar en la primera empopada, en que se olvidaron del centro del campo de regatas para tratar de navegar de través aprovechado el peso de Xabier. La táctica no les fue mal, ya que pasaron por la siguiente boya novenos, mientras que tras la ceñida se situaron octavos.

Ahí se acabó todo. La búsqueda de más presión de viento por centro del campo de regatas no pareció la decisión más acertada, ya que por ahí el viento se hizo el remolón y los dejó sin velocidad, siendo sobrepasados por italianos y franceses antes de la llegada.

En la tercera llegó el desastre. La falta de viento dejó a los españoles compuestos y sin velocidad, sin recursos a los que agarrarse. Se fueron por un lado y el viento, caprichoso, decidió irse por otro. Decidieron arriesgar y se estrellaron, la verdad es que la diosa Fortuna se fue a comer y se olvidó de los hispanos.

Rafael Trujillo comenzó bien el día. Su primera salida fue conservadora y aunque recuperó algo al llegar a la primera marca, séptimo, todavía se encontraba lejos de los puestos de honor. Ahí sacó todo lo que lleva dentro y en una gran remontada no tuvo piedad de sus enemigos a los que dejó, salvo al estadounidense Zach Railey, a su popa, incluido el británico Ben Ainslie.

No se quedó contento, quería la victoria y se lanzó a por ella. En cuanto pudo dejó atrás a Railey y al austríaco Daniel Birgmark, que se pegó a su popa. La lucha en la última empopada fue tremenda, ya que ninguno de los tres contendientes terminaba de despegarse del resto.

Casi en la misma línea de llegada Birgmark logró hacerse con el triunfo con unos pocos centímetros sobre Railey, mientras que Rafa se tuvo que conformar con la tercera posición a tan solo cuatro segundos, unos pocos metros, del vencedor.

La alegría duró poco, justo hasta el inicio de la siguiente regata, en la que Rafael Trujillo tropezó de nuevo, tal y como le ocurriera en su primera prueba.

En esta ocasión el regatista gaditano se vio sorprendido por este caprichoso campo de regatas. Cuando esperaba un cambio en la dirección de unas de las corrientes que cruza la zona, esta no lo hizo, lo que le pilló en el lado malo y le hundió en sus posibilidades de obtener en esta segunda prueba un resultado similar al primero.

La clase es dominada por el estadounidense Zach Railey con cinco puntos de ventaja sobre el británico Ben Ainslie, al que le pesa el décimo puesto de la primera manga, pero que se quitará cuando llegue el descarte.

En Yngling, el equipo español de las hermanas Mónica y Sandra Azón junto a Gabriel Pisonero tuvieron, al contrario que los otros españoles un mal comienzo de jornada. Terminaron cuartas tras una regata para olvidar, ya que nunca encontraron la forma de hacer andar su barco.

En la segunda arreglaron algo las cosas y eso que de nuevo comenzaron mal, decimoterceras, de ahí para arriba hasta finalizar sextas, un puesto que da esperanzas de días mejores en las próximas jornadas.

De momento las británicas Sarah Ayton, Sarah Webb y Pippe Wilson dominan la clasificación general con mano de hierro, ya que sacan siete puntos al conjunto finés y con un séptimo puesto como peor resultado.

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